Es conocido desde siempre la influencia del clima en el desarrollo y evolución de las plantas y de sus enemigos naturales, plagas, enfermedades e incluso algunas fisiopatías, pero es desde mediados del siglo XVIII cuando se establece por primera vez, que el desarrollo de muchos organismos depende de la temperatura.

Ese conocimiento tiene un inicio práctico y se produce como consecuencia de la introducción en Europa del mildiu de la vid (Plasmopara vitícola Berl.) y sus nefastas consecuencias en la producción de los viñedos. La Estación Vitícola de Cadillac (Francia) investigó los momentos más adecuados de cómo y cuándo tratar la enfermedad. Desde entonces, los modelos bioclimáticos y, en concreto, los de predicción de plagas y enfermedades de los cultivos han tenido un gran desarrollo, convirtiéndose, hoy en día, en una herramienta muy útil para el control porque permiten minimizar y optimizar las intervenciones con fitosanitarios.

LEER ARTÍCULO COMPLETO