El tortrícido Bactra bactrana (Kennel) es, desde hace décadas, la plaga más importante de la chufa (Cyperus esculentus var. sativus), uno de los cultivos tradicionales más extendidos en las comarcas hortícolas valencianas. Las larvas de esta polilla minan y destruyen los brotes de esta planta, generando la muerte y podredumbre del cultivo. Su abundancia e intensidad de los ataques nunca han sido evaluados, haciendo difícil cualquier planteamiento de lucha integrada y favoreciendo la aplicación sistemática de tratamientos fitosanitarios cada vez más incompatibles con una agricultura sostenible. En este trabajo damos a conocer, por primera vez, los detalles diagnósticos de esta plaga, sus daños, forma de detección y comportamiento poblacional. La plaga muestra una clara asociación con el cultivo, con altos índices de abundancia relacionados con la época de cultivo. Sin embargo, su comportamiento y características la convierten en una especie difícil de controlar, aunque presenta un complejo parasitario robusto e interesante. Ensayos preliminares muestran evidencias de una fuerte atracción sexual mediada por semioquímicos, por lo que la prioridad se centra ahora en la identificación y síntesis de la estructura molecular de su feromona sexual con aplicación en el control por confusión sexual y en el propio seguimiento de la plaga.
Las ciperáceas son una familia de plantas herbáceas monocotiledóneas ampliamente extendidas en el mundo, especialmente en zonas templadas, tropicales y subtropicales, con frecuencia ligadas a humedales. El ser humano ha contribuido enormemente a su dispersión, pero pueden encontrarse como elementos silvestres. Algunas especies de Cyperus se han visto favorecidas como pasto o como ornamentales, aunque desde el punto de vista agrícola son consideradas predominantemente como malas hierbas. Dos de ellas destacan por su ubicuidad: Cyperus rotundus L. (la juncia) y Cyperus esculentus L. (la juncia avellanada). Esta última, sin embargo, constituye un cultivo localmente relevante en la Comunidad Valenciana (Pascual-Seva y col., 2013). Los tubérculos de la variedad cultivada C. esculentus L. var. sativus Boeck, comúnmente conocidos como chufas, son la base de una de las bebidas refrescantes más populares en España, la horchata, y cuenta con una Denominación de Origen Protegida –Chufa de Valencia– que garantiza la calidad y origen del producto. Su cultivo se extiende básicamente por la comarca valenciana de L’Horta Nord, que reúne las condiciones ideales para este cultivo, que llega a ser dominante en algunos momentos del año. Recientemente, sin embargo, se observa un marcado interés por este cultivo a escala más internacional (Pascual, 2002). La chufa es un cultivo rústico y hasta finales del siglo XX y principios del XXI no presentaba problemática alguna, con rendimientos medios de 18.000-20.000 kg/ha, alcanzando en algunos casos los 24.000 kg/ha (Pascual, 2002). En las últimas décadas, sin embargo, se viene detectando un alarmante declive en la producción, con valores que descienden en algunos casos hasta los 14.000 kg/ha, que se contraponen a una creciente demanda del mercado. Varios factores parecen estar implicados en esta caída de la productividad, desde la menor calidad del material vegetal o el desgaste y sobreexplotación del suelo a afecciones por hongos, bacterias e insectos. Nuestro interés se dirige hacia este último aspecto y más concretamente hacia la que es sin duda la plaga más relevante de este cultivo singular (Maroto, 2003; Pascual y Pascual-Seva, 2017).