Pocas herramientas han contribuido tanto a salvar vidas y mejorar el bienestar de la humanidad como los productos antimicrobianos, a menudo llamados antibióticos. Su empleo durante el último siglo ha salvado millones de vidas, pero su uso abusivo en las últimas décadas ha dado lugar a la aparición de resistencias. Se define resistencia antimicrobiana adquirida como la resistencia de un microorganismo a un antimicrobiano que, en origen, era eficaz para tratar las infecciones causadas por dicho microorganismo. La Comisión Europea ha estimado que esta resistencia adquirida está causando unos 25.000 fallecimientos por año en la Unión Europea y unas 700.000 muertes a nivel global, que podrían aumentar hasta los diez millones en 2050.
Pocas herramientas han contribuido tanto a salvar vidas y mejorar el bienestar de la humanidad como los productos antimicrobianos, a menudo llamados antibióticos. Su empleo durante el último siglo ha salvado millones de vidas, pero su uso abusivo en las últimas décadas ha dado lugar a la aparición de resistencias. Se define resistencia antimicrobiana adquirida como la resistencia de un microorganismo a un antimicrobiano que, en origen, era eficaz para tratar las infecciones causadas por dicho microorganismo. La Comisión Europea ha estimado que esta resistencia adquirida está causando unos 25.000 fallecimientos por año en la Unión Europea y unas 700.000 muertes a nivel global, que podrían aumentar hasta los diez millones en 2050.
La respuesta europea frente a esta creciente amenaza no ha sido la prohibición de los antibióticos, sino unos Planes de Acción, revisados en 2017, que incluyen un uso prudente de los antimicrobianos, acciones educativas para los diferentes actores implicados y la promoción de medidas que favorezcan la investigación, el desarrollo y la innovación de nuevos medicamentos.