El estudio de la historia de la sanidad de la vid es mucho más que una relación de plagas y enfermedades soportadas por este cultivo a lo largo del tiempo. Ellas nos descubren el valor de la parte antrópica en la etiología de esos fenómenos y se convierten en un símbolo de las catástrofes que pueden suceder cuando el hombre interviene en la naturaleza de manera atropellada, con criterios exclusivos de interés económico. La vid se origina en el Cáucaso entre el terciario y el cuaternario.
Su cultivo se extendió por el Mediterráneo, llegó a la Península con los fenicios, y fueron los íberos, por Levante, y los tartesios, por occidente, los que cogieron el testigo de la viticultura.
Los romanos desarrollaron la agricultura en Hispania sobre tres cultivos principales: trigo, vid y olivo, de lo cual hay evidencias, no solo artísticas, en relieves y mosaicos, sino en documentos de extraordinario valor histórico ?Estrabón, siglo I?. Desde entonces, y hasta ahora, podemos asegurar que este cultivo, y el vino de él derivado, ha sido el más importante económica y socialmente en España ?para constatar esa importancia puede valernos la cantidad de botellas de vino que embotella cada año solo una marca de Jerez (30.000.000) ? (Figura 1).
En los tratados de agronomía escritos en el siglo I por el español Columela (?De re rustica? y ?De arboribus?) se recoge el cultivo de la vid y, ya desde entonces, ligada a la viticultura, tenemos noticias de sanidad vegetal ?se ha podido determinar que las poblaciones de olmos de Europa sensibles a la grafiosis son clónicas de olmos importados por los romanos para el cultivo de la vid, atribuyéndose a Columela su responsabilidad directa o indirecta en esta distribución?.
Mucho tiempo después, en la obra Geopónicas, escrita por Casiano Baso, en el siglo VI, uno de sus capítulos lleva por título: ?Sobre los cuidados que hay que darle a las viñas enfermas?. En el siglo XI, Ibn Wãfid escribe sobre la sanidad de la vid: "Cómo alejar los gusanos y los animales dañinos de los árboles y las vides". Y en siglo XII, Ibn al-?Awwãm, que está considerado el fundador de la Sanidad Vegetal, en su obra "Kitab al-Filaha" describe ya los síntomas de la ?yesca? ? Color muy rojo de las hojas desde que empieza a desarrollar los pámpanos hasta fines de septiembre?, y no solo los describe, sino que da un consejo para remediar la enfermedad que se ha empleado hasta no hace mucho: "Taladrar lo más grueso del tronco de la vid, de manera que lo atraviese e introducir una estaca de madera de encina, cubriendo con tierra entorno al pie".