Las Agrupaciones para Tratamientos Integrados en Agricultura (ATRIAs) nacen para racionalizar el uso de los productos fitosanitarios. Lo hacen cinco lustros antes de que viera la luz la Directiva 2009/128 CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 21 de octubre de 2009, por la que se establece el marco de la actuación comunitaria para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas, y 28 años antes del Real Decreto 1311/2012, de 14 de septiembre, que transpone al ordenamiento jurídico español la mencionada Directiva.
Conviene recordar, sobre todo para los lectores y lectoras más jóvenes, que realmente en España, a finales de la década de los setenta del pasado siglo XX, ya se habían puesto en marcha iniciativas para el control integrado de plagas, concretamente en Andalucía en el cultivo del algodón. Estas iniciativas fueron esenciales para acumular experiencia y que unos años después, el Ministerio de Agricultura de la época publicara la Orden Ministerial de 28 de julio de 1983, por la que se establecen actuaciones de promoción de las Agrupaciones de Tratamientos Integrados de Agricultura (ATRIAs), contra las plagas de los diferentes cultivos.
La Orden en su preámbulo reza así: “La experiencia acumulada en los últimos años en la aplicación de técnicas de lucha integrada contra plagas de algodón realizada a través de Agrupaciones específicas de agricultores, ha permitido, por un lado, racionalizar el empleo de productos fitosanitarios evitando aplicaciones innecesarias, con el consiguiente ahorro; y por otro, incorporar a la lucha contra plagas, métodos no contaminantes de lucha biológica y técnicas culturales, mejorando así la calidad de los alimentos y reduciendo el impacto ecológico de la lucha química.
Resulta, por tanto, aconsejable intensificar dichas actuaciones y extender los tratamientos integrados a otros cultivos o grupos de cultivo y para ello deben ponerse a punto técnicas de lucha integral; preparar adecuadamente al personal técnico y la mano de obra especializada que ha de dirigir y aplicar tales técnicas; así como fomentar la constitución de agrupaciones de agricultores que han de protagonizar la aplicación de la nueva tecnología en las tierras de cultivo agrupadas con esa finalidad”.