Las IV Jornadas Internacionales de Feromonas, Trampas, Atrayentes y Control Biológico congregaron el 5 y 6 de abril a setecientos profesionales en el Auditorio Maestro Padilla de Almería. Además de compartir experiencias y los últimos avances en control biológico, en los principales cultivos, los expertos y las empresas del sector que participaron en este encuentro escenificaron la necesidad de recuperar el “terreno pérdido” en este campo y pidieron mayores facilidades legislativas en Europa.
Baculovirus para el control de noctuidos en hortalizas, el control del picudo rojo por medio de hongos entomopatógenos, la inhibición de la comunicación química de los insectos para el control de plagas, el suministro de azúcares para el manejo sostenible de las hormigas, la confusión por vibración, la aplicación de la confusión sexual con aerosoles… La cuarta edición de las Jornadas Internacionales de Feromonas, Trampas, Atrayentes y Control biológico atrajo el interés de centenares de profesionales interesados en escuchar las ponencias de una treintena de expertos, en su mayoría españoles, pero también procedentes de Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Holanda, Brasil, Suiza y México, y que colaboraron en el número especial que Phytoma dedicó a estas jornadas (nº 298, abril). También contó con una zona expositiva en la que participaron dieciséis empresas del sector que patrocinaron las jornadas. Un éxito de convocatoria que llevó a los organizadores a anunciar la próxima edición en 2020, aunque aún se desconoce dónde se celebrará.
La primera mesa redonda, en la que intervino el ponente de la conferencia inaugural, Owen Jones, y los expertos enmarcados en el bloque dedicado a cultivos hortícolas, se convirtió en una llamada a recuperar el “terreno pérdido” en una provincia, Almería, donde los datos evidencian un retroceso en el número de fincas que aplican técnicas de control biológico. Así lo expresó Jan Van der Blom, director de Técnicas de Producción de Coexphal, que aconsejó “documentar las experiencias” positivas en este terreno. En la misma línea, Jones aseguró que “los beneficios medioambientales son enormes, pero están apenas documentados”.
Para Antonio Monserrat, del Departamento de Protección de Cultivos del IMIDA, “el problema, a veces, es que pasamos de un extremo a otro. No se puede ir sólo a control biológico porque se nos escapan muchos factores”. Sandra Vacas, de la Cátedra de Ecología Química Agrícola de la UPV, que en su ponencia habló de cómo se aplican y distribuyen las feromonas en el campo, apuntó al poco interés inicial de las grandes empresas, la incertidumbre sobre la posibilidad de patentar las soluciones, el coste de los tratamientos y las dudas sobre su eficacia inminente como factores que están ralentizando su expansión.
“El control biológico no tiene detrás un sector económicamente fuerte como el químico. Tenemos que trabajar para buscar soluciones a nivel local, porque no es fácil trasladar los resultados en control biológico”, añadió Van der Blom, que calificó de “nefasta” la legislación en materia de control biológico en la Unión Europea. “Tenemos baculovirus que funcionan perfectamente pero exigen un proceso de registro tan costoso que los productos desaparecen del mercado. Con feromonas ocurre los mismo: hay tantas trabas que al final el prodcuto sale carísimo. Exigir que se registren como insecticidas es como pedir el carné de conducir a los pasajeros”, comparó. “IBMA está intentando cambiar la legislación”, resaltó Jones.