El reglamento vigente sobre fertilizantes agrícolas, Reglamento (CE) 2003/2003, está basado casi exclusivamente en los abonos inorgánicos, mientras que los avances científicos y tecnológicos en el campo permiten nuevas formas y técnicas de aplicación de los productos fertilizantes, y nuevas materias primas y formas de nutrición para mejorar la eficiencia agronómica de los cultivos. Por ello, se hacía necesaria la publicación de un nuevo reglamento europeo, el Reglamento (UE) 2019/1009, que se adaptara a la nueva realidad agrícola actual.
A mi entender, los objetivos principales del este nuevo reglamento son:
1.- Promover un mayor uso de nutrientes reciclados para contribuir al desarrollo de la economía circular y permitir un uso más eficiente de los nutrientes en general, al tiempo que se reduce la dependencia de la UE respecto a terceros países.
2.- Limitación de contaminantes en los productos fertilizantes UE.
3.- Permitir la adaptación del reglamento al progreso técnico y a las nuevas evidencias científicas, mediante la adopción de actos delegados y la revisión del reglamento siete años después de su entrada en vigor.
4.- Garantizar el funcionamiento del mercado interior y, al mismo tiempo, asegurar que los productos fertilizantes UE comercializados cumplan los requisitos que proporcionan un elevado nivel de protección de la salud humana, animal y vegetal.