Los bioestimulantes han acumulado interés debido a su capacidad de mejora del crecimiento de las plantas y la tolerancia al estrés abiótico. La aplicación de bioestimulantes con eficacia probada es una buena estrategia que ayuda al agricultor a explotar el potencial genético de las plantas y aumentar la productividad, asegurando un buen retorno de la inversión al reducir las pérdidas provocadas por situaciones adversas para la planta. El objetivo de este estudio fue determinar la efectividad del bioestimulante Pepton 85/16® en los parámetros de rendimiento y crecimiento de plantas de tomate (variedad Anairis) y pepino (variedad Dahser) cultivadas en condiciones de invernadero sin suelo en unos ensayos que se realizaron en el IRTA. Se observa como Pepton 85/16® mejora el desarrollo radicular de las plantas, aumenta el número de frutos con valor comercial y mejora el rendimiento productivo para ambos cultivos, lo que se traduce en un importante retorno para el agricultor.
Pepton 85/16® es un hidrolizado proteico, altamente soluble en agua, producido mediante un proceso de hidrólisis enzimático patentado a partir de proteína animal por la empresa APC Europe S.L.U., siendo uno de los productos líderes del mercado.
Los bioestimulantes se han definido como sustancias o microorganismos, excluyendo nutrientes y pesticidas, que, aplicados a la parte aérea de la planta o la rizosfera, tienen la capacidad de modificar beneficiosamente su crecimiento (Saa y col., 2015). El Consejo Europeo de la Industria de los Bioestimulantes (EBIC) declaró que “los bioestimulantes aplicados a las plantas contienen sustancias y/o microorganismos cuya función es estimular los procesos naturales para mejorar: la absorción de los nutrientes, la eficiencia en el uso de los mismos, la tolerancia al estrés abiótico y la calidad de los cultivos”. Los bioestimulantes no actúan directamente contra plagas y, por consiguiente, no están dentro del marco regulatorio de los pesticidas. Tampoco son fertilizantes porque pueden carecer de algunos nutrientes y además se aplican en pequeñas cantidades (Kauffman y col., 2007).
La función y el mecanismo de acción de los bioestimulantes en la planta son complejos debido a que su naturaleza es muy diversa; pueden ser sustancias orgánicas, inorgánicas y microorganismos. Está descrito que su aplicación mejora la absorción de nutrientes porque los hace más disponibles o estimula la actividad de la rizosfera responsable de la absorción de los mismos (Brown y Saa, 2015; du Jardin, 2015). Se ha propuesto que los bioestimulantes interactúan con el proceso de señalización molecular para ayudar a la planta a responder más eficazmente al estrés y/o estimular el crecimiento de bacterias, levaduras y hongos presentes en la rizosfera que sintetizarían moléculas que benefician a las plantas.