El empleo de "trampas cazamoscas" como sistema para reducir las poblaciones de mosca del Mediterráneo se remonta a principios del siglo XX en que se empleaban recipientes invaginados de vidrio cebados con restos de carne o pescado. Desde esos primeros mosqueros hasta hoy en día, la técnica de trampeo masivo ha evolucionado continuamente y en la actualidad se dispone de trampas más eficaces y prácticas, y de atrayentes mucho más potentes y fáciles de manejar. El empleo de la captura masiva ha demostrado su eficacia reduciendo las poblaciones de mosca y, finalmente, el nivel de daño en fruta, aunque el número de trampas necesarias para ejercer este control varía según la susceptibilidad del cultivo a proteger y de las poblaciones naturales de mosca en la zona.
El sistema de atracción y muerte se plantea como una alternativa al trampeo masivo clásico, aportando una serie de ventajas como es ser un sistema más barato porque no necesita un receptáculo donde confinar a las moscas. Además, se reduce el gasto que supone transportar y manejar los elevados volúmenes que ocupan las trampas. Por otro lado, se evita utilizar los insecticidas con acción por inhalación que precisan las trampas y que han sido prohibidos en su mayoría tras la última revisión de la Comunidad Europea en la directiva 91/414. Además estos dispositivos no se saturan de moscas ni requieren mantenimiento.
En esta presentación se muestran varios ensayos de eficacia en que se compara el sistema de atracción y muerte de varias casas comerciales frente al trampeo masivo y a las aplicaciones de insecticidas como métodos de control. Los resultados muestran que el sistema de atracción y muerte es al menos tan eficaz como el trampeo masivo o las aplicaciones de insecticidas, obteniéndose una reducción significativa de las poblaciones y del porcentaje de fruta picada.
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