Aunque en una primera versión, Phyllosticta citricarpa se había quedado fuera de la lista provisional de plagas prioritarias, la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea ha incluido al hongo causante de la mancha negra de los cítricos en este listado de las principales amenazas fitosanitarias según la severidad de su impacto económico, social y medioambiental.
Así se lo hizo saber por carta la DG Santé a las organizaciones que representan el sector citrícola europeo, entre ella ASAJA, COAG, UPA, el Comité de Gestión de Cítricos, Ailimpo, FEPEX y la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de España. La carta es una respuesta a un escrito remitido por estas asociaciones al comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, en el que argumentaban la necesidad de que se incluyera la mancha negra, más especialmente tras su detección en cargamentos procedentes de Túnez la pasada primavera, con lo que se demuestra que las condiciones climáticas de la cuenca mediterránea no suponen ningún impedimento para su establecimiento.
La inclusión de una plaga o enfermedad en esta lista, que nace del Reglamento (UE) 2016/2013 de Sanidad Vegetal, tiene consecuencias en lo relacionado con la información al público, las prospecciones, los planes de contingencia, los ejercicios de simulación, los planes de actuación para la erradicación y la cofinanciación de medidas por parte de la Unión Europea.
Las diecinueve plagas que actualmente integran esta lista se han seleccionado a partir de un estudio desarrollado durante los dos últimos años por la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA) y el Joint Research Centre, organización con sede en Sevilla que se encarga de proporcionar asesoramiento científico y técnico a la Comisión Europea y los Estados miembros. Ambas han elaborado un indicador compuesto que permite la inclusión de diferentes criterios, socioeconómicos y medioambientales, para apoyar la formulación de políticas fitosanitarias basadas en la evidencia y los datos científicos más sólidos. Mientras que la primera se ha encargado de evaluar los riesgos de establecimiento y dispersión de plagas de cuarentena, el JRC ha desarrollado e implementado una metodología para evaluar los posibles impactos socio-económicos y ambientales.