Foeniculum vulgare, el hinojo, es la única especie del género Foeniculum. El término Foeniculum viene del latín, foenum (heno), por la sutileza de las hojas y su intenso olor aromático, o tal vez porque fue utilizado una vez como forraje. El término vulgare es el sentido de que la planta es bastante generalizada (común). En la descripción del hinojo, tenemos que distinguir entre las variedades silvestres de las variedades hortícolas de producción (dulce).
El hinojo silvestre es una planta perenne, de tallo ramificado, de hasta 2 m de altura. Tiene hojas que se asemejan a heno (de ahí el nombre Foeniculum), de color verde y produce umbelas de pequeñas flores amarillas. Los frutos (aquenios), primero son verdes y luego de color grisáceo. El hinojo es ampliamente utilizado en brotes, hojas, flores y frutos (impropiamente llamados ‘semillas’).
El hinojo cultivado (o dulce) es una planta anual o bienal, de menor porte, que alcanza hasta 60-80 cm de altura. Las primeras informaciones que se poseen con relación al hinojo hablan de su uso en Egipto hace más de 3.000 años como remedio para las malas digestiones, aunque también existe una antigua tradición india que lo califica como afrodisíaco, formando parte de numerosas pócimas y mejunjes.
Se distribuye por las zonas templadas de todo el mundo. En la costa del Mediterráneo crece en estado silvestre. Se encuentra con mayor frecuencia en las regiones del sur y en las islas, ocupando desde las zonas litorales hasta casi 1000 m de altitud. Prefiere lugares soleados, sin cultivar, secos y pedregosos, creciendo tanto al pie de paredes secas como en los márgenes de campos y caminos.