La araña roja es una plaga que puede llegar a ocasionar daños muy graves en muchos cultivos y para cuyo control los agricultores están encontrando cada vez más dificultades debido a la problemática que plantea el uso de agentes de control químico. Como respuesta, el control biológico ofrece una alternativa eficaz, limpia y respetuosa con el medio ambiente, que se apoya en el uso de diversos agentes de control biológico. En este artículo se describen varios de estos agentes de control biológico, se muestran datos de su eficacia obtenidos en diversos ensayos y se concluye con unas recomendaciones generales para su uso en cultivos comerciales.
La araña roja es una plaga que puede llegar a ocasionar daños muy graves en muchos cultivos y para cuyo control los agricultores están encontrando cada vez más dificultades debido a la problemática que plantea el uso de agentes de control químico. Como respuesta, el control biológico ofrece una alternativa eficaz, limpia y respetuosa con el medio ambiente, que se apoya en el uso de diversos agentes de control biológico. En este artículo se describen varios de estos agentes de control biológico, se muestran datos de su eficacia obtenidos en diversos ensayos y se concluye con unas recomendaciones generales para su uso en cultivos comerciales.
De las especies de araña roja presentes en España, Tetranychus urticae Koch (Acari: Tetranychidae) ha sido tradicionalmente la que ha provocado los daños más importantes en los cultivos hortícolas protegidos. Esta araña roja se alimenta extrayendo el contenido de las células epidérmicas de los tejidos vegetales, provocando la aparición de moteados o zonas cloróticas en las hojas, tallos o frutos. En caso de un fuerte ataque, las hojas pueden aparecer completamente dañadas, pudiendo secarse e incluso caer. Esto provoca un fuerte debilitamiento de la planta que puede conllevar su muerte. En los frutos, el ataque de T. urticae provoca también la aparición de decoloraciones y cicatrices que los deprecian comercialmente. Cuando la araña roja alcanza niveles poblacionales elevados, suele formar en la parte alta de las plantas telas que unen ápices de una misma planta o de plantas diferentes y que son empleadas como medio de dispersión. Estas telas, junto con las que T. urticae produce en el envés de las hojas, sirven además como medio de protección frente a depredadores y condiciones climáticas adversas.