Tuta absoluta es una plaga muy compleja para las plantaciones de tomate de la Región de Murcia. Sus principales zonas de producción, junto a las costas de Águilas, Lorca y Mazarrón, se caracterizan por una climatología muy suave, que permiten la producción de tomate de gran calidad durante todo el año. Estas mismas condiciones, favorecen el desarrollo de plagas, como Tuta, con generaciones continuas y solapadas, que no se interrumpen en ningún momento.
Desde que se detectó la plaga en la Región, se han venido realizando trabajos experimentales que han servido para ajustar las estrategias de manejo de Tuta. El programa recoge medidas para reducir la presión general en la comarca, controlando las plantaciones en su finalización y enriqueciendo la zona con insectos beneficiosos, así como la trasferencia de la información disponible a los técnicos y agricultores, para que realicen un manejo correcto de la plaga en sus explotaciones, de acuerdo a los conocimientos y experiencia que se ha ido adquiriendo.
En este manejo, se integran medidas de higiene, determinadas prácticas culturales, la adecuación de los cerramientos, el seguimiento y control tecnológico de la plaga, la introducción de fauna auxiliar y, en los casos necesarios, tratamientos fitosanitarios.
INTRODUCCIÓN
Desde que se tienen noticias de la aparición de Tuta en España, se inician prospecciones en la Región de Murcia, detectándose las primeras capturas a finales de agosto de 2007 y los primeros síntomas, en plantaciones de tomate, hacia finales de septiembre de ese mismo año.
A partir de entones, su evolución ha sido continua, colonizando en 2008 todas las zonas de producción de tomate de la Región, sin que se hayan detectado paradas invernales, aunque si una ralentización de los ciclos en los periodos más fríos.
En verano, los ciclos de la plaga se completan con una gran rapidez, en poco más de tres semanas, y tan solo se ha detectado un momento de una fuerte reducción de las poblaciones en algunas zonas, coincidiendo con una "ola de calor", durante la que se superaron temperaturas de 42oC, con muy bajas humedades, lo que pudo afectar a la viabilidad de huevos y larvas.
Para entender la importancia que tienen las medidas de higiene y de control biológico sobre Tuta, podemos poner el ejemplo de dos zonas de zonas de producción de tomate de Murcia, en donde se han producido una serie de acontecimientos diferentes, que han derivado en una evolución muy desigual del problema:
- La Marina de Cope, en Águilas, acogida a un plan experimental de la Consejería de Agricultura y Agua desde el año 2003, con agricultores muy cuidadosos y formados, donde es frecuente la solarización de las parcelas antes de plantar y en la que se viene desarrollando un programa muy intensivo de control biológico de plagas, tanto a nivel de zona como de parcelas. En este paraje, donde se detectó por primera vez la plaga en la Región, la incidencia actual es muy baja.
- En el polo opuesto se encuentra la zona de Ramonete y Cañada de Gallego que, a pesar de contar también con muy buenos profesionales, se han ido encontrando, campaña tras campaña, con la quiebra de algunos productores de tomate, que han dejado parcelas abandonadas fitosanitariamente, donde se han producido enormes incrementos poblacionales de Tuta. Esta fuerte presión de plaga, ha complicado las posibilidades de control biológico y tecnológico, por lo que se priorizaron los tratamientos fitosanitarios, que no siempre han sido capaces de resolver el problema, y que han limitado todavía más la presencia de auxiliares. Con esta situación, la plaga sigue teniendo una gran incidencia en la zona.
Algunas características básicas de la plaga
Sorprende de esta plaga la gran capacidad de expansión que ha tenido a grandes distancias, posiblemente porque los adultos sean muy resistentes a los desplazamientos en las corrientes de aire y disponer de plantas huéspedes en todos los lugares, ya sean cultivos, como tomate o patata, o plantas adventicias, como Solanum nigrum u otras solanáceas silvestres, lo que explicaría la rápida colonización de toda la cuenca mediterránea. A esto habría que sumarle el potencial para localizar sus objetivos (plantas huéspedes o los focos de emisión de la feromona de la hembra, en el caso de trampas) y desplazarse hacia ellos de forma activa, a distancias muy considerables, para lo que sería habitual en un insecto de estas características.
