Un bioestimulante vegetal es cualquier sustancia o microorganismo aplicado a las plantas con el objetivo de potenciar la nutrición, eficiencia, tolerancia al estrés abiótico y biótico, o mejorar la calidad del cultivo. La industria de los bioestimulantes ha crecido enormemente en los últimos años, y se espera que siga creciendo, llegando a los 4,9 billones de dólares en 2025. Actualmente nos encontramos en la era de la producción sostenible, por lo que la interacción planta-microorganismo juega un papel fundamental. Los microorganismos han sido utilizados durante décadas, pero actualmente se está buscando otro enfoque con el fin de generar productos que tengan el menor impacto posible en el ecosistema en el que se apliquen, y también que sean productos más fácilmente comercializables. Para ello nuestros esfuerzos se están centrando en la búsqueda de los llamados bioinductores, que son las moléculas pertenecientes al metabolismo secundario de los microorganismos o partes estructurales de los mismos.
Un bioestimulante vegetal es cualquier sustancia o microorganismo aplicado a las plantas con el objetivo de potenciar la nutrición, eficiencia, tolerancia al estrés abiótico y biótico, o mejorar la calidad del cultivo. La industria de los bioestimulantes ha crecido mucho en los últimos años, y su crecimiento lejos de estancarse se espera que siga creciendo, esperando que llegue hasta los 2,6 billones de dólares en 2021 y a 4,9 billones de dólares en 2025 (anónimo, 2016).
Los microorganismos se han utilizado en la producción de cultivos durante décadas, sus principales funciones (Davison, 1988) son (1) suministrar nutrientes a los cultivos; (2) estimular el crecimiento de la planta, por ejemplo, a través de la producción de hormonas vegetales; (3) controlar o inhibir la actividad de diferentes patógenos; (4) mejorar la estructura del suelo; y (5) mineralización de compuestos orgánicos contaminantes, es decir, biorremediación de suelos contaminados.
En la era de la producción sostenible, la interacción planta-microorganismo juega un papel fundamental en el acceso a una reserva limitada de nutrientes, así como en la inducción de su metabolismo, lo que le proporcionará, como veremos más adelante, ciertas ventajas. Generalmente, la función de estos microorganismos funciona de cuatro maneras diferentes (Glick, 2001): sintetizando determinados compuestos para las plantas (Dobbelaere y col., 2003; Zahir y col., 2004); facilitando la captación de ciertos nutrientes del suelo, A Khosravi, 2018); disminuyendo y previniendo determinadas enfermedades (Beneduzzi, 2012; Kannojia, 2019); produciendo una respuesta en la planta generada por un reconocimiento específico entre los receptores de la planta y partes del microorganismo o moléculas producidas por él (Wani, 2018). De esta manera se puede conseguir una mejora tanto en la producción como en la calidad de esta.