Actualmente se asume que la actividad humana en los últimos siglos está provocando una alteración de la composición de la atmósfera que se traduce en un cambio de las variables relevantes que definen el clima (temperatura, precipitaciones y viento) y se prevé que se continúe en el futuro. Entre otros impactos, este cambio de los parámetros del clima conlleva una modificación del comportamiento de plagas y enfermedades de los cultivos, pudiendo manifestarse en la intensidad de sus generaciones.
Una temperatura más elevada puede acortar el tiempo de desarrollo de insectos plaga que en algunos casos provocaría un incremento del número de ciclos reproductivos por campaña, o lo que es lo mismo, un incremento de la población y consiguientemente su daño asociado. De la misma manera, inviernos más benignos permitirán una mayor supervivencia de insectos de una campaña a la siguiente, por lo que se podría esperar mayor incidencia de las plagas. Además, esta situación más cálida haría posible la difusión hacia el norte de algunas plagas, ahora limitadas a zonas meridionales. También la pronta instalación de plagas provenientes de otras latitudes, lo que sería una globalización de los problemas de algunos cultivos.
INTIA, desde hace muchos años, dispone de una Estación de Avisos y Alertas con la que gestiona el seguimiento de plagas y enfermedades de numerosos cultivos agrícolas, pero en el marco del cambio climático se ve necesario aumentar la precisión para determinar el estado de las plagas, evaluar el riesgo para los cultivos y desarrollar la difusión al sector mediante las técnicas informáticas actuales para que pueda adoptar las medidas de control más apropiadas. Los objetivos desarrollados en la estación de avisos siguen siendo un pilar fundamental en la Gestión Integrada de los cultivos agrícolas. De esta manera, se reduce el consumo de inputs en la producción agraria, se reduce la contaminación, se garantiza la producción de alimentos para una población que sigue aumentando, se mantiene la calidad de producción y se mejora la rentabilidad de los cultivos a los productores.