El pasado 19 de febrero tuvo lugar en Córdoba una jornada técnica donde se presentaron los últimos avances científicos y técnicos sobre la aplicación y beneficios de las micorrizas en el olivar.

La jornada, organizada por la Universidad de Córdoba a través de su Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) conjuntamente con la empresa fabricante de micorrizas MYCOSYM TRITON, S. L., convocó a 250 personas, incluyendo científicos, técnicos y agricultores relacionados con la olivicultura.

 

El salón de actos del Colegio Mayor Universitario Ntra. Sra. de la Asunción de Córdoba acogió la III Jornada Técnica de Micorrizas en el Olivar, organizada por la OTRI de la UCO y la empresa de biotecnología para el desarrollo de la micorriza, Mycosym, a la que asistieron unas 250 personas. El objetivo es profundizar en los últimos avances en este campo y extender los conocimientos sobre sus efectos en la olivicultura.

Los temas abordados dentro de la tecnología de la micorrización del olivo fueron desarrollados por el Dr. José Miguel Barea Navarro (Profesor de Investigación, Estación Experimental del Zaidín-CSIC, Granada), el Dr. Rafael M. Jiménez Díaz (Catedrático de Patología Vegetal, Universidad de Córdoba; Profesor de Investigación, Instituto de Agricultura Sostenible-CSIC, Córdoba), la Dra. Victoria González Dugo (Investigadora del Departamento de Agronomía, Instituto de Agricultura Sostenible-CSIC, Córdoba), y D. Serafín Triviño Gómez de las Cortinas (Director Comercial de Mycosym Triton, S. L.). Los temas principales de las conferencias se resumen a continuación.

Beneficios de la aplicación de micorrizas en la agricultura

Dr. José Miguel Barea Navarro (Profesor de Investigación, Estación Experimental del Zaidín-CSIC, Granada).

Se denomina micorriza a la asociación simbiótica mutualista entre ciertos hongos microscópicos del suelo y las raíces de la mayoría de las plantas. La interacción resulta en mutuo beneficio ya que el hongo suministra a la planta nutrientes y agua desde el suelo mientras que el hongo se nutre de los productos carbonados que produce la planta en la fotosíntesis. Como resultado, la planta micorrizada tiene mayor capacidad de desarrollarse de forma adecuada, particularmente cuando se encuentra en condiciones subóptimas o entornos de estrés biótico y abiótico, como déficit hídrico, salinidad, desequilibrios o carencias nutricionales (especialmente fósforo), contaminantes y metales pesados en el suelo, y ataques por algunos patógenos de raíces. En los sistemas de producción agrícola, los beneficios de la aplicación de inoculantes micorrícicos se resumen en: (1) Estimulación del enraizamiento y desarrollo de las plántulas; (2) Mayor supervivencia al trasplante (3) Reducción de los requerimientos de fertilizantes y fitosanitarios; (4) Reducción de los daños por el ataque de patógenos de raíz; (5) Mejora de la tolerancia a estreses abióticos (salinidad, sequía, heladas); (6) Precocidad en la floración y fructificación; e (7) Incremento y uniformidad en la producción de frutos. La disponibilidad de inoculantes basados en hongos micorrícicos en cantidades y condiciones aptas para su aplicación en agricultura y medio ambiente se plantea como un elemento clave en un manejo integrado de los estreses que reducen el rendimiento de los cultivos, manteniendo la sostenibilidad de las producciones. Una moderna olivicultura debe tener en cuenta el manejo de la microbiología del suelo como recurso para mantener la rentabilidad de las producciones mediante prácticas respetuosas con el medio ambiente, integrando todas las herramientas agronómicas disponibles para ello.

Verticilosis del olivo: estado actual y perspectivas para su manejo integrado.

Dr. Rafael M. Jiménez Díaz (Catedrático de Patología Vegetal, Universidad de Córdoba; Profesor de Investigación, Instituto de Agricultura Sostenible- CSIC, Córdoba).

La Verticilosis, causada por el hongo Verticillium dahliae, es actualmente la enfermedad de mayor importancia económica de las que afectan al olivar en Andalucía.

