La agricultura actual se enfrenta al gran desafío de aumentar la producción de alimentos para abastecer las necesidades de una población en crecimiento al tiempo que debe avanzar en la senda de la sostenibilidad, lo que podríamos traducir como producir más con menos y con el menor impacto en el entorno. En el campo de la protección vegetal esto se traduce en ser capaces de de limitar las pérdidas por estreses bióticos con tecnologías que sean eficaces y a la vez seguras para el hombre y el medio ambiente. 

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