Debido a la creciente prohibición de la mayoría de los fumigantes y otros agroquímicos para el control de plagas y enfermedades de plantas, es obligada la búsqueda de alternativas más respetuosas con el medio ambiente sin que eso conlleve una reducción de los rendimientos de los cultivos. El empleo de microorganismos como agentes de biocontrol es una práctica agrícola emergente que tendrá una gran implementación en un futuro inmediato, como alternativa al empleo de pesticidas y fungicidas químicos. Los resultados demuestran que mediante el uso de determinadas cepas bacterianas de los géneros Bacillus y Pseudomonas es posible un control muy eficaz del desarrollo in vitro de determinados agentes patógenos de plantas; como el hongo Fusarium solani, patógeno de fresa, o los oomicetos Phythophtora cinnamomi y Pythium spiculum, involucrados en la ‘seca’ de encinas y alcornoques.
La necesidad de encontrar prácticas alternativas al control químico en la lucha contra agentes fitopatógenos, ha ido incrementándose en los últimos años, debido a la creciente prohibición de compuestos químicos de síntesis y a una mayor sensibilidad social con respecto al daño medioambiental que éstos ocasionan. Con el objetivo global de la conservación de la salud medioambiental y el específico de mantener la rentabilidad económica de los cultivos, se están introduciendo en la actividad agraria nuevas estrategias de control de las enfermedades. Una de las alternativas más importantes es la utilización de microorganismos rizosféricos, principalmente bacterias y hongos, con probada actividad de biocontrol.
El aislamiento de microorganismos antagonistas (bacterias y hongos) de otros patógenos se realiza, en general, a partir de muestras de suelo, suelo rizosférico (la capa de suelo íntimamente ligada a las raíces) u otras fuentes, por ejemplo agua y órganos vegetales (tanto de la filosfera como endófitos). Una vez purificados en el laboratorio, se estudian en ellos determinadas actividades enzimáticas y/o la producción de ciertos metabolitos que permiten clasificarlos como potenciales ‘agentes de biocontrol’. Los géneros bacterianos Bacillus y Pseudomonas destacan por su capacidad de biocontrol (Mardanova y col., 2017; Triverdi y col., 2008). En muchas ocasiones, un mismo microorganismo con capacidad de biocontrol también puede clasificarse como ‘promotor del crecimiento vegetal’ debido a otras propiedades, como la producción de hormonas vegetales o la solubilización de fósforo; no obstante, el control de patógenos puede considerarse un mecanismo indirecto de promoción del crecimiento vegetal.