Desde su primera descripción en los años 1980´s localizada en las provincias de Córdoba, Jaén y Sevilla, la enfermedad se ha extendido a todas las provincias andaluzas y está presente en plantaciones de olivo en otras Comunidades Autónomas (Ej.; Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, Valencia), afectando en particular y de forma severa a árboles jóvenes en nuevas plantaciones de regadío. El control de la enfermedad está dificultado por: (1) la prolongada capacidad de supervivencia del patógeno en el suelo así como el amplio rango de huéspedes alternativos en los que puede sobrevivir y multiplicarse; (2) su crecimiento confinado en el xilema del huésped durante su parasitismo, lo que impide el acceso mediante fungicidas de aplicación tópica; (3) la prevalencia del patotipo defoliante, la variante más altamente virulenta y letal del patógeno, en proceso aún de dispersión por todas las zonas productivas; y (4) la versatilidad con la que el patógeno es capaz de diseminarse a corta y larga distancia, incluyendo: (a) el uso de plantas de vivero con infecciones latentes; (b) el transporte con el agua de riego infestada; (c) con las hojas caídas de árboles afectados por el patotipo defoliante; (d) el desplazamiento de restos de plantas enfermas y de cosechas de cultivos afectados (principalmente algodón) y; (e) el desplazamiento de suelo infestado por aperos, vehículos, agua de riego, etc.

Atendiendo a las observaciones anteriores, el control de la Verticilosis del olivo debe basarse en la aplicación de medidas de lucha previas a la plantación en una estrategia de manejo integrado, que comprenden: la elección de un lugar de plantación libre del patógeno y alejado de cultivos susceptibles, la erradicación del patógeno por desinfestación química, física o biológica, la utilización de plantas de vivero certificadas libres del patógeno y evitar el uso de los cultivares más susceptibles al patotipo defoliante de V. dahliae. En este sentido, la solarización de zonas del suelo cercanas a la raíz de las plantas se ha demostrado eficiente y económicamente viable como inversión para reducir el inóculo del patógeno antes de la plantación.

El conocimiento científico que se viene produciendo sobre la naturaleza etiológica y epidemiológica de la Verticilosis del olivo indican convincentemente que esta enfermedad es de naturaleza compleja, y que su manejo integrado puede ser potenciado aprovechando el fenómeno de recuperación sintomática de las plantas enfermas, que ha sido observado repetidamente en olivares en diferentes países y demostrada experimentalmente mediante investigaciones en España. Presumiblemente, dicha capacidad resulta de la compartimentalización del hongo en el xilema infectado mediante actividad cicatricial o por el xilema secundario producido por el cambium vascular, unido a la limitada capacidad de crecimiento radial de V. dahliae en el xilema infectado. La capacidad del olivo de recuperarse de los síntomas de la enfermedad se manifiesta por una reducción de la incidencia y/o severidad de ésta en el tiempo, una vez que ha alcanzado un umbral de edad en la planta. Como consecuencia de ello, el desarrollo de la enfermedad en un árbol en años sucesivos requiere que cada año tengan lugar nuevas infecciones a través del sistema radical de la planta. Por ello, la reducción del potencial de enfermedad severa en la planta, y la protección de las raíces de los árboles sintomáticamente recuperados contra nuevas infecciones por el patógeno, pueden ser estrategias útiles para el control de la Verticilosis causada por el patotipo defoliante de V. dahliae.

La información disponible derivada de investigaciones sobre el desarrollo de la Verticilosis en plantones de olivo micorrizados indica importantes beneficios de la micorrización en la promoción de la recuperación sintomática, aunque no ha sido posible aún demostrar que la micorriza impide la infección por el patógeno en la extensión necesaria para ser considerada como agente de control biológico que proporciona efecto protector en términos estrictos. Sin embargo, la estimulación del crecimiento conferida por la simbiosis micorrícica, incluso en plantones infectados por el patógeno, reduce consistentemente los efectos deletéreos de la enfermedad a niveles que incluso compensan el crecimiento menos vigoroso de las plantas no micorrizadas y sanas.

Dicha valoración proviene de los trabajos que se vienen desarrollando desde hace 3 años respecto del efecto de la micorrización con G. intraradices en las combinaciones de los (cvs. Picual y Arbequina) - V. dahliae (patotipo defoliante), en los que se están corroborando que las plantas micorrizadas son susceptibles a infecciones por V. dahliae defoliante a niveles significativamente similares a las plantas no micorrizadas. En este estudio, desarrollado en condiciones controladas óptimas para el desarrollo de la Verticilosis y de campo, se encontró que en plantones micropropagados tiene lugar una estimulación en el crecimiento en mayor proporción que en plantas procedentes de estaquillas autoenraizadas con edad aproximada de 1 año. El mayor estímulo en el crecimiento obtenido con plantas micropropagadas se debe presumiblemente a una mayor dependencia micorrícica por su porte aún herbáceo. La lignificación de los tejidos y el endurecimiento de las plantas cultivadas por autoenraizado de estaquillas semileñosas en viveros al aire libre, parece conducir a una menor respuesta a la micorrización respecto las plantas micropropagadas. No obstante, independientemente del material vegetal empleado en las investigaciones, se ha observado significativa y consistentemente la potenciación del fenómeno de la recuperación sintomática cuando las plantas estaban micorrizadas, con la emisión de nuevos rebrotes sanos tras la muerte de la rama infectada. Este efecto se ha observado en condiciones totalmente controladas y en parcelas al aire libre infestadas artificialmente con el patógeno, y es más acentuado en los cultivares menos susceptibles al patotipo defoliante, como ?Arbequina?. Los mecanismos por los que las plantas micorrizadas presentan mayor capacidad de recuperación sintomática están por investigar en profundidad. Presumiblemente, el mayor vigor y rapidez de crecimiento proporcionado por la micorrización promueve una aceleración en la generación de nuevos tejidos xilemáticos sanos que contribuyen a confinar la infección en los haces de xilema afectados por la enfermedad.

