El pasado 14 de diciembre una reunión informativa del proyecto POnTE (Pest Organisms Threatening Europe) en Madrid permitió conocer resultados preliminares de esta iniciativa europea, en la que 25 entidades de 10 países de la UE buscan soluciones contra agentes patógenos emergentes, como la Xylella fastidiosa. El coordinador del proyecto, Donato Boscia, del Consejo Nacional de Investigación (CNR) italiano, avanzó que las pruebas llevadas a cabo hasta la fecha indican que la variedad de olivo ?Leccino? podría ser resistente a la enfermedad.
Según estas investigaciones, aunque los olivos ?Leccino? se infectan no presentan síntomas y la multiplicación del patógeno en su interior parece más baja, lo que abre una ventana de esperanza en el control de la bacteria. No obstante, la subespecie de Xylella fastidiosa detectada en Italia es en general muy virulenta con el olivo, aunque a priori no fuera este el hospedante esperado según la bibliografía del patógeno. Boscia advirtió de la rapidez con la que el ?Síndrome del decaimiento rápido del olivo? (CoDiRO) se ha extendido en la región de Apulia (sur de Italia) desde la primera detección de la bacteria en octubre 2013. Por su parte, Blanca Landa, del Instituto de Agricultura Sostenible-CSIC, explicó que la enfermedad aún no está controlada en Italia y Francia, y su introducción en nuevos lugares puede presentar una evolución impredecible puesto que la bacteria podría adaptarse con vectores alternativos a los conocidos o volverse más virulenta mediante eventos de recombinación genética. Una posibilidad que, insistió, hay que atajar en España, cuyos inviernos suaves son propicios para el crecimiento de la bacteria, máxime desde la reciente detección del patógeno en Mallorca. Alberto Fereres, del Instituto de Ciencias Agrarias del CSIC de Madrid, explicó que los muestreos del primer año de trabajo han localizado poblaciones de Philaenus spumarius, la única especie de vector transmisor confirmada en Europa, en olivares puntuales de Madrid, Sevilla, Córdoba y Jaén; ahora bien todos ellos en regiones con humedad ambiental alta y sometidas durante muchos años a no laboreo, con cubierta vegetal prolongada. Fereres avanzó la posibilidad -todavía no demostrada- de que las cigarras, abundantes en los olivares, también pudieran ser vectores transmisores al alimentarse de xilema (donde vive la bacteria). Para el investigador, el control de las ninfas, que no son infectivas, podría ser la mejor diana para frenar la enfermedad en zonas infectadas.