En Cataluña, desde 1983 hasta la fecha se han creado un total de 235 ADVs, de las cuales 120 están en activo, 176 técnicos/cas ofrecen asesoramiento a 22.587 agricultores y cubren una superficie de 208.294 ha en diferentes cultivos. Su objetivo principal es la lucha colectiva contra plagas, enfermedades y malas hierbas de los cultivos, pero también la prevención y el control mediante el uso racional y sostenible de productos fitosanitarios, así como la aplicación los principios de Gestión Integrada de Plagas (GIP).
Las ADV colaboran activamente con el Servicio de Sanidad Vegetal en el desarrollo del programa anual de vigilancia de plagas del Departament d’Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació (DARP), y dan apoyo a las siete estaciones de avisos fitosanitarios que actualmente hay en Cataluña.
Las Agrupaciones de Defensa Vegetal (ADVs) se crearon en 1983 bajo el paraguas de la orden autonómica, de 11 de abril, sobre las ADVs, después con el Decreto 61/2015, de 28 de abril, sobre los productores y operadores de medios de defensa fitosanitaria de Catalunya y las agrupaciones de defensa vegetal, las ADVs actualizan y adaptan sus funciones a la normativa de uso sostenible de los plaguicidas; han de velar para que en todas las explotaciones que tienen asociadas se apliquen los principios de la GIP que establece la Directiva 2009/128/CE del Consejo, de 21 de octubre de 2009, y la utilización racional de productos fitosanitarios y otros medios de defensa fitosanitaria. Para su reconocimiento están obligadas a presentar un programa anual de actuación y contratar personal técnico asesor en GIP.
Están distribuidas en la mayoría de comarcas catalanas y constituyen una red de asesoramiento técnico básico para desarrollar los programas de actuación en sanidad vegetal. Su presencia es más acusada en comarcas con agricultura intensiva o de elevada demanda tecnológica. El porcentaje de los principales cultivos asesorado por ADVs en el 2018 se muestra en la Figura 1; de forma global, cubre el 21,6 % del total de la superficie de los cultivos declarados en la Declaración Única Agraria de cultivos y representa al 35% del total de los declarantes. Supone, así, una capacidad de acción y un tejido técnico muy potente que es referente para otras zonas de Europa.