La aceleración en el crecimiento también podría facilitar a las plantas micorrizadas oportunidad para el escape de la enfermedad al reducir el periodo juvenil, el cual se ha descrito como el más susceptible a las infecciones por el patógeno.

La micorrización de las plantas en vivero les confiere pues un estatus vigoroso y mayor capacidad de contrarrestar los efectos negativos sobre el crecimiento causados por la Verticilosis, así como de favorecer la capacidad de recuperación sintomática una vez han sido infectadas por V. dahliae.

Tolerancia al estrés hídrico del olivar micorrizado.

Dra. Victoria González Dugo (Investigadora del Departamento de Agronomía, Instituto de Agricultura Sostenible-CSIC, Córdoba).

La disponibilidad de agua en el suelo es el principal limitante de la productividad de los sistemas agrícolas. En zonas áridas de producción, como las generalmente influenciadas por el Clima Mediterráneo, más del 70% del agua consumida se destina al riego de los cultivos. La evaporación de agua desde la planta (transpiración) tiene una relación directamente proporcional con la productividad, por lo que las necesidades hídricas netas de un cultivo corresponden a la cantidad de agua que hay que suministrar para mantener un nivel máximo de transpiración. Es conocido que la suma de los ligeros déficit hídricos que se pueden producir en situaciones puntuales de desfase entre la demanda evaporativa y el abastecimiento de agua desde el suelo a la planta son dañinos para el rendimiento.

Por esta razón es esencial orientar las prácticas agronómicas del riego y otras herramientas disponibles en minimizar el estrés hídrico puntual o prolongado que sufren los cultivos, entre los cuales destaca por su importancia económica y social el olivar Mediterráneo.

En la transpiración, el flujo de agua desde el suelo atraviesa el sistema radical y es transportados mediante los vasos conductores del xilema hasta las hojas, donde se evapora hacia la atmósfera. En el camino recorrido por el agua desde el suelo (fuente) a la atmosfera (sumidero) debe superar las resistencias que a su paso ofrecen las distintas fases del trayecto, las cuales se pueden enumerar en: (1) desde el suelo a la superficie de la raíz, (2) desde la superficie de la raíz a los vasos del xilema, (3) transporte por el xilema hasta las hojas, y (4) resistencias para la evaporación desde la hoja a la atmósfera.

Entre las herramientas sugeridas para incrementar la eficiencia en el uso del agua disponible para la productividad de los cultivos se han planteado las micorrizas.

Los efectos descritos de las micorrizas sobre las relaciones hídricas de las plantas han sido divididos en indirectos, cuando se relacionan con el estímulo positivo sobre el crecimiento y la nutrición, y directos, cuando lo están con la tasa de transpiración y el potencial hídrico de la planta. Además, se han sugerido efectos debidos al incremento de la superficie de absorción radical por modificaciones en la arquitectura de la raíz y la red de hifas extraradicales.

Las hipótesis planteadas para los efectos directos son (a) la modificación en la bioquímica de la absorción de agua mediante señales hormonales, (b) modificación de la osmorregulación de la planta, (c) cambio en las propiedades hidrodinámicas del suelo micorrizado, y (d) cambio en el juego de resistencias al paso del agua por el sistema suelo-planta-atmósfera.

Se presentan en esta ponencia los resultados obtenidos hasta el momento en un estudio sobre la tolerancia al estrés hídrico del olivar micorrizado, financiados por Mycosym-Triton, S. L. Se trabaja con la hipótesis de la reducción de la resistencia hidráulica al paso del agua desde la matriz del suelo hasta el xilema, lo que significaría una mayor capacidad de transpiración de la planta micorrizada para un mismo potencial hídrico en el suelo. Para ello se realizan las medidas que permiten el cálculo de la resistencia hidráulica de las raíces en olivos de 3 años al aire libre pero en condiciones controladas de riego. Los resultados preliminares obtenidos corroboran los de un ensayo con césped (Agrostis stolonifera) en condiciones controladas y de diseño idéntico, en el cual la presencia de micorrizas disminuye la resistencia hidráulica al paso del agua, permite una mayor tasa de transpiración aún con potenciales hídricos en el suelo a niveles de estrés para la planta, y proporciona mayor capacidad de recuperación de estréses hídricos puntuales.

