Desde su detección en la Comunidad Valenciana en 2017, en la provincia de Alicante, la presencia de Xylella fastidiosa está representando un serio problema fitosanitario, lo cual conlleva, entre otras actividades, un seguimiento continuo de las poblaciones de los potenciales insectos vectores en la Zona Demarcada, donde se encuentra localizada, por parte del Servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat Valenciana. Para conocer adecuadamente la evolución poblacional de dichos insectos y, por lo tanto, ser capaces de implementar métodos adecuados para su control, se ha evidenciado necesario el estudio de los mismos en diversas zonas geográficas.
Por ello, en este trabajo se presenta el seguimiento realizado sobre la evolución poblacional de potenciales vectores de X. fastidiosa en parcelas de olivo, almendro y cítricos en la provincia de Castellón durante 2019. Los resultados muestran que los individuos recogidos pertenecieron principalmente a las especies Philaenus spumarius y Neophilaenus campestris, aunque también se reportó la presencia de Lepyronia coleoptrata en una de las parcelas. N. campestris destacó por su abundancia en fase adulta, representando un 63,54% del total de adultos capturados.
Xylella fastidiosa Wells y col., 1987, es una bacteria fitopatógena que puede causar daño severo a cultivos muy diversos como vid, cítricos, almendro y olivo, entre otros (EFSA PLH Panel, 2018). En concreto, en la Unión Europea está causando impacto económico principalmente en olivo y almendro, y por este motivo la gestión de la presencia de la bacteria en la UE ha sido legislada por medio de la Decisión (EU) 2015/789, para evitar su introducción y propagación dentro de los países miembros de la Unión Europea, considerándose como uno de los principales patógenos de cuarentena.
Xylella fastidiosa es trasmitida a las plantas hospedantes por medio de insectos hemípteros del suborden Cicadomorpha, que actúan como vectores (Redak y col., 2004; Beitia y Tormos, 2018). En Europa, únicamente ha sido demostrada la transmisión efectiva de la bacteria por tres especies del mencionado suborden, incluidas en la familia Aphrophoridae: Philaenus spumarius (Linnaeus, 1758), Philaenus italosignus Drosopoulos y Remane, 2000, y Neophilaenus campestris (Fallen, 1805) (Saponari y col., 2014; Cavalieri y col., 2018), habiéndose comprobado la transmisión en campo únicamente por la primera.
Los afrofóridos sólo tienen una generación anual. Su rango de plantas hospedantes es muy amplio (EFSA PLH Panel, 2018), aunque los estados ninfales se desarrollan fundamentalmente sobre plantas herbáceas, mientras que los adultos pueden mantenerse en dichas plantas o desplazarse hasta las copas de árboles y arbustos; lo cual es habitual en zonas del Mediterráneo, donde la vegetación herbácea de cubierta desaparece casi completamente en verano, y esa migración de adultos se hace necesaria para su subsistencia (Dongiovanni y col., 2019). Los huevos se mantienen durante el invierno en estado de diapausa sobre material vegetal seco, eclosionando con la llegada de la primavera. Tras la eclosión, las ninfas producen una espuma mucilaginosa que les ayudará a protegerse de enemigos naturales y agentes climáticos externos, hasta completar su desarrollo y llegar a la fase adulta. Como ya se ha comentado, con la elevación de las temperaturas y agostamiento de las plantas herbáceas en las que se encuentran, parece que los adultos abandonan la cubierta vegetal para la búsqueda de refugios donde pasar el verano, como vegetación colindante, estructuras de la parcela y pinares (Morente y Fereres, 2018; Lago y col., 2020).