Las proyecciones de clima en la Península Ibérica en general  muestran que los impactos del cambio climático se traducen en un aumento de temperatura, un descenso de la precipitación anual, un mayor número de extremos térmicos y una mayor variabilidad de las lluvias que resulta en mayores sequías e inundaciones (IPCC, 2014).  Todo ello claramente afecta a las variedades a cultivar, la maduración de la uva, los rendimientos y la tipicidad de los vinos y puede presentar riesgos y oportunidades.

Las medidas de adaptación adoptadas por los viticultores van a determinar la vulnerabilidad del viñedo a las nuevas situaciones.

Este artículo es un resumen de dos recientes trabajos que detallan las respuestas del sector vitivinícola frente al cambio climático (Resco y col., 2013, 2015).

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