Desde hace algunas décadas, la investigación e inversión en bioestimulantes ha sido floreciente y muy productiva. No sólo han contribuido las empresas privadas, tanto multinacionales como empresas más locales, sino también centros de investigación públicos, universidades, centros autonómicos en España y otros centros público-privados a nivel Internacional.
Existen multitud de definiciones sobre bioestimulantes. Desde el punto de vista científico tiene unas connotaciones, otras desde el punto de vista práctico y, por último, una de las más utilizadas pudiera ser esta: “Un bioestimulante es cualquier sustancia o microorganismo que, al aplicarse a las plantas, es capaz de mejorar la eficacia de éstas en la absorción y asimilación de nutrientes, tolerancia a estrés biótico o abiótico o mejorar alguna de sus características agronómicas, independientemente del contenido en nutrientes de la sustancia”. Por extensión, también se considera como un bioestimulante vegetal a los productos comerciales que contienen mezclas de estas sustancias o microorganismos.
Existe otro concepto llamado biofertilización, que puede definirse como la utilización de los recursos biológicos del suelo, tales como microorganismos que viven en el ecosistema y que son capaces de incrementar la disponibilidad y asimilación de nutrientes para las plantas o los cultivos implantados.
En cada ciclo de cultivo se produce una pérdida de nutrientes que son necesarios para el normal desarrollo del cultivo siguiente y los microorganismos tienen una importancia vital en la estructura del suelo, así como en su biodinámica y evolución. Dentro del microbioma vegetal del suelo, las bacterias y los hongos son los principales microorganismos que aportan beneficios a las plantas. Este tipo de bacterias, denominadas PGPR (Plant Growth Promoting Rhizobacteria), colonizan las raíces y mejoran el crecimiento de las plantas mediante la síntesis de fitohormonas, producción de sideróforos, solubilización del fósforo y fijación de nitrógeno.
Por otra parte, el cambio climático, las emisiones que provocan el efecto invernadero, la nueva legislación europea y nacional, la PAC/Post-PAC y los requisitos para cumplir el ‘Greening’, los límites en la utilización de metales pesados, la utilización de mínimas dosis de abonados macronutrientes en las zonas vulnerables de zonas cultivables, etc., hacen que estemos ante este cambio de utilización de recursos naturales.