En los últimos años, el uso de miridos depredadores (Hemiptera: Miridae) en cultivos de invernadero ha aumentado considerablemente. Además de su elevada eficacia como agentes de control biológico sobre un amplio rango de presas, en los últimos años se ha comprobado que su fitofagia puede inducir respuestas de defensa en las plantas sobre las que se alimenta. Se ha demostrado como una planta activada defensivamente por la alimentación de míridos, emite volátiles que son repelentes frente a varias especies plaga y atractiva sobre enemigos naturales. También se ha demostrado estas defensas inducidas son capaces de reducir la reproducción y desarrollo de fitófagos y la multiplicación de virus. Además, una planta de tomate activada defensivamente por míridos puede alertar a plantas intactas que se encuentren en su proximidad mediante la comunicación por volátiles, y éstas entrar en un estado de alerta (priming) y activar mecanismos de defensa mediados por la ruta del ácido jasmónico. Recientemente hemos identificado qué volátiles son los responsables de esta inducción por comunicación. En este trabajo se presentan varias aproximaciones de cómo utilizar estos volátiles en programas de manejo de plagas cómo elicitores de defensa en el cultivo de tomate.
El cultivo de tomate protegido en la cuenca Mediterránea ha ido evolucionando progresivamente desde una gestión de plagas basada en el uso de plaguicidas de origen químico a estrategias basadas casi exclusivamente en control biológico de plagas, donde el uso de plaguicidas es cada vez menor. Mucho de estos éxitos se ha atribuido al uso de enemigos naturales omnívoros, y en particular los depredadores zoofitófagos que pueden alimentarse tanto de la planta como de presa. Entre ellos, los míridos Nesidiocoris tenuis Reuter y Macrolophus pygmaeus Rambur (Hemiptera: Miridae) son piezas claves en las actuales estrategias de Gestión Integrada de Plagas (GIP) en tomate donde su uso se ha demostrado que aumenta la resiliencia del cultivo de tomate. Los míridos son depredadores generalistas que pueden alimentarse de un amplio rango de presas; dentro de este conjunto encontramos las plagas clave del tomate, la mosca blanca, Bemisia tabaci (Gennadius) (Hemiptera: Aleyrodidae) y el microlepidóptero, Tuta absoluta (Meyrick) (Lepidoptera: Gelechiidae). Además de su elevada eficacia como agentes de control biológico, su capacidad fitófaga, facilita su establecimiento en el cultivo antes de la llegada de la plaga y aumenta su supervivencia en períodos en que la presa es escasa. Sin embargo, en el caso particular de N. tenuis, éste puede dañar las plantas como resultado de su comportamiento fitófago cuando el nivel de presa es bajo, teniendo incluso que llegar a tratar con plaguicidas en algunos casos el cultivo para reducir y limitar sus daños.