En este trabajo se analizan los cambios en el interior de las yemas florales durante el reposo y se relacionan con la acumulación de frío invernal. A pesar de la aparente inactividad del árbol y que no hay cambios externos, las yemas están fisiológicamente activas durante el invierno, acumulando almidón en las células de los primordios florales hasta que se cumplen las necesidades de frío. Esto proporciona una base biológica para entender los mecanismos que regulan el reposo y la necesidad de acumular frío invernal para florecer con normalidad.
El cerezo es uno de los frutales más importantes a nivel nacional, con una producción media cercana a las 100.000 t en más de 26.000 ha. El cultivo se localiza principalmente en Aragón (8.000 ha y 38.000 t) y Extremadura (7.500 ha y 26.000 t). Otras CCAA productoras son Cataluña (2.700 ha ha y 8.000 t), Andalucía (2.200 ha y 6.200 t) y Comunidad Valenciana (2.900 ha y 5.900 t) (MAPAMA, 2018). España e Italia son los países productores más importantes en Europa, produciendo entre los dos países cerca del 40% de la producción de la Unión Europea. España exporta cerca del 25% de la producción, unas 25.000 t, en su mayoría a países de la UE (FAOSTAT, 2018). Su cultivo resulta de interés en muchas zonas por ser de las pocas frutas cuyo consumo nacional no disminuye, se pueden alcanzar buenos precios para la fruta de calidad y se podría aumentar la producción destinada a exportación. La disminución del frío invernal está produciendo problemas de producción en algunas zonas de cultivo, especialmente desde la prohibición del uso de la cianamida de hidrógeno (Dormex). Esta situación está provocando la búsqueda de variedades menos exigentes en frío invernal, que además puedan cultivarse en zonas más cálidas, con el objetivo adicional de tener cosechas más tempranas. El reposo invernal está teniendo cada vez más incidencia en el cultivo del cerezo. Sin embargo, pese a su importancia, se trata de un proceso en el que todavía hay muchos aspectos desconocidos.