A mediados de la década de los 90, se inicia el desarrollo del control biológico en los invernaderos de pimiento del sureste de España. Este movimiento daría lugar a una transformación sin precedentes de los sistemas de producción en unas 10.000 ha de cultivos protegidos. El cambio de estrategias ha supuesto una mejora del control de plagas y enfermedades, la producción y la calidad de vida de los agricultores. Hasta entonces no se concebía la posibilidad de aplicar el control biológico en los cultivos hortícolas de la zona mediterránea debido a la alta incidencia de plagas y enfermedades. El éxito del programa se debió en gran parte a la valorización de los enemigos naturales autóctonos y al desarrollo de estrategias de manejo basadas en el conocimiento de la biología y ecología de las especies. Esta breve revisión pone de manifiesto la contribución de la investigación a la implementación del control biológico de plagas en pimiento y la necesidad de seguir investigando para solucionar los problemas actuales.
El desarrollo del control biológico de plagas en pimiento en invernadero en el sureste de España ha sido uno de los acontecimientos más importantes de la agricultura española de los últimos treinta años. El paso del control químico al biológico ha supuesto una mejora en muchos aspectos, como la eficacia en el control de plagas y enfermedades, la calidad y cuantía de la producción, y la calidad de vida de los agricultores, entre otros. El efecto sobre la sanidad de los cultivos circundantes y los beneficios medioambientales son difícilmente cuantificables y, probablemente, nunca se llegue a conocer su impacto real. El cambio de estrategias de control de plagas en pimiento estuvo fundamentalmente motivada por los problemas para controlar el trips de la flores, Frankliniella occidentalis, con medios químicos. A finales de la década de los 90, en los cultivos de pimiento en invernadero del Campo de Cartagena se realizaban unas 27 aplicaciones a lo largo del ciclo de cultivo, combinando entre 2-3 materias activas para el control de las diferentes plagas y enfermedades. De las 60 ocasiones en que los diferentes productos químicos eran utilizados, más de la mitad eran para controlar el trips, lo que da una idea de la magnitud del problema (Sánchez y Lacasa, 2006).