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- Subtitulo: Transferencia tecnológica: hortícolas
- Número de Edición: 246
- Mes / Año: FEBRERO 2013
- Autores: F. CARRETERO, A. PÉREZ, L. RUÍZ, M. BERENGUEL, F. DIÁNEZ, F. MARÍN, M.A. MARTÍNEZ, J.A. YAU, M. SANTOS
Sección: Hortícolas
Abstract: La aplicación de agentes de control biológico (ACB) puede considerarse como una alternativa o un complemento al control químico” (Santos y Diánez, 2010). Los patógenos causantes de enfermedades en los cultivos se encuentran distribuidos entre bacterias, nematodos, virus y hongos, siendo este último grupo el que adquiere mayor relevancia. Son los hongos los que ocasionan más de un tercio de las pérdidas de cultivos de gran importancia económica (Whipps y Lumsden, 2001). La sintomatología provocada por éstos va desde podredumbres en la parte aérea, hasta podredumbres radiculares y marchiteces vasculares, afectando tanto a cultivos arbóreos como hortícolas, y en diferentes sistemas de cultivo; entre otras, se pueden destacar las siguientes: podredumbres de cuello provocadas por Phytophthora spp., las fusariosis vasculares, producidas por formas especializadas de Fusarium oxysporum, muerte de plántulas en semilleros ocasionadas por Pythium spp., enfermedades de la parte aérea, oídio, mildiu y podredumbres.
Existen numerosas referencias del empleo de bacterias, hongos, levaduras y virus como agentes de control biológico. Los agentes de control biológico más estudiados, y de los cuales se han desarrollado más formulaciones comerciales han sido de hongos filamentosos. Entre ellos cabe destacar los casos de Ampelomyces quisqualis, hongo micoparásito de oídios, el cual tiene un comportamiento curativo o distintas especies de Trichoderma y Gliocladium (Santos y Diánez, 2010).