Otra de las características de Tuta es su gran potencial biótico, pudiendo completar más de 10 generaciones en el sureste español y en las que cada hembra llegaría a depositar cerca de 200 huevos, según referencias bibliográficas. De los huevos emergen las larvas, que pasan por 4 estadios larvarios, para crisalidar y salir los nuevos adultos.
El desarrollo larvario se produce en el interior del vegetal, bien en hojas, frutos o tallos, donde se alimentan y mantienen habitualmente protegidos de agresiones exteriores, como son los tratamientos fitosanitarios y depredadores.
Una vez completadas las fases larvarias, parte de la población se deja caer al suelo, con la ayuda de un hilillo de seda, para buscar refugio y crisalidar, mientras el resto crisalidan sobre cualquier parte de la planta. Este fenómeno provoca la "contaminación de los suelos", de los que pueden estar emergiendo adultos de la plaga durante varias semanas, que se van apareando, para continuar con las puestas, en su mayor parte localizadas sobre el envés de las hojas.
Una vez levantada una plantación de tomate afectada por Tuta, y retirados todos los restos vegetales, la plaga se puede mantener en la parcela entre 3 y 7 semanas, en función de la temperatura (primero como crisálidas en el suelo, después adultos, que se irán apareando, para finalmente quedar, mayoritariamente, hembras fecundadas, más longevas que los machos). Si quedaran restos vegetales, especialmente frutos contaminados sobre el terreno, a esas 3-7 semanas, habría que sumarles de 1 a 4 adicionales, durante las cuales continua habiendo riesgo de propagación.
Estrategias de manejo
Tuta es una plaga extremadamente compleja, contra la que no existen soluciones simples que, por si solas, sean capaces de controlar el problema. Lo que hay son herramientas, que deben integrarse y complementarse de forma adecuada, en función a las características de cada explotación, ciclos de cultivo y evolución de la plaga. Cada una de estas herramientas (captura masiva, auxiliares, fitosanitarios, etc.), tiene unas eficacias limitadas.
Además, no es lo mismo trabajar con una baja presión de plaga que con altos niveles. Cuanto más población haya a nivel de zona, más difícil será su control en cada una de las plantaciones individuales y más tendrán que intensificarse las medidas de control.
Por ello, la primera medida para luchar contra Tuta sería mantener sus niveles en la comarca lo más bajos posible, limitando los puntos de multiplicación o reservorio de la plaga, como son los restos de plantaciones finalizadas, barbechos sobre los que rebrotan o semillan plantas de tomate o bien plantaciones de tomate que, por los motivos que sean, la plaga haya alcanzado grandes poblaciones, difícilmente controlables. Para conseguir este objetivo, las medidas de higiene, la solidaridad entre agricultores y la vigilancia de la
Administración, son esenciales. Hay que recordar que, además del tomate, hay otros cultivos sensibles, como patata y berenjena, cuyos restos también pueden constituir reservorios de plaga.
A nivel de parcela, la evolución de la plaga va a depender de las condiciones de partida (que haya o no presencia de crisálidas y/o adultos refugiados en el terreno en el momento de plantar), de las condiciones fitosanitarias de las plantas utilizadas para el transplante, de la entrada desde el exterior y del control ejercido sobre sus poblaciones.
En una parcela con los suelos "contaminados" por la plaga, la colonización del cultivo puede ser tan rápida que, en pocas semanas, los daños llegan a ser cuantiosos y su control se hace muy difícil. Por ello, las medidas de higiene, previas al transplante, son tan importantes.
Lo habitual es que la plaga se vaya introduciendo en la plantación a partir de un momento determinado o gradualmente, teniendo un periodo de crecimiento suave o "lineal" en sus poblaciones, durante el que pasa bastante desapercibida, para, a partir de un momento, crecer "exponencialmente" y, en el caso de no controlarse a tiempo, alcanzar niveles que ya van a ser difícilmente manejables durante el resto del ciclo de cultivo.
Para conseguir que la plaga se mantenga controlada en todo momento, evitando daños, es fundamental mantener las poblaciones en lo que llamamos "fase lineal", incidiendo con todos los medios a nuestro alcance, de forma preventiva, y actuando con contundencia en los momentos puntuales en los que se detecte una subida poblacional, antes de que esta se consolide y complique la situación.
