Es más que lamentable, decepcionante, la inmovilidad del sector productivo citrícola ante una situación que de seguir así, empeora. Al contrario, el sector comercial piensa en acciones nuevas, como por ejemplo, hace ya un cierto tiempo la emprendida por la Cooperativa de Nules, en su intento de contar con nuevas mandarinas/clementinas, con su desplazamiento a China en su búsqueda. A la vez, se tropieza con los EE UU en negarse a registrar las nuevas variedades puestas a punto por el IVIA. También, señalemos la creación de un grupo de exportadores en la búsqueda de nuevas naranjas.
A la vez, hemos de señalar el repunte de las Navelate, que en el curso de esta campaña se han pagado algo mejor que la Navel lane late. Pero es de lamentarse, a la vez, la ausencia de alguien en el sector de la producción que ejerza de líder en tratar de renovar la postura y buscar una salida deseada y deseable para los que quejándose con razón, se quedan lamentablemente en ello. Su renovación es algo a acometer, principalmente por ellos mismos y porque es necesario.
Habrán de darse cuenta que no era humo de paja cuando se insistía en que el problema es la excesiva producción de los países del Mediterráneo y la nuestra propia, así como la necesidad de realizar un cambio en el campo. Hay que buscar caminos de mejora.
Es de pensar que estamos en un momento en el que quizá podemos aumentar la producción de la Clemenules, pero ello ha de realizarse con mucha precaución y buscando el ambiente adecuado. Ya se cuenta con una cierta cantidad de Nardocott, pero sin negarle que es una tardía, en cada lugar hay que hacerle el juego a lo que representa, y es la Clemenules; es decir, el título que se le ha asignado de "la mejor naranja del mundo por su cantidad de vitamina C, dado el color anaranjado de su zumo". Sin quitarle méritos a ninguna otra.
Más, la cuestión que abordamos arriba en este comentario, es otra. No hay ánimos de emprender un cambio que, de otra parte, ¿es imprescindible en el modo de producción que es lo que mejor sabe el campo citrícola?. Las cooperativas han de ejercer de lo que son, si quieren subsistir. Esto es algo que se apuntó en su día, cuando era ya el tiempo de acometerlo. Pero no han sido capaces. Y si no lo emprenden algún otro lo hará por ellos. Lo que no es normal es mantenerse a la espera, de qué.
Olvidan que ha sido la pequeña propiedad la que le ha dado a la citricultura el valor de la mejor producción. Pero cada momento en la Historia tiene sus fines y su ejecutoria.
¿Cuántas veces tenemos oído que las mandarinas era difícil que las mantuviéramos? Tantas como, al igual, que las Sanguinas llegaron no hace tantos años, a contar con 900.000 toneladas, y en la actualidad no llegan ni a 4.000 toneladas. Ahora veremos si ante la situación damos el paso adecuado y substancial para salir del agujero en que hemos caído por no aceptar la realidad cantada como ésta. Esperemos que ante lo que se vive alguien del sector citrícola dé el grito de lo que es normal hacer y debe de hacerse para no perderlo todo en dilaciones y discusiones sin fin que no llevan a parte alguna. En ello estamos.
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