El pasado mes de mayo se realizó en la Finca del CSIC La Poveda, en Arganda del Rey (Madrid), una Jornada para evaluar los primeros resultados de los ensayos de la denominada Operación Polinizador, una iniciativa europea liderada por la compañía Syngenta que pretende potenciar la aparición de polinizadores en nuestros campos, dedicando los márgenes de los cultivos a la plantación de praderas que favorecen el desarrollo de estos insectos. Diversos catedráticos y científicos implicados en estos ensayos valoraron muy positivamente esta acción, pero dejaron claro que sin el apoyo de la administración a los agricultores para que "cultiven biodiversidad" no se podrán extender estas buenas prácticas medioambientales.

 

La Operación Polinizador se puso en marcha en 2009 en varios países de Europa con el fin de estudiar cómo fomentar la aparición de polinizadores: la idea es que con una correcta planificación y estudio de las praderas ideales para fomentar la aparición y el desarrollo de insectos polinizadores y destinando un pequeño porcentaje de las parcelas dedicadas a los cultivos (entre el 2 y el 6%) a este tipo de praderas (normalmente en los lindes del cultivo), se puede aumentar la biodiversidad, ayudar a la sostenibilidad de los cultivos y ser productivos y eficientes en el uso de los recursos naturales.

España es uno de los países europeos donde se está llevando a cabo esta iniciativa, liderada por la compañía Syngenta Agro y que cuenta con la colaboración de centros de investigación, industria agroalimentaria y agricultores. En concreto, existen ya cinco fincas donde se está experimentando: una en Madrid sobre cebada, una en Málaga sobre olivar, dos en Murcia sobre lechuga y hortícolas de hoja y una en Almería sobre hortícolas. Este pasado mes de mayo pudimos visitar los ensayos realizados en Arganda del Rey (Madrid), en la finca La Poveda propiedad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el marco de una Jornada para conocer los avances de estos ensayos.

Entre las conclusiones del encuentro podemos destacar tres muy importantes: que este tipo de iniciativas para fomentar la biodiversidad son muy importantes para lograr una agricultura intensiva sostenible; que la colaboración entre empresa privada y centros de investigación es vital para asegurar la eficacia y veracidad de estos ensayos y, por último, que sin el apoyo claro de la Administración para ayudar a los agricultores a "cultivar biodiversidad" no se podrán implantar estas buenas prácticas.

El ensayo que se está realizando en las parcelas de cebada de La Poveda está siendo asesorado y dirigido por científicos e investigadores de indudable prestigio: Elisa Viñuela, catedrática de Entomología Agrícola de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid; Alberto Fereres, profesor de investigación del CSIC y director del Centro de Ciencias Medioambientales y César Fernández-Quintanilla y José Dorado, profesor de investigación y científico titular del CSIC, respectivamente, del grupo de Ecología de Malas Hierbas. Sobre ellos recayó gran parte de esta Jornada, en la que conocimos los pormenores científicos del proyecto y pudimos ver los resultados iniciales en el propio campo.

 

 

La importancia clave de los polinizadores

Elisa Viñuela, catedrática de Entomología en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid y asesora científica de Operación Polinizador en España, remarcó enormemente el valor de los polinizadores ya que el 80% de los cultivos dependen de ellos, así como la mayor parte de los ecosistemas naturales, afirmando que "el valor económico de la polinización por su beneficioal ecosistema se estimó en 1997 que rondaba los 117 billones de dólares americanos,lo que deja clara su importancia". Según la profesora Viñuela no se puede cuantificar cuánto está bajando el número de polinizadores en el mundo, pero si está claro que ciertas prácticas agrícolas, la proliferación de zonas urbanas y las contaminaciones de todo tipo, están afectando a estos insectos tan sensibles.

En este contexto, la profesora Viñuela fue clara al afirmar que "esta iniciativa de Syngenta a nivel de la Unión Europea me parece fundamental y muy positiva ya que hemos disminuido mucho la biodiversidad de nuestro entorno y todo lo que sea fomentar la biodiversidad a través de la agricultura es una manera estupenda de favorecer el paisaje y el entorno agrícola a la vez que se favorece que la fauna de la zona se conserve también. Nosotros les asesoramos y vemos si las cubiertas que estamos probando son buenas o no para favorecer esta fauna". Sin embargo,Elisa Viñuela también valoró como clave el papel de la Administración: "Desde luego las administraciones se tienen que implicar en esto para que tenga éxito, ya que si no el agricultor que tiene un negocio no puede perder su tiempo y su dinero en poner estos márgenes, por lo que hay que dar algún tipo de ayuda para que este tema se extienda, por el bien de toda la sociedad".

