Durante los últimos años se ha producido en la zona frutícola de Lleida un incremento importante del número de hectáreas plantadas con frutales de hueso, sobretodo melocotón y nectarina, desplazando en algunos casos a especies como pera o manzana que eran las predominantes en algunas áreas. Esta situación se ha hecho más patente en la zona del Bajo Segre, que además es el área de maduración más temprana, donde actualmente los frutales de hueso son mayoría. Según los últimos datos oficiales, la superficie de la zona frutícola del valle del Ebro perteneciente a la provincia de Lleida y plantada con melocotón y nectarina es de 7.577 y 5.961 hectáreas respectivamente (Fuente DAR 2008). También existen otras especies frutales de hueso, pero con menor representatividad en la zona, como son 581 hectáreas de cerezo, 401 de ciruelo y 338 de albaricoquero (Fuente DAR 2008).

A continuación se exponen los puntos básicos del control integrado de las principales plagas que afectan los frutales de hueso del valle del Ebro, así como otros aspectos contemplados en la norma técnica de Producción Integrada de estos frutales.

 

 

 

Anarsia lineatella Zell. y Cydia molesta Busck.

Los cultivos de frutales de hueso de la zona frutícola del valle del Ebro cuentan entre sus principales enemigos con dos lepidópteros de morfología y forma de actuación muy similar, estos son Anarsialineatella y Cydia molesta.

Estas dos plagas, cuando se encuentran en estado larvario, atacan principalmente variedades de melocotonero y nectarino, pero también de albaricoquero y ciruelo.

Como sucede con muchas de las plagas presentes en la zona, el control realizado tradicionalmente estaba basado fundamentalmente en las aplicaciones químicas. Pero la implantación a lo largo de las dos últimas décadas del control integrado ha implicado en los últimos años, el desarrollo y la combinación de otros métodos basados en un conocimiento exhaustivo de la biología y comportamiento de las plagas, como es el caso del método biotecnológico de confusión sexual.

De la experiencia acumulada por parte de los técnicos de Sanidad Vegetal de Lleida durante los últimos 20 años en los referente a la aplicación del sistema de confusión sexual contra anarsia y grafolita, una de las principales conclusiones que se han extraído es que a diferencia de lo que pasa con otras plagas como carpocapsa, la confusión sexual contra anarsia y grafolita generalmente llega a mantenerlas controladas sin necesidad de ser reforzada con aplicaciones químicas.

Tanto si se aplica el método de confusión sexual como si no, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta, es la necesidad de establecer sistemas para determinar si la plaga está bajo control o si al contrario, se debe intervenir químicamente. Las dos formas de determinación del nivel de plaga que se aplican en las plantaciones del área frutícola de Lleida, son la colocación de trampas de monitoreo y el recuento de brotes/ frutos afectados.

Las trampas de monitoreo se establecen con una densidad aproximada de una unidad por hectárea, añadiendo alguna en caso de que existan zonas tradicionalmente problemáticas dentro de la plantación.

La observación de las trampas será semanal. Los umbrales de tolerancia basados en captura en trampa que aparecen en la tabla 1 son los que se emplean en fincas donde no se aplica el método de confusión sexual, ya que en las fincas donde se aplica el método no existe una correlación entre el número de capturas en trampa y la necesidad de intervenir químicamente.

En la zona frutícola del valle del Ebro, el recuento de brotes se inicia a finales del mes de mayo y tiene una periodicidad quincenal, y a partir de mediados de junio se inicia el recuento de frutos.

El número de brotes/frutos a contar dependerá del historial de la finca y del riesgo actual de ataque.

En el caso de que la información facilitada por cualquiera de estos dos sistemas de seguimiento indique que la plaga ha superado el umbral económicamente aceptable, el técnico podrá optar por aplicar alguna de las opciones permitidas por la norma técnica de frutales de hueso (Tabla 1).

