El cultivo del tomate bajo malla e invernadero en la Región de Murcia se localiza fundamentalmente en Águilas, zona costera de Lorca y Mazarrón. La incidencia de patógenos del suelo y la aparición del Tomato Bushy Stunt Virus (TBSV) motivó la realización de las primeras experiencias de la biosolarización en plantaciones de tomate de Águilas. Estas técnicas muestran unos resultados muy satisfactorios en el manejo de virus que persisten en el suelo o restos vegetales, hongos fitopatógenos, hierbas y artrópodos que pasan una etapa de su desarrollo en el suelo, como Tuta y trips, lo que ha favorecido su implantación por numerosos productores de tomate de la Región de Murcia.
Por el contrario, sobre nematodos los resultados son variables y dependientes de diferentes factores, por lo que, cuando hay problemas de este patógeno, suele complementarse la biosolarización con productos específicos, como es el 1,3 dicloropropeno. Sin embargo, las fuertes restricciones de uso de los fumigantes de suelo están obligando a buscar nuevas alternativas en el manejo de los nematodos.
En España, las técnicas de desinfección de suelos adquieren una gran importancia en relación a la gran superficie de cultivos bajo invernadero (Tello, 1998). Están motivadas por la necesidad de reducir la densidad poblacional de patógenos del suelo causantes de las mayores pérdidas en cultivos de gran importancia económica. El control de malas hierbas y plagas de artrópodos, junto con el de patógenos del suelo, permite mantener los altos niveles de productividad (Gullino, 2000).
La intensificación de los cultivos, mediante la repetición de estos en la misma parcela sin dejar descansar el suelo, desemboca en la acumulación excesiva de patógenos y microorganismos antagonistas al cultivo o patógenos subclínicos que produce un efecto depresivo, reflejado en un menor desarrollo de las plantas y en la merma de producción. Este fenómeno de fatiga de suelo, junto con los problemas ocasionados por la presencia de patógenos edáficos, determinan que la desinfección de suelos sea una práctica esencial en sistemas de producción intensiva (Maroto, 1990; Gullino, 2000; Diánez, 2005).
Las técnicas de desinfección de suelos se pueden clasificar en químicas o no químicas, existiendo la posibilidad de combinarlas con la finalidad de aprovechar y mejorar al máximo los efectos beneficiosos que estas ofrecen y, en algunas ocasiones, la combinación de técnicas químicas con otros métodos de control garantiza un buen resultado (Rodríguez-Kábana, 1998).