Entre los medios al alcance de cada productor, hay que destacar las medidas en la preparación de las parcelas, que deben garantizar la ausencia de plaga en el momento del transplante. Para ello, lo más eficaz es realizar una solarización o biosolarización del terreno. En el caso de no ser posible, se mantendrá la parcela totalmente limpia de restos de cultivos y de hierbas, durante un periodo mínimo de seis a ocho semanas. En el caso de invernaderos, podrá reducirse a cuatro semanas en verano, siempre que se cierren para conseguir picos de temperaturas próximos a los 60oC.
Como complemento a las medidas de higiene, la colocación de trampas cromatrópicas, (bandas o placas amarillas de diferentes tamaños y densidades), puede contribuir a eliminar los adultos que pudieran haber quedado refugiados o emerger durante los días previos o posteriores al transplante. Por ello, las trampas se colocarán varios días antes de plantar, distribuyéndolas de forma uniforme en toda la parcela, reforzando los bordes, y a una altura próxima al suelo.
En el caso de detectarse polillas antes del transplante, la aplicación de un fitosanitario con acción adulticida sobre Tuta (habitualmente un fosforado o piretrina), puede contribuir a comenzar con la parcela más limpia de plaga.
En cultivos protegidos, se revisarán los cerramientos unos días antes de plantar, para eliminar todos los huecos o rotos por donde pudiera penetrar la plaga. Una doble puerta, con una cámara entre ambas (para que no estén abiertas de forma simultánea), y en la que se colocarán trampas adhesivas, es fundamental para reducir las posibilidades de colonización de la plantación.
Tras el transplante, los cerramientos se seguirán revisando y reparando con frecuencia. Recordemos que los adultos de Tuta tienen una gran capacidad de búsqueda, atraídos por las kairomonas que emite el tomate, pudiendo localizar con facilidad los pequeños agujeros que quedan en las estructuras.
La planta del semillero debe venir exenta de plaga, para lo que hay que evitar almacenamientos de las bandejas en zonas no protegidas, ni siquiera por unas horas, ya que podrían ser alcanzadas por hembras, que localizarán sus puestas en las plantitas. En el caso de detectarse la presencia de la plaga o haya dudas, estas plantas serán tratadas con un insecticida específico contra Tuta, seleccionando uno u otro producto en base a que se fijen otros objetivos, como ácaros, trips o Liriomyza. Durante el transplante, se tomarán todas las medidas de seguridad necesarias para los trabajadores, dejando un tiempo de seguridad apropiado desde el tratamiento y utilizando guantes en el manejo de las plantas.
Una vez iniciado el cultivo en las mejores condiciones, hay que seguir integrando nuevas medidas para limitar el crecimiento de la plaga que, antes o después, conseguirá colonizar la parcela. La revisión de las plantas y eliminación manual de las primeras galerías de la plaga, mientras sus niveles son muy bajos, es de gran interés para retrasar su posible instalación en la plantación.
La utilización de trampas de agua para captura masiva de machos, en condiciones adecuadas y como complemento a otras estrategias, puede ser de gran ayuda para retrasar el crecimiento de la poblaciones de Tuta. Estas condiciones incluyen el que se realice en parcelas limpias y con poca influencia de entrada de la plaga desde el exterior, habitualmente con buena protección, y que se utilicen trampas y cebos de gran capacidad de captura, distribuidas y conservadas adecuadamente. Las trampas serán especialmente eficaces con bajos niveles poblacionales, para ayudar a mantenerlos, mientras apenas tendrán incidencia en el avance de la plaga sobre el cultivo, cuando las poblaciones son ya elevadas, a pesar de que estuviéramos capturando cientos o miles de individuos por trampa.
La captura masiva con trampas cebadas con la feromona sexual de la hembra, podrá ser más o menos eficaz, en función de las condiciones en las que se utilicen, pero en ningún caso contraproducente, puesto que no atraen a las hembras a la parcela, que puedan generar más problemas. Lo que si puede ser un riesgo, es la utilización de algunos tipos de trampas luminosas, especialmente en parcelas que no estén perfectamente impermeabilizadas a la posible entrada de Tuta y otros lepidópteros ya que, en este caso, si que ejercen una gran atracción de machos y de hembras, que no siempre van a ser eliminados en la trampa.