 

 

Ceratitis capitata

Debido a su gran polifagia, ceratitis es una de las plagas que más problemas causa a los frutales de la demarcación de Lleida, y entre todas la especies existentes en esta zona tiene predilección por las diferentes variedades de melocotón y nectarina.

Tal como se ha indicado en un artículo anterior, recientemente se han incrementado los problemas para el control de esta plaga sobretodo debido a la aplicación de la Directiva 91/414, que implicó un proceso revisión y reducción drástica de las materias activas existentes y subsiguiente creación del Registro único comunitario de materias activas autorizadas; pero también debido al incremento de la duración del ciclo en esta zona (en los últimos 15 años se ha adelantado un mes la fecha media de inicio de capturas de adultos).

Estas circunstancias han modificado en parte el control de ceratitis que se realiza actualmente, existiendo actualmente una gran difusión en la zona los conocidos como métodos alternativos de control de mosca de la fruta, como captura masiva, atracción y muerte, y quimioesterilización.

Entre las acciones complementarias que ayudan a mantener la plaga en niveles aceptables, existen algunas que resultan bastante recomendables, este es el caso de la retirada de frutos atacados, o la destrucción de pupas invernantes de ceratitis que se encuentran enterradas en la plantación.

En el manejo integrado, las decisiones de intervención química se toman en base a dos técnicas diferentes, por un lado las capturas en trampa de feromona, siendo el umbral de intervención la captura de adultos en dos controles consecutivos.

El otro sistema para determinar la conveniencia de la intervención es la detección de frutos afectados por la plaga. Para la detección de frutos afectados se realiza un recuento de frutos, tanto en los márgenes de la finca como en el interior (Tabla 2).

 

 

Trips sp.

Los trips son una plaga caracterizada por actuar en dos momentos diferentes respecto a la fenología del melocotonero, existiendo especies que atacan en el periodo de floración y otra especie que suele colonizar el fruto a partir del envero. Los síntomas se localizan a partir de floración, siendo la época más sensible la que va desde caída de pétalos hasta el estadio de collarín, estadio H según Fleckinger o 71 escala BBCH.

Las especies que aparecen con más frecuencia en la época de floración de los frutales de hueso pertenecen a la familia Thypidae, Taeniothrips meridionalis,T. inconsequens, T. angusticeps, T. tabacoy familia Aeolothripidae, Aeolothrips tenuicornis, entre otros.

A partir de primeros de mayo se localiza en las plantaciones otra especie de trips causante de daños más importantes sobre frutos que los producidos por los trips que atacan en floración, se trata de Frankliniella occidentalis. La sintomatología sobre frutos, ocasionada por F. occidentalis, produce como aspecto más remarcable plateados superficiales sobre la epidermis del fruto, razón por la cual éstos no resultan aptos para la comercialización.

En el control integrado de Frankliniella resultan importantes las medidas culturales que se pueden aplicar. En este caso, se recomienda segar la hierba justo en el momento de empezar la recolección ya que parte de la población de adultos pueden estar colonizando las flores de ciertas plantas herbáceas de la plantación, si se cortan, las poblaciones colonizan rápidamente los frutos agravando sensiblemente el problema.

Los métodos de estimación de poblaciones resultan beneficiosos para conocer el estado de la plaga en cada momento, y de esta forma poder tomar las decisiones de control que sean más adecuadas. Para conocer los niveles de trips que actuan en floración, se puede determinar mediante golpeo de un ramo contra una superficie blanca, o bien, gracias a una trampa cromática de color amarillo en la que se coloca una kairomona especifica contra trips. En esta época también se puede utilizar el conteo directo sobre flores. Los umbrales de intervención están basados en la detección de 5% de flores o frutos con presencia de la plaga.

En caso de superación del umbral de tolerancia, el control de esta especie no resulta fácil, en primer lugar por la falta de materias activas autorizadas eficaces, pero también por la problemática de incidir sobre el insecto en algunas fases de su desarrollo debido a la dificultad de que la materia activa contacte con el insecto.

