Las primeras sueltas de enemigos naturales en cultivos de pimiento se llevaron a cabo en el Campo de Cartagena en 1996. Fue solo el principio de una apasionante evolución en la que hemos aprendido que el control biológico no se basa en erradicar la plaga, sino en convivir con ella en umbrales aceptables, y que el control biológico no se basa en productos, sino en protocolos técnicos que integran todas las soluciones biológicas disponibles en función de todas las variables del cultivo. La introducción de Amblyseius swirskii en la campaña 2007/2008 marcó un punto de inflexión que derivó, por ejemplo, en la aparición del control biológico de conservación y, más recientemente, en la introducción de soluciones biológicas basadas en microorganismos beneficiosos para el control de las enfermedades del suelo. Finalmente, se ha desembocado en un enfoque holístico que ofrece una visión de 360 grados sobre todas las incidencias que rodean al cultivo. Dicho enfoque, que ha venido para quedarse, marca ya un importante valor diferencial que beneficia al pimiento del sureste español frente al producto de otras zonas competidoras.
Campo de Cartagena trata de cubrir el hueco de mercado entre los productores de pimiento de Almería y países terceros (Israel, Turquía, etc.) y el pico máximo de producción de Holanda; es decir, comercializa los pimientos entre los meses de marzo a septiembre. Para el Campo de Cartagena, fue básico cumplir con las cada vez más exigentes normas de calidad y de residuos de la UE para fortalecer su posición estratégica en el mercado de comunitario de pimiento.
Desde la campaña 2001-02 se desarrolló un protocolo de trabajo en control integrado del cultivo de pimiento de Campo de Cartagena con gran éxito. Durante esos años, se llevó a cabo un cambio de paradigma que provocó la sustitución de insumos químicos por enemigos naturales para el control de plagas, gracias al esfuerzo colectivo de todos los agentes del sector del pimiento de Campo de Cartagena.