En los últimos años se han desarrollado diversos productos y sustancias en el mercado de insumos agrícolas para mejorar la funcionalidad biológica de suelos y plantas, o las interacciones entre suelo y planta. Estas sustancias y mezclas, conocidas como bioestimulantes, por sus mecanismos de acción y efectos producidos en la planta, se encontraban en la frontera entre los fertilizantes y los fitosanitarios, sin aportar directamente nutrientes a la planta. Por esta razón, han estado asociados durante mucho tiempo con los productos fitosanitarios o sustancias con funciones de defensa de la planta contra plagas y enfermedades.
El avance en la investigación y estudio de los procesos fisiológicos y reacciones metabólicas en las que intervienen, ha permitido un mejor conocimiento de estos productos, y ha ayudado a plasmar una definición mucho más precisa sobre su funcionalidad y, por tanto, su necesaria regulación fuera del ámbito de aplicación de los productos fitosanitarios.
La Comisión Europea, en colaboración con el sector de productos fertilizantes y productos bioestimulantes, ha aunado sus esfuerzos para finalmente elaborar una definición de bioestimulante que estuviera basada en el conocimiento científico y que plasmara, con claridad y exactitud, las características y funciones diferenciadoras de estos productos. Esto ha permitido que, por primera vez, se haya podido incorporar a la normativa europea sobre fertilizantes los bioestimulantes para las plantas, ya que, según se extrae de su propio texto, tales productos son por su naturaleza más similares a los productos fertilizantes que a la mayor parte de las categorías de productos fitosanitarios. Para ello, ha sido necesario modificar el ámbito de aplicación del Reglamento 1107/2009 relativo a la comercialización de productos fitosanitarios, puesto que hasta ahora cubría todos aquellos productos que influyeran en los procesos vitales de los vegetales como, por ejemplo, las sustancias que influyen en su crecimiento, pero de forma distinta de los nutrientes.