El Dr. Friedhelm Schmider, Director General de la Asociación Europea para la Protección de las Plantas (ECPA), es uno de los profesionales que mejor conocen el sector de la Sanidad Vegetal, tanto desde el punto de vista de la industria como desde el ámbito legislativo comunitario. Con una formación de alto grado en la Universidad alemana de Hohenheim en Ciencias del suelo, agricultura, bosques y biología y más de 20 años de trabajo dentro de la industria, tanto en departamentos técnicos como comerciales, Friedhelm Schmider es un experto en la negociación y en las relaciones institucionales, lo que le sirve para navegar día a día en las difíciles aguas de la Comisión Europea.
Siempre afable y con una sonrisa en su rostro, el Dr. Friedhelm Schmider es muy claro a la hora de defender el papel fundamental de los fitosanitarios en la agricultura europea y su aportación básica para que podamos disponer de alimentos saludables a buen precio y en cantidad suficiente, durante todo el año, en nuestros platos. En esta entrevista repasamos la actualidad del sector, las últimas normativas comunitarias sobre protección vegetal y los retos de futuro de la agricultura europea.
¿Cómo ha evolucionado el mercado de fitosanitarios en Europa en 2008? ¿Qué familias de productos han sido las que más han subido y porqué?
En términos generales la evolución del sector de la Protección Vegetal en Europa en 2008 ha sido positiva, creciendo desde los 7.080 millones de euros facturados en 2007 a más de 7.200 millones. Como es lógico, la climatología es un factor fundamental para el comportamiento del sector y para la evolución de las diversas familias de productos. Por ejemplo, al norte de los Alpes lo más importante son cultivos como la remolacha y los cereales y el problema principal son los hongos, por lo que los fungicidas han crecido significativamente. Al sur el mayor problema son los insectos y por tanto la familia de insecticidas. Sin embargo, es interesante advertir que el problema del Calentamiento Global está trasladando plagas del sur de los Alpes al norte y ya vimos en 2008 un problema en el norte de Europa con unos insectos que han atacado al cultivo de colza, lo que no es normal en esa área. Por tanto, el cambio climático nos advierte que los agricultores necesitan toda una serie de herramientas adecuadas para luchar contra las plagas cuándo y dónde surjan.
El nuevo Reglamento sobre comercialización de productos fitosanitarios ha sido muy polémico para el sector agrario en 2008. Todos los implicados del sector estaban claramente en contra de las propuestas de la Comisión y, especialmente, del Parlamento Europeo.
¿Qué balance hace la industria de la propuesta finalmente aprobada? ¿Puede dejar suficientes materias activas para que la agricultura europea sea viable y rentable en el futuro?
En el paquete regulador de los productos fitosanitarios tenemos, por una parte, la revisión de las materias activas que pueden permanecer o estar permitidas en el mercado actual y futuro (revisión de la Directiva 91/414 y Reglamento sobre comercialización de productos fitosanitarios). Esta revisión tiene unos graves efectos sobre los cultivos menores ya que se van a quedar muchos de ellos sin materias activas para luchar contra las plagas.
En otros cultivos solo queda una forma de lucha contra las plagas, lo que va a generar resistencias y los graves problemas que ello conlleva. Esta reducción afecta a todos los países de la UE y más a países con gran variedad de cultivos menores como España. La industria necesita tiempo para poder ofrecer nuevas soluciones al sector, al menos 10 años por cada sustancia activa, y el problema es cómo proteger durante esos años los cultivos. ECPA ha luchado para que la normativa no fuera aún peor y seguiremos haciéndolo para que su desarrollo sea razonable y lógico, siguiendo parámetros estrictamente científicos.
Por otra parte, tenemos la Directiva de Uso Sostenible de productos fitosanitarios que tiene muchos aspectos positivos con los que estamos comprometidos, como la formación de los agricultores para evitar la contaminación de las aguas, o la verificación de los equipos de aplicación, la reducción de riesgos que implica una gestión integrada del control de plagas, etc. Esta Directiva depende de cada país y la cuestión es saber cómo va a aplicar España todas estas medidas y si se hará de forma que se puedan mantener la enorme diversidad de cultivos de este país.
Se ha hablado reiteradamente de una lista de materias prohibidas, ¿existe esta lista? ¿Cuál va a ser la reducción real de productos que van a sufrir los agricultores europeos?
