El International Rice Forum VLC, organizado por AVA-ASAJA, congregó en Valencia al sector arrocero, que lamentó las crecientes limitaciones que impone la legislación europea en el uso de materias fitosanitarias y que dificultan la lucha contra las plagas y enfermedades del cultivo.
Desde 1993, el 68% de las sustancias activas existentes en el mercado han sido eliminadas y otras muchas se encuentran ahora mismo en el punto de mira o pendientes de autorizaciones excepcionales por parte de España, como el triciclazol contra el hongo Pyricularia oryzae o el propanil contra malas hierbas.
Precisamente, el foro se abrió con una mesa redonda sobre la insuficiencia de materias activas fitosanitarias en este cultivo en la que intervinieron José Francisco Sales, responsable de Servicios Técnicos de AVA-ASAJA; Carlos Palomar, director general de AEPLA; y Carlos Romero, subdirector adjunto de Sanidad e Higiene Vegetal y Forestal del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Aunque plagas como la del ‘cucat’ del arroz (Chilo suppressalis Walker) se están consiguiendo controlar mediante métodos de confusión sexual en la Comunidad Valenciana, la incidencia de enfermedades fúngicas y de malas hierbas provoca importantes mermas en la producción de los arrozales valencianos. Como resumió Carlos Palomar, “nos hemos quedado con una sola familia de fungicidas, lo que hace muy difícil controlar las enfermedades sin desarrollar resistencias”.
Esta situación aboca al sector a solicitar autorizaciones excepcionales para utilizar determinados fitosanitarios. De las 340 aprobadas por el Ministerio en los últimos cinco años, 42 han sido en arroz. Para Carlos Romero, las autorizaciones excepcionales “son una solución coyuntural a un problema estructural. Se está haciendo un uso abusivo de este sistema”. Para Sales, “cuando se pide una autorización excepcional, es porque no queda más remedio; estamos ante un sistema perverso”.