Este es el caso del momento de puesta de huevos por parte de la hembra, que se realiza mediante un oviscapto introducido en el parénquima de las hojas, flores, frutos o brotes tiernos, todos ellos lugares donde los huevos quedan protegidos; otro momento en que resulta difícil actuar sobre la plaga es la ninfosis, ya que se realiza preferentemente en el suelo. Debido a estas circunstancias se reducen las fases del ciclo del trips en que se puede actuar contra ellos, resultando únicamente durante la fase larvaria y la adulta.

Las sustancias activas autorizadas para intervenir contra trips aparecen en la Tabla 3, y se puede establecer una clasificación en función de su situación y eficacia:

-       Acrinatin, y Tau-fluvalinato: se encuentran en situación de retirada voluntaria, (solo autorizados hasta 30/06/2011).

-       Metiocarb (solo autorizados tratamientos previos a la floración): esta materia activa no resulta eficaz si se aplica en la época en que está autorizada, por no coincidir con presencia de trips en las plantaciones.

-       Metil clorpirifos: presenta una eficacia media.

Las dos materias activas que presentan mayor eficacia contra Frankliniella son Spinosad y Acrinatin. Hay que resaltar que la adición de azúcar (1%) mejora la eficacia de estas materias activas.

 

 

Mosquito verde (Empoasca descedens)

El mosquito verde es una plaga que afecta al melocotonero de la zona frutícola del valle del Ebro, pero de una forma menos destacada que las plagas citadas anteriormente. Esta plaga actúa principalmente sobre las hojas y los brotes tiernos de la planta, y su forma de acción está basada en la succión de la savia del floema en las enervaciones principales.

Generalmente, el resultado de un ataque intenso ocasiona en las hojas amarilleamientos y necrosis apicales, pudiendo provocar su caída prematura.

En plantaciones donde los árboles son jóvenes o están en formación, sobretodo en viveros, un ataque fuerte de empoasca puede frenar o impedir el desarrollo de estas plantas.

Según la norma técnica de producción integrada de frutales de hueso, el umbral que sirve como criterio para determinar la conveniencia o no de la intervención a base de fitosanitarios es la simple observación de presencia de individuos.

Para determinar los niveles de plaga en cada momento se pueden utilizar placas cromáticas engomadas, sobretodo se usan de color amarillo. Para determinar la presencia de ninfas de mosquito verde se puede realizar mediante la observación de cierto número de brotes distribuidos a lo largo de la finca (Tabla 4).

 

Pulgones (Myzus persicae y Brachycaudus swchartzi)

Los efectos perjudiciales más destacados que son causados por myzus, son los daños directos causados sobre hojas, brotes y ramas tiernas, y los daños indirectos causados gracias al efecto transmisor de virosis. Brachycaudus también causa lesiones en yemas, brotes, flores, hojas y frutos.

Los umbrales de tolerancia varían en función del periodo vegetativo en que se realice la observación, resultando que en prefloración basta la simple detección de presencia de pulgones, y en cambio, en postfloración los umbrales se relacionan con el porcentaje de árboles ocupados en función del tipo de pulgón y de la especie de frutal (Tabla 5).

Una vez superado el umbral de tolerancia, la elección de la materia activa a utilizar para mantener bajo control la plaga estará condicionada no solo por su eficacia sino también por su selectividad, ya que se busca el máximo respeto para la fauna auxiliar que incide sobre la población de pulgones.

Dentro de los depredadores de pulgones, destacan larvas y adultos de neurópteros (Chrysopa), Coleópteros coccinélidos (Coccinella septempuntata), larvas de dípteros y varios himennópteros.

En la Tabla 5 figura una relación de las materias activas autorizadas según la norma técnica de producción de frutales de hueso junto con las especies vegetales para las que están autorizadas.

 

 

Piojo de San José (Comstockaspis perniciosa)

El piojo de San José es una plaga que presenta un amplio espectro de ataque, en cuanto a especies potencialmente afectadas, destacando en todos los casos los efectos negativos que provoca sobre ramas, brotes o frutos. Los daños sobre fruto provocan unas pérdidas económicas directas por la reducción de cosecha, pero también puede haber efectos negativos indirectos derivados de la acción de esta plaga sobre brotes o ramas, que puede provocar el debilitamiento del árbol a medio plazo si no se adoptan las medidas oportunas.