La introducción de enemigos naturales juega un gran papel sobre esta plaga. Actualmente, en la Región de Murcia, se está trabajando con dos insectos beneficiosos para el control de Tuta: un depredador "Nesidiocoris tenuis" y un parasitoide de huevos "Trychogramma achaea". La utilización de fauna auxiliar en tomate no es sencilla, puesto que la instalación llega a ser complicada, tiene un coste importante y sus resultados no siempre son totalmente satisfactorios, requiriendo todavía algunos ajustes en los programas de trabajo con estos auxiliares.
Sin embargo, para una plaga como Tuta, especialmente en plantaciones de tomate de ciclos tan largos como suelen darse en Murcia, es fundamental trabajar con auxiliares. La finalización de las plantaciones de tomate con buena instalación de míridos, lejos de contribuir a incrementar la presión de la plaga, como suele suceder cuando se basa en tratamientos químicos, favorecerá el enriquecimiento de la zona en fauna beneficiosa que, a largo plazo, ayudará a reducir la presión de plaga.
Tres son las técnicas en las que se está trabajando para la introducción de Nesidiocoris:
- - Sobre la plantación definitiva, entre la 3ª y 5ª semana después del transplante, con dosis próximas a 1?1,5 Ind./m2, repartidos entre dos sueltas y con suplemento proteico para favorecer la instalación.
- - Introducción con plantas "reservorio o transportadoras" del auxiliar, habitualmente macetas de tabaco o de Inula, que se colocan en el momento de levantar otras plantaciones de tomate con altos niveles de míridos, a las que se les aporta alimento para que se instale mejor el auxiliar, y que después son trasladadas a otras plantaciones de tomate en donde interesa instalarlos. En algunos casos, se complementa con sueltas de insectos producidos también en insectarios.
- - La tercera, incluye la instalación del auxiliar directamente en las plantas del semillero, unos días antes del transplante, lo que permite trabajar con dosis inferiores de suelta y, por lo tanto, menores costes.
Cada una de estas estrategias tiene sus ventajas e inconvenientes y se adaptan mejor o peor a cada ciclo de cultivo y problemática fitosanitaria específica de cada parcela y época, ya que hay que tener en cuenta también el resto de plagas que puede afectar a la plantación.
En general, la instalación de míridos es bastante lenta, siendo muy sensibles a numerosos productos fitosanitarios, a la falta de luminosidad y las bajas temperaturas. En algunos casos, con poblaciones excesivamente elevadas y determinadas condiciones ambientales y de cultivo, pueden llegar a causar daños a las plantas de tomate, por lo que hay que controlar y manejar adecuadamente sus poblaciones, lo cual no siempre es fácil.
Trychogramma achaea, en condiciones favorables, llega también a ejercer un importante efecto sobre la plaga. Todavía se están ajustando los programas de introducción de este parasitoide a las diferentes condiciones de campo, para establecer las densidades, número de dispensarios, cadencias y momentos más apropiados de sueltas. Para los ciclos de las zonas de producción de tomate de Murcia, se está trabajando básicamente en periodos de sueltas de mediados de febrero a mayo y de finales de agosto a noviembre, especialmente sobre plantaciones jóvenes.
La introducción de Trichogrammas suele realizarse como complemento a los míridos, cuya instalación en las plantaciones es más duradera, aunque, en algunas fechas y condiciones, cuando los míridos tienen menos actividad, podría utilizarse como estrategia única de control biológico de Tuta.
Otra herramienta, que inevitablemente vamos a tener que utilizar en algunos momentos para el manejo de Tuta, la constituyen los tratamientos fitosanitarios.
Su compatibilidad con la fauna auxiliar y su posicionamiento, en función a la presión de plaga, van a ser esenciales para controlar su evolución a lo largo de todo el ciclo de cultivo.
Una de las claves para realizar un uso adecuado de los productos fitosanitarios, es el establecimiento de los momentos y condiciones en los que se hace necesaria su aplicación. Para ello, la utilización de trampas indicadoras de riesgo, cuyos valores de capturas estén bien adaptados a nuestras condiciones de cultivo, y las prospecciones directas sobre daños activos "con larvas vivas", constituyen elementos de gran interés en la toma de decisiones.
Para el control de Tuta podemos establecer dos momentos de aplicación, en función al estado en el que se encuentra la plaga en la parcela:
- - Tratamientos más "preventivos", cuando se está detectando una población de adultos importante, que puede estar realizando puestas sobre el cultivo, pero sin que se observen todavía larvas. Los productos a utilizar dependerán de varios factores, como la presencia o no de auxiliares o de otras plagas objetivo, pudiendo incluirse Bacillus, azadiractinas y, en algunos casos, abamectinas y fosforados. El objetivo serán las larvas que puedan estar emergiendo de los huevos en esos momentos, hasta L-1.
