La aprobación de la legislación relativa a los productos fitosanitarios, dentro del VI Plan de Acción Medioambiental, significó un profundo cambio normativo en materia de autorización, comercialización y uso de los productos fitosanitarios, introduciendo el concepto de “uso sostenible” y desarrollando la estrategia para conseguirlo. La opinión pública no tiene un buen concepto de los productos fitosanitarios, en gran medida debido al desconocimiento que tienen sobre los mismos, y sobre el riguroso procedimiento de autorización que conlleva la aprobación de una determinada materia activa y en una segunda fase la autorización de un determinado producto formulado con esa materia activa. Nunca antes fueron más seguras las producciones agrícolas en Europa en materia de productos fitosanitarios.
No usar productos fitosanitarios de origen sintético en la producción vegetal no es sinónimo de seguridad y calidad, nada más lejos de la realidad.
No se deben cuestionar los modelos científicos frente a corrientes de opinión para denostar a los productos fitosanitarios, los criterios de aprobación y condiciones de uso están basadas en la evidencia científica. Luego, cada cual es libre de elegir su filosofía de vida, pero con conocimiento de causa.
La UE dispone del sistema de autorización de materias activas más restrictivo del mundo, que se apoya sobre tres bases: la protección del medio ambiente, la protección del usuario de productos fitosanitarios y la salud del consumidor, las cuales están por encima de la protección de los cultivos. En los últimos 15 años, las materias activas autorizadas se han reducido considerablemente, por lo que cada vez se hace más difícil encontrar soluciones adecuadas, debido a la gran reducción de sustancias activas se dificulta la alternancia en los tratamientos y esto favorece la aparición de resistencias. Lo que nos deja ante un escenario agrícola en el que han aumentado las poblaciones de plagas y enfermedades prácticamente erradicadas y en el que han irrumpido nuevas plagas, de muy difícil control. Además de este riguroso procedimiento de autorización, aún existe otro filtro, los LMR autorizados para cada sustancia sobre aquellos vegetales en los que están autorizados, en el último informe de EFSA quedó de manifiesto que en los controles realizados, solo un 2% de los vegetales analizados superaban este límite, dichos vegetales fueron destruidos, aunque superar el LMR establecido no supone ningún riesgo, ya que el margen de seguridad es muy grande y la superación en esto vegetales del LMR ínfima, el 97% está por debajo de los LMR. Lo que indica que hacer un buen uso de los productos fitosanitarios y respetar los plazos de seguridad garantizan una muy buena seguridad alimentaria en cuanto a fitosanitarios se refiere. Por si todo esto no fuese suficiente, determinadas grandes superficies por un motivo meramente comercial, van aún más allá, exigiendo unos LMR muy por debajo de los permitidos, que aunque no hacen más seguros los alimentos, sí que complican aún más el adecuado control de la sanidad vegetal de los cultivos.