La demanda actual por parte de los consumidores de alimentos con niveles bajos de residuos y cultivados respetando el medio ambiente promueve una agricultura más sostenible. Éste es un reto difícil que, de forma indudable, el arrocero va a tener que superar en los próximos años. Una de las causas más importantes de pérdida de cosecha de los campos de arroz del Delta del Ebro es la afectación por enfermedades como la pyriculariosis (Magnaporthe oryzae) y la helmintosporiosis (Bipolaris spp.). En 2019 y 2020 se realizó un ensayo demostrativo de campo en la Estación Experimental del Ebro donde se estudiaron distintas estrategias de control de estas enfermedades, que contemplaban tanto la aplicación de fungicidas convencionales, como productos que podrían potencialmente mejorar directa o indirectamente el comportamiento y la respuesta frente al agente biótico causante del stress y posterior reducción en la cosecha, destacando que algunos de estos productos están autorizados en agricultura ecológica. Además, también se evaluó la presencia de residuos en grano. Los resultados indicaron que las estrategias que consiguieron unos mejores resultados fueron las aplicaciones de fungicidas convencionales: “procloraz al 5 % de espigado + azoxistrobin y difenoconazol en grano lechoso”, y “azoxistrobin y difenoconazol al 5 % de espigado”. Las materias activas Bacillus Amyloliquefanciens y boro (B) consiguieron una mejora en la producción, cercanas a las obtenidas con los fungicidas convencionales, y el azufre (S) pareció mostrar una reducción en la aparición de síntomas de helmintosporiosis. Los residuos en grano se detectaron en las estrategias con aplicación de fungicidas convencionales y siempre por debajo del LMR, indicando la obtención de un producto seguro para el consumidor.
Una de las causas más importantes de pérdida de cosecha de los campos de arroz en el Delta del Ebro es la afectación por enfermedades como la pyriculariosis (Magnaporthe oryzae) y la helmintosporiosis (Bipolaris spp.). El desarrollo de estas enfermedades depende, en gran medida, de las condiciones agroclimáticas, de la susceptibilidad de la variedad y también del manejo del cultivo. De forma generalizada, en el Delta es necesario realizar dos aplicaciones fungicidas por campaña. El Servicio de Sanidad Vegetal monitoriza la evolución de las enfermedades en distintos puntos de seguimiento y publica avisos fitosanitarios, indicando al agricultor el momento óptimo de tratamiento y teniendo en cuenta la variedad cultivada, el estadio fenológico y la aparición de síntomas.
La política agraria europea de los próximos años se enmarca dentro del Pacto Verde o Green Deal y uno de sus objetivos es impulsar la producción de alimentos hacia un modelo más sostenible, reduciendo el impacto ambiental y a la vez incentivando la agricultura ecológica. Existen evidencias de que la reducción del uso de plaguicidas no solo es posible dentro del contexto de la producción agrícola convencional, sino que contribuye paralelamente a un impacto positivo tanto económico, social y medio ambiental (Neumeister, 2007).