El umbral de tolerancia de esta plaga es variable en función de la época en que se realice el seguimiento, así, tanto en el periodo de reposo invernal como en pre-floración, se establece que resulta adecuada la intervención química si se ha observado presencia de la plaga en la recolección anterior o la poda invernal. En cambio, en primera generación se considera adecuada cuando existen más del 2% de árboles ocupados por formas móviles.

En el caso de plantaciones de cerezo, este criterio se simplifica, considerando que el umbral de tolerancia está en todo momento en la simple observación de presencia de la plaga.

Como ya se ha hecho referencia, se puede determinar la presencia de piojo de San José mediante observación directa del material vegetal, y también mediante otros métodos como el uso de trampas con feromonas sexuales.

Tal como muestra la Tabla 6, las materias activas a utilizar cuando se supera el umbral de intervención dependen de dos parámetros, por un lado dependen de la especie de frutal de la que se trate, y por otro del momento de intervención.

 

 

Ácaros

Existen diferentes especies de ácaros que causan daños de importancia económica en los frutales de hueso del valle del Ebro, entre ellos destaca sobre todo Panonychus ulmi Koch (ácaro rojo), pero también Tetranychus urticae Koch (araña roja) y Aculusfockeui (ácaro del plateado del melocotonero).

Generalmente, el efecto que provoca un ataque por ácaros es inicialmente un cambio de coloración en hojas, iniciándose en una primera fase la decoloración de la epidermis seguida de un oscurecimiento que puede llegar hasta la necrosis.

También los frutos pueden verse afectados por acción de los ácaros. En caso de que el ataque sea muy intenso, también puede haber una fuerte defoliación del árbol.

Las actuaciones a llevar a cabo para combatir los ácaros presentes en los frutales de hueso, se deben seleccionar teniendo muy en cuenta que sean lo más respetuosas posible con la fauna auxiliar (ejemplo: fitoseidos), ya que estos organismos resultan fundamentales para mantener las poblaciones de ácaros en unos niveles aceptables. La Tabla 7 muestra las materias activas permitidas para el control de ácaros, divididas en función de si existe presencia de tetraníquidos o de eriófidos.

En cuanto a las enfermedades que afectan los frutales de hueso del valle del Ebro, a continuación se exponen los principales aspectos para su control integrado, así como otros aspectos contemplados en la norma técnica de producción de estos frutales:

 

 

Monilia spp.

Se citan en bibliografia diferentes especies de monila, que pueden afectar a varias especies de frutales: Monilinia laxa (Aderh et Rulh), M. fructigena (Honey in Whetzel), M. fructicola (Wint.) Es una de las enfermedades que más problemas crea en frutales de hueso, principalmente melocotonero, nectarina, albaricoquero, ciruelo, cerezo, pero también en otros como almendro, y en menor medida en frutales de pepita.

La monilia en la zona frutícola del Valle del Ebro se puede manifestar en dos épocas diferentes, floración y maduración de los frutos.

Durante el momento de floración son muy sensibles a esta enfermedad, el albaricoquero, cerezo, almendro y ciruelo, pero en los últimos años también se ha observado un incremento de daños en esta época sobre melocotonero y nectarina.

La especie que se detecta con más facilidad es M. laxa. Como se ha indicado, también se manifiesta la enfermedad durante la época de maduración, e incluso durante el periodo de embalaje de frutos para su comercialización, creando problemas muy graves cuando la fruta llega a su destino.

El hongo pasa el invierno en chancros de ramas, brotes o bien en frutos atacados del año precedente (momias), iniciándose la contaminación sobre flores i brotes en primavera, cuando las condiciones ambientales son favorables. En la época de maduración los frutos suelen ser atacados a partir del envero, siendo más elevada la sensibilidad del fruto cuanto más avance la maduración, y alargándose durante el proceso de comercialización. Estos ataques pueden verse favorecidos si existen heridas sobre el fruto, generalmente provocadas por lluvia o pedrisco.