- - Tratamientos más "específicos" o de choque, con presencia de galerías activas. Habitualmente irán dirigidos contra larvas L-1 y L-2, aunque algunos productos llegan a ser eficaces hasta L-3, incluso primeras fases L-4. Los tratamientos deben posicionarse siempre en fases muy tempranas de ataque, puesto que, una vez descontroladas las poblaciones, será ya muy difícil su control y resultarán ineficaces otras estrategias de control biológico y tecnológico de la plaga. Entre los fitosanitarios a utilizar, figuran spinosad e indoxacarb. En fase de registro, en España, se encuentran otros productos que complementarán la gama disponible, entre los que, probablemente, figurarán flubendiamida, rynaxypyr, metaflumizona y emamectina.
Es importante el adecuado posicionamiento de cada uno de estos productos, en función a la evolución de la plaga y estado de instalación de auxiliares. En fases previas a la introducción de estos insectos beneficiosos pueden introducirse aplicaciones más agresivas, siempre que no tengan un efecto persistente sobre los mismos. Durante la fase de instalación de míridos, deben evitarse al máximo los tratamientos y, en caso de ser imprescindibles, se utilizarán solo los productos más inocuos. Con poblaciones de auxiliares bien instaladas, podría introducirse algún tratamiento con efecto moderado sobre míridos, siempre que no se reiteren.
El establecimiento de estrategias antirresistencias, haciendo un uso racional de los diferentes productos, en base a sus mecanismos de acción, va a ser clave para que todas estas herramientas mantengan su eficacia sobre la plaga.
Además de seleccionar y alternar adecuadamente los productos, para esta plaga va a ser especialmente importante las condiciones en las que se realicen los tratamientos. Entre éstas, figuran una correcta dosificación (en función al desarrollo del cultivo y volúmenes de caldo utilizados), el acondicionamiento de los caldos para mejorar la cubrición y penetrabilidad, así como las características y estado de la maquinaria y condiciones en las que se realiza la aplicación.
A parte de las características de la aplicación y los estadíos en los que se pueda encontrar la plaga, hay otros factores que pueden influir en los resultados obtenidos, como son el tamaño de las hojas donde se encuentren las larvas y grosor de su cutícula. En hojas más pequeñas, además de tener una cutícula más fina, las larvas suelen verse obligadas a salir de las galerías para iniciar otras nuevas, siendo más vulnerables a los tratamientos, mientras en hojas más desarrolladas, pueden pasar por diferentes estadíos sin salir al exterior.
En el caso de frutos y tallos, las larvas que se encuentran en su interior serían totalmente inaccesibles a los tratamientos.
Como resumen, se podría concluir que, siendo una plaga especialmente complicada y peligrosa, la polilla del tomate es controlable si se integran adecuadamente todas las herramientas disponibles, de una manera racional, y se evita la presencia de grandes focos de plaga que incrementen excesivamente su presión sobre otras plantaciones. Además de las medidas de higiene y de captura masiva, el control biológico es esencial sobre Tuta, tanto a nivel de parcela como de comarcas y regiones. Igualmente, los productos fitosanitarios van a ser imprescindibles, en determinados momentos, para que no se descontrole el problema.
Abstract
Tuta absoluta is a very complex pest for tomato plantations in the Murcia Region. The main production areas, along the coasts of Águilas, Lorca and Mazarrón, are characterised by a very mild climatology, allowing the production of high quality tomato all year round. These same conditions favour the development of pests such as Tuta, with continuous and overlapping generations which are not interrupted at any time.
Since the pest was detected in the Region, experimental works have been carried out which have served to adjust the Tuta management strategies. The programme includes measures to reduce the general pressure in the region, controlling the plantations at harvest and enriching the zone with beneficial insects, as well as the transfer of the information available to technicians and farmers, so that they can manage the pest correctly on their farms in line with the knowledge and experience acquired.
This management includes hygiene measures, certain cultural practices, the conditioning of facilities and enclosures, follow-up and technological control of the pest, introduction of auxiliary fauna and, in necessary cases, phytosanitary treatments.
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