Todo lo que se ha dicho sobre una "lista negra" son puras especulaciones.
No existe ninguna lista de 20 materias activas. De hecho no hay ninguna lista. La Comisión tiene ahora dos años para definir científicamente los parámetros que establezcan qué productos son comercializables.
Cuando llegue ese momento se podrá precisar qué materias activas continúan. En este momento existen 55 materias activas pendientes de evaluación y creo que la mayoría estarán en la lista positiva.
¿Cómo afectará esta reducción de materias activas a las compañías? ¿Habrá más fusiones?
A nivel de fusiones, el proceso de consolidación de nuestro sector ya se produjo en gran parte hace años, cuando teníamos 15 grandes compañías que investigaban en este sector y hoy solo tenemos ya 5 multinacionales que invierten intensivamente en I+D+i, y la razón es que la investigación es muy costosa y las empresas se han unido para disponer de recursos suficientes.
Con sólo cinco grandes compañías con capacidad para investigar parece difícil que haya más fusiones. Otro tema es que hemos pasado en la UE de tener 1.100 materias activas en 1992 a las 320 materias activas que tenemos hoy, incluyendo las nuevas. Esto sí tendrá un efecto sobre el mercado y sobre la supervivencia de empresas comercializadoras de productos y sobre la red de distribución.
¿Agilizará la nueva normativa el registro de materias activas que en España está totalmente paralizado?
En principio se pretende que todo el proceso de registro sea más fácil y simple, realizando, por ejemplo, un único examen del área toxicológica que sirva para todos los países, ya que es la misma en un país o en otro. El problema es la confianza entre las autoridades responsables y que en España se fíen de los análisis de otros países y viceversa. Lo que está claro que los retrasos en el registro que sufren en España es responsabilidad de la Administración española.
Un tema en el que España es un ejemplo y será clave del futuro es la Producción Integrada: ¿Cree que sería necesaria una normativa común para toda Europa de Producción Integrada? ¿Qué pasará si cada región o país hace su propia normativa?
En principio la Producción Integrada depende de cada país. Pero para tener un resultado homogéneo sería conveniente fijar un marco común para toda Europa. Sin embargo, hay que aceptar que la producción de manzanas es diferente en Finlandia que en España y, por tanto, tendrá que haber una normativa para cada país y para sus cultivos. Lo que si que es importante es dejar muy claro lo que es Producción Integrada y que no se confunda con los productos orgánicos, como hay grupos interesados en hacer. Tenemos que explicar muy claramente, tanto los agricultores como el sector fitosanitario, que no es posible una agricultura sin control integrado de plagas.
Otro tema que preocupa al sector es el de la contaminación de las aguas. ¿Cómo valora el desarrollo del Proyecto TOPPS y qué nuevos proyectos existen en este campo?
El proyecto TOPPS acabó en octubre de 2008 y ha sido muy útil para demostrar que se pueden eliminar las fuentes puntuales de contaminación de las aguas en las explotaciones agrícolas.
Ahora estamos trabajando en otro proyecto, que es su continuación, llamado Bridge (puente) que estudiará cómo evitar la contaminación de las aguas a través de las escorrentías y crear una segunda fase del proyecto TOPPS, porque todavía hay mucho que hacer en la formación de los agricultores para reducir estas fuentes de contaminación.
ECPA está también al frente de la lucha contra el tráfico de fitosanitarios ilegales. ¿Qué resultados se están obteniendo en los diferentes países y qué nuevas acciones van a desarrollar para acabar con este tráfico ilegal?
Tenemos un problema muy importante que es la falsificación de los productos fitosanitarios y el tráfico ilegal.
Por una parte se exige muchísimo a los que comercializan de forma legal, pero existe toda una red de tráfico ilegal que vende sustancias que no sabemos ni sus efectos sobre el medioambiente, ni sobre la salud. Pero no tenemos estadísticas sobre este tráfico ilegal porque hablamos de redes criminales y solo podemos luchar contra ellos. En colaboración con los Gobiernos y las policías de diferentes países como España, estamos intentando cerrar las rutas de este tráfico y ya hemos podido cerrar algunas de estas rutas, pero es realmente muy difícil. Los agricultores deben ser conscientes del riesgo para su salud, para el medioambiente y el enorme riesgo para su negocio y su sector si utilizan estos productos ilegales.
Los agricultores son los primeros que tiene que luchar contra este tráfico y denunciarlo.
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