En cuanto a las medidas culturales, cabe destacar que todas las medidas encaminadas a reducir el inóculo invernante son importantes para el control de la enfermedad, como el corte de los brotes afectados durante la poda y la eliminación de los frutos momificados.

Es importante la utilización razonable de riegos y abonado, también las prácticas culturales encaminadas a favorecer la penetración de la luz en el interior del árbol, mediante podas de verano, y evitar en lo posible las heridas provocadas durante la recolección de frutos.

Posteriormente, es conveniente la rápida entrada del fruto en la central, además de una correcta desinfección de elementos de carga y cámaras, circunstancias que ayudan a limitar los ataques del hongo.

Las alternativas químicas y cultivos autorizados para combatir la monilia aparecen en la Tabla 8.

 

 

Oídio Sphaerotheca pannosa (Vall.:Fr.)

Es una de las enfermedades clásicas de los frutales de hueso, afectando principalmente a melocotonero y nectarina, pero también a albaricoquero y ciruelo.

Podosphaera tridáctila (Vallr.) de Bari, afecta brotes y frutos, resultando el periodo de colonización desde caída de pétalos hasta el endurecimiento del hueso. A partir de este momento, la sintomatología se detecta principalmente sobre brotes.

El control de esta enfermedad es eminentemente preventivo, en plantaciones muy problemáticas se puede aplicar polisulfuro de calcio en estadio fenológico A-B o bien iniciar los tratamientos a partir de caída de pétalos. Estos tratamientos en período vegetativo se pueden realizar o bien con azufre o con antioidios específicos. Las materias activas autorizadas por la norma técnica de producción de frutales de hueso se encuentran en la Tabla 9.

 

 

Fusicoccum: Phomopsis amigdali (Del) Tuset & Portilla

Esta enfermedad suele afectar principalmente a melocotonero y nectarina, manifestándose sus síntomas sobretodo en brotes. La sintomatología que se puede observar en estos brotes consiste en una necrosis circundando una yema, es el punto de entrada de la enfermedad.

En la mayor parte de los casos, a partir de este punto el brote se seca.

Las medidas culturales que se suelen aplicar consisten en la eliminación mediante la poda de los brotes afectados, actuación que puede ser una medida muy importante para controlar la enfermedad.

La lucha química se efectuará en dos momentos concretos, el primero se sitúa a partir del mes de septiembre antes de la caída de hojas, y el segundo en el inicio del periodo primaveral (Tabla 10).

 

 

Cribado (Wilsonomyces carpophylus (Lev.)) y abolladura (Taphrina deformans (Burk.))

El cribado es una enfermedad que se puede detectar sobre melocotonero y nectarina y albaricoquero.

Esta enfermedad de los frutales de hueso puede afectar a brotes, hojas y frutos. Sobre los frutos, los síntomas consisten en unas manchas rojizas que sobresalen de la epidermis, produciendo como resultado la depreciación comercial del fruto.

Sobre hojas, produce unas manchas oscuras de color pardo que con el tiempo se desprenden y dan el aspecto de perdigonada, con unos pequeños agujeros distribuidos por toda la hoja.

La lepra o abolladura es otra enfermedad característica de los frutales de hueso que afecta principalmente al melocotonero y nectarina, y en menor medida al albaricoquero.

Los primeros ataques se detectan sobre las hojas tiernas, que presentan un aspecto abullonado y evolucionan hasta alcanzar una deformación considerable, estas hojas afectadas se secan y con el tiempo acaban desprendiéndose del árbol.

El periodo de ataque se inicia con el movimiento de la sabia en el árbol y los tratamientos se deben realizar pronto, en estadio fenológico B.

Las materias activas que se pueden utilizar para intervenir químicamente contra estas enfermedades se enumeran en la Tabla 11.

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