Los hongos formadores de micorrizas arbusculares (MA) están presentes de forma natural en la mayoría de los suelos, aunque su presencia puede verse disminuida por la aplicación continuada de pesticidas o un uso excesivo de fertilizantes que pueden limitar su diversidad y su función. Tradicionalmente, los viveros de cítricos se establecen en terrenos vírgenes ya que la desinfección de los suelos para reducir las poblaciones de organismos patógenos puede provocar falta de crecimiento y clorosis férrica en las plantas, síntomas que no siempre se corrigen con la utilización de fertilizantes. Este problema de replante se ha atribuido también a la eliminación de los hongos formadores de micorrizas arbusculares que forman la simbiosis en las raíces de las plantas. En este artículo se recopilan estudios realizados con patrones de cítricos micorrizados y se evalúa la aplicación de micorrizas en el proceso de producción viverística en suelos de replante.
La presencia de micorrizas arbusculares en plantas de cítricos fue descrita por primera vez en 1935 (Reed y Fremont, 1935). Desde entonces se han realizado numerosos estudios y no existen dudas acerca de la importancia que tiene esta simbiosis, establecida entre las raíces de las plantas y determinados hongos del suelo, para el correcto crecimiento de las plantas, muy especialmente en condiciones adversas.
Las raíces de los cítricos son relativamente gruesas, tienen pocas raíces secundarias y pocos pelos radiculares, lo que disminuye notablemente su superficie de contacto con el suelo. Es por ello que los cítricos se benefician de la presencia de micorrizas en sus raíces, ya que favorecen la captación de nutrientes y de agua más allá de la zona de agotamiento que se crea a su alrededor, alcanzando elementos a los que las raíces por si solas no tendrían acceso. La causa principal de estos efectos es la expansión de las hifas del hongo por la rizosfera. Podríamos decir que la micorriza que forman los hongos arbusculares con las raíces de los cítricos es una extensión de su sistema radicular y del área de absorción gracias a la extensa red de hifas del hongo que conectan las raíces con zonas más alejadas de la rizosfera. De esta manera los principales efectos de las micorrizas en las plantas serían una mejora en la captación de nutrientes minerales, principalmente de los que tienen poca movilidad en el suelo (como P, Zn o Cu), la mejora en la utilización de los recursos hídricos, el incremento de la tolerancia a situaciones de estrés de origen tanto biótico como abiótico y, como consecuencia de todo ello, la mejora del crecimiento y desarrollo de las plantas.