En cuanto a los ensayos de La Poveda, hay que decir que es pronto para tener resultados concluyentes, ya que se empezó en Noviembre de 2009, pero lo que se está viendo en el campo en estos meses es que en la cubierta que se ha sembrado hay mucha fauna, hay mucho polinizador y muchos insectos y no se ha observado nada negativo hasta ahora. Queda, no obstante, mucho por investigar en cuanto a qué plantas son mejores para crear la pradera, cómo rebrotarán las cubiertas, qué coste tendrán estas praderas y cómo se sembrarán, etc. Recordemos que existen diversos tipos de plantas polinizadas por insectos, con diversos mecanismos y sistemas de atracción, así como cinco órdenes de insectos polinizadores, correspondiendo la mayor importancia a los HymenopteraApoidea, que incluye a abejas y abejorros. En estos ensayos se analizan tanto las diversas plantas que componen la pradera como los tipos polinizadores que aparecen y el número de cada especie por medio observación directa y capturas.

 

 

Colaboración entre empresas e investigadores

Por su parte, Alberto Fereres, como director del Centro de Ciencias Medioambientales y director del Instituto de Ciencias Agrarias del CSIC, destacó la importancia de la colaboración entre las grandes compañías de sanidad vegetal y los centros públicos de investigación, una relación que se ha potenciado en los últimos años: "las líneas de investigación de las grandes compañías y de los centros de investigaciónestán convergiendo, ya que las empresas están interesadas en integrartodos los sistemas de lucha contra las plagas y esto nos ha acercado muchoen el desarrollo de sistemas de Gestión Integrada de Plagas". En este marco de colaboración, el profesor Fereres destacó que "una iniciativa como la OperaciónPolinizador es muy positiva para todos, empresas, agricultores, investigadores yla sociedad en general, ya que potencia algo tan importante como la biodiversidady es necesario que todos apoyemos estos temas".

En su conferencia, dedicada a estos temas, Alberto Fereres destacó que la biodiversidad funcional ofrece una serie de ventajas o servicios para los agroecosistemas y para los agricultores muy importantes, tales cómo: retención de agua; purificación de agua y aire; mantenimiento de la fertilidad de los suelos; prevención de plagas y enfermedades de los cultivos y potenciación de insectos polinizadores.

En este contexto el manejo de los lindes de los cultivos para fomentar la biodiversidad e incluso favorecer el control biológico de las plagas y enfermedades es muy interesante de cara al agricultor y a la búsqueda de la sostenibilidad.

 

 

Condiciones para una buena pradera

Por último, destacamos la intervención de José Dorado, científico titular del CSIC, perteneciente al grupo de Ecología de las Malas Hierbas, que valoró este proyecto de forma muy positiva: "en principio parece realmente interesanteque una empresa privada esté concienciada para fomentar la biodiversidad y lautilización de espacios agrícolas para ocuparlos por especies castigadas porla agricultura intensiva y sería bueno que la Administración se sumase a estainiciativa de Syngenta, circunstancia imprescindible para que pueda extenderseentre los agricultores". Sin embargo, tanto el doctor Dorado como su compañero de equipo César Fernández-Quintanilla, fueron cautos ya que creen que se necesitan al menos dos años para poder sacar conclusiones importantes que puedan generalizarse en los diversos cultivos y zonas. En cualquier caso, José Dorado nos resumió las claves para crear una buena pradera que potencie la aparición de polinizadores: "en primer lugar, las especies que se siembren hande ser atractivas a los insectos; segundo, estas especies deben estar adaptadasa las zonas donde se van a cultivar; además deben ser especies competitivaspara poder "luchar" contra malas hierbas autóctonas, con la condición, por otrolado, de no tener un comportamiento sumamente agresivo, lo que supondría unproblema para el cultivo; como es lógico, debe haber disponibilidad suficientede semilla de estas especies y deben ser plantas que favorezcan a una faunaútil y no a insectos perjudiciales que pudieran suponer la aparición de plagas".

En el ensayo de La Poveda se han sembrado dos márgenes a cada lado de una parcela de cebada con una pradera compuesta por diferentes tipos de plantas, diferenciadas por el tamaño de la semilla. Se han sembrado flores de semilla pequeña, flores de semilla grande y una mezcla de ambos tipos de semilla. En estos meses se ha visto claro que las mezclas de semillas de tamaño grande han funcionado bien y han creado una pradera muy consistente y en la que se ven bastantes polinizadores, mientras las mezclas de semilla pequeña no han funcionado bien y han sido colonizadas por malas hierbas. Esto es positivo ya que la mezcla de semillas grandes es más fácil de implantar ya que se puede hacer más fácilmente con una sembradora convencional.

Tras la visita al campo y viendo el gran número de polinizadores y otros insectos en las praderas bien implantadas, parece viable conseguir el principal objetivo de esta Operación Polinizador: la consecución de resultados que demuestren que se puede potenciar la presencia de polinizadores con acciones sencillas, bien planificadas a nivel agronómico y con la implicación activa de agricultores, técnicos y demás actores del sector. Después habrá que hacer un importante esfuerzo en divulgación de esos resultados y, finalmente y no menos importante, conseguir ese apoyo de las administraciones en forma de subvenciones medioambientales a este tipo de actividades en una cuantía que compense al agricultor el gasto del cultivo de biodiversidad y valore en su justa medida el impacto positivo obtenido. No es lo mismo dejar una zona sin cultivo que desarrollar un programa con unos objetivos y unos medios para llevarlo a cabo que, además, favorecen a toda la sociedad.

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