Este, nuestro país, tiene acreditada por su larguísima presencia en los mercados europeos, incluso en países del otro Hemisferio, su exportación de cítricos, desde tiempo inmemorial. No ha cedido en nada su vocación de exportador de primera línea. Cierto es que los tiempos hacen cambiar las situaciones, pero no es este el caso de España y su objetivo de ser el primer exportador citrícola. El hecho de que existan nuevos países que también exporten no empequeñece la continuada actitud de los exportadores españoles, ayudados por unos productores que pese a hechos nuevos tratan de ganarse un sitio en dicha actividad.
Tienen como ventaja algo que nuestro país no tuvo en su favor, pues adquirió libremente el compromiso personal de hacer conocer e informar a los que apenas lo sabían lo que significa en la alimentación los cítricos.
Este objeto le ha hecho a nuestro país, adquirir la reputación que tiene desde el año 1849, con esas 9.216 toneladas que inició con regulación, salvo accidentes del tiempo, la exportación citrícola. A esa inexistencia de dar a conocer un alimento que es, además, un valor científico, unió un cuidado esmerado capaz de mantenerlo en la actualidad, haciendo frente a los cambios varietales que le dan un perfil científico, al calor de las nuevas variedades que se han puesto al día.
Es cierto que hay nuevos países que han añadido sus producciones al gusto de los países ya consumidores, pero también lo es que todos han seguido en su conjunto el marco señalado por el que fue el primero con la cantidad señalada, anoto el primer millón de toneladas en 1930, con 1.084.537 toneladas, y así ha seguido renovándose hasta llegar a las mandarinas/ clementinas, cuya composición interna la hace como una de las mejores al tener una mayor proporción de vitamina C. Esto es así y ello renueva el interés de servicio de la producción citrícola de España, que más allá de seguir produciendo lo mismo, actualiza día a día sus producciones y sus métodos de trabajo, poniendo en el mercado nuevas variedades que no existen en otras partes.
Los sistemas de trabajo, responsabilizan do a los trabajadores permiten que la elección de la calidad sea la máxima posible y existente en los frutos, cuidados más que nunca, sabedores que ello aumenta la atención de los consumidores.
En las exportaciones por vía marítima el cuidado de la recolección es mayor al que normalmente se hace, dadas las condiciones existentes, que se complementa en los almacenes donde se finaliza el trabajo. Ello permite a España exportar a países lejanos, tales como EE UU, Rusia, Bielorrusia y otros.
En los servicios de mandarinas/clementinas, es superior incluso. Así, la campaña anterior se pudieron enviar a los EE UU, un total de 96.877 toneladas, y también a Canadá (5.259 toneladas), Bielorrusia (10.925 toneladas), así como a Noruega y otros países, vía terrestre y marítima. Siendo el total de la variedad exportada 99.724 toneladas.
O sea, es España el adelantado de la citricultura, como lo demuestran sus producciones, y quien más producción de mandarinas/clementinas alcanza.
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