Las repercusiones que pueden tener estos resultados sobre las estrategias de manejo del riego de forma eficiente podrían ser el espaciamiento mayor de los riegos consecutivos, es decir, la posibilidad de tolerar un menor potencial hídrico en el suelo (menor cantidad de agua en el suelo) para la decisión de regar, resultando un balance neto estacional con menor consumo de agua sin reducción de la productividad en cultivos micorrizados.

Aplicación de micorrizas en olivo.

D. Serafín Triviño Gómez de las Cortinas (Director Comercial de Mycosym Triton, S. L.).

La disponibilidad industrial con elevados estándares de calidad de los inoculantes micorrícicos es un factor determinante para el aprovechamiento generalizado de esta tecnología en agricultura, jardinería, áreas verdes y medio ambiente. Mycosym es una empresa dedicada a la fabricación y el desarrollo tecnologías basadas en la micorriza. Los productos de Mycosym contienen exclusivamente hongos micorrícicos que mejoran el desarrollo y la protección de plantas, son saludables para el medio ambiente y seguros para el hombre. El producto Mycosym Triton®, indicado para aplicaciones en olivar y otros cultivos, contiene el hongo micorrícico Glomus intraradices sobre un soporte inerte de arcilla expandida con >650 unidades infectivas/g, de las cuales hay >150 esporas/g; es de fácil manejo y de aplicación única. Las características particulares de la arcilla expandida que sirve de soporte a los propágulos fúngicos les confiere una capacidad de almacenamiento de más de 2 años a temperatura ambiente.

El desarrollo de los sistemas de aplicación de los inoculantes micorrícicos pasa necesariamente por su localización en las proximidades de las raíces, de manera que el hongo pueda contactar con ellas y establecer la simbiosis. En este sentido, dependiendo del escenario de aplicación la estrategia técnica y económicamente óptima puede ser diferente. Para inoculaciones en maceta pequeña, típicamente utilizada en los viveros de olivo, se recomienda la mezcla del inoculante con el sustrato. Cuando la planta es trasplantada a una maceta mayor o directamente al campo de plantación, se indica la colocación del inoculante en el hoyo donde irá la planta para aprovechar el contacto de las primeras raicillas que emergen de la parte inferior del cepellón. Aunque se recomienda la micorrización con la planta lo más joven posible para aprovechar los beneficios de la simbiosis desde las primeras etapas, para plantas ya establecidas en el campo Mycosym ha desarrollado aplicadores mecanizados capaces de dosificar el inoculante en la zona de las raíces de manera continua o puntual, tanto para olivar de secano como de regadío. Específicamente orientado a olivares jóvenes de regadío, se presentó en la jornada el Mycodrill, un dispositivo mecánico de accionamiento manual que permite dispensar una dosis de inoculante en un punto preciso del terreno y a la profundidad donde se encuentran las raíces susceptibles de ser micorrizadas.

Por otra parte, para corroborar los resultados científicos ya demostrados, se presentaron algunos ejemplos de los beneficios obtenidos en aplicaciones reales con el inoculante Mycosym Triton® en el olivar. En vivero, se mostraron resultados sobre tolerancia al estrés hídrico, la estimulación sobre el crecimiento y el desarrollo del sistema radical por la micorriza, y la tolerancia a ataques por Phytophthora spp. En plantaciones establecidas, se mostraron varios casos de la estimulación sobre el crecimiento y el vigor de las plantas micorrizadas. Concretamente se presentaron los datos de la micorrización en una plantación de 9 ha de cv. Arbequino, en la que las marras del trasplante fueron de 1,7% en plantas micorrizadas frente a 8,25% no micorrizadas; además de encontrarse, a los 13 meses del trasplante, incrementos de altura de hasta 25% y diámetro del tronco de hasta 50%. En esta plantación se hizo patente la precocidad de las plantas micorrizadas, que dio lugar a los 19 meses del trasplante a producciones de 446 kg/ha frente a 58 kg/ha de las plantas no inoculadas, sin que se haya conseguido esta producción a costa del crecimiento del árbol. Adicionalmente, el mayor diámetro del tronco en las plantas micorrizadas mejora su disposición para una recolección mecanizada anticipada.

El balance económico de la aplicación de Mycosym Triton® es en cualquier caso positivo, puesto que frente a una única inversión del inoculante y su aplicación, los numerosos beneficios obtenidos la rentabilizan indiscutiblemente: reducción de marras del trasplante, tolerancia a estréses bióticos y abióticos, rápido y vigoroso establecimiento de la plantación que resulta en precocidad de la producción en los primeros años del cultivo.

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