INTRODUCCIÓN

Hoy en día, existe un incremento significativo de las motivaciones sociales, políticas, económicas, ornamentales y medioambientales para la reducción del impacto ambiental y del uso de los biocidas-plaguicidas en la protección de la vegetación de los espacios verdes urbanos.

La preocupación de la sociedad por el uso de productos químicos, así como la presión contra las aplicaciones aéreas y/o terrestres de fitosanitarios son cada vez aspectos más a tener en cuenta.

Además, el aumento en el número y en el tipo de resistencias a materias activas para el control de ciertas plagas y enfermedades; al registro cada vez menor y más caro de las nuevas materias activas para el control de las patologías (alrededor de 250 millones de euros para el registro de una materia activa); la pérdida de las materias activas existentes por motivos de registro, entre otras, seguirá empujando a los órganos de gestión de los Espacios Verdes para buscar alternativas sin utilización de productos químicos.

El Control Integral de Patologías (CIP o Integrated Pest Management - IPM) requiere una combinación a corto y largo plazo de las estrategias de gestión para maximizar el beneficio neto y reducir al mínimo los riesgos de efectos ambientales indeseables de ciertas actuaciones. La aplicación de varias tácticas de control reduce al mínimo la posibilidad de que las patologías se adaptarán a una táctica. Además, permite a los gestores de los Espacios Verdes a elegir aquella táctica más ecológicamente racional y eficaz, así como el programa de manejo de patologías más eficiente para cada situación, tanto técnica como económicamente.

En el Plan de Actuación que se necesita en todo CIP, se detalla información que puede ayudar a los gestores a reducir su dependencia de los fitosanitarios y aprovechar las alternativas, las cuales pueden ser menos costosas, menos perjudiciales para el hombre y el medio ambiente, y a la vez más aceptables para nuestra sociedad.

 

La práctica del CIP

En un programa de CIP, es de vital importancia identificar con precisión a los agentes causantes de las patologías (enfermedades, insectos, vertebrados y malas hierbas) y evaluar la abundancia de las mismas, con la intervención de los adecuados asesores y correspondientes Laboratorios de Diagnóstico y Laboratorios de Analítica de suelos y agua. Es importante tener conocimiento de la biología, fenología y ecología de la patología, así como de los factores meteorológicos y biológicos que puedan influir en su dinámica poblacional.

Los programas del CIP destacan la supresión de las poblaciones de plagas y enfermedades a niveles que no causen daños significativos (a niveles económicos, estéticos, sociales, sanitarios, de seguridad, etc.), en lugar de la total erradicación de la patología.

 

 

Componentes del CIP

- Seguimiento (Monitoreo). Incluye la detección, identificación y determinación del nivel de poblaciones de patologías de forma oportuna.

 

- Previsión. Los datos meteorológicos y otras informaciones ayudan a predecir cuándo patologías específicas son más probables que ocurran.

 

- Umbrales (Niveles). Se utilizan para determinar cuándo las poblaciones de patologías han llegado a un nivel tal que podrían causar daños significativos, al nivel que corresponda en aquella situación.

 

- Tácticas de Manejo. Tácticas adecuadas de gestión para el control de las patologías ornamentales son medidas culturales, biológicas, físicas, biotécnicas y genéticas, así como los controles químicos cuando éstos sean necesarios.

 

- Registros. Registrar y mantener, año tras año, información sobre la aparición de las distintas patologías y los niveles de afectación y daños provocados.

 

 

Tácticas del CIP

Un objetivo importante de una estrategia de CIP es integrar la disponibilidad de opciones de gestión contra plagas, enfermedades y/o fisiopatías. La incidencia de estas patologías y la necesidad de fitosanitarios pueden reducirse mediante una combinación de tácticas de control, como por ejemplo:

 

- Control Cultural. Asegurarse de un crecimiento vigoroso de las plantas a través de una adecuada gestión de la plantación, del suelo y del riego, con el fin de evitar el estrés que puede predisponer a las plantas a los ataques de insectos, enfermedades y/o trastornos fisiológicos.

Eliminar los nichos de hibernación, diapausa, puestas, bolsas-nido, reservorios, cuerpos fructíferos, chancros, huéspedes alternativos, etc., son algunos ejemplos. Evitar plantar especies en áreas en las que se conoce una alta presión de plagas y/o enfermedades (palmeras-picudo). Ubicar correctamente los parterres para ofrecer el máximo de drenaje y aireación.

 

- Control Genético. Si está disponible, el uso de variedades o porta-injertos resistentes o tolerantes a insectos y/o enfermedades, pueden reducir las pérdidas a las patologías.

 

- Control Físico. La utilización de trampas cromáticas, de luz, de intercepción o de barreras para la captura/ bloqueo de insectos y roedores. Cubrir los semilleros o parterres con mallas para evitar ataques de insectos. Usar "mulch" o cubiertas del suelo.

 

- Control Biológico. Consiste en la destrucción de los patógenos nocivos por otros, llamados beneficiosos (depredadores, parásitos y parasitoides), los cuales viven y se alimentan de ellos.

Se restringe el uso de insecticidas y fungicidas, y a su vez éstos deben ser selectivos a las patologías en cuestión y menos perjudiciales para los organismos beneficiosos.

 

- Control Biotécnico. La utilización de sustancias naturales (orgánicas o sintéticas) que actúan sobre el comportamiento de las plagas, como pueden ser las feromonas, atrayentes, inhibidores, repelentes, estimulantes, deterrentes, elicitadores, etc.

 

- Control Químico. Utilizar únicamente pesticidas si el seguimiento, el nivel de la patología, el umbral implicado (económico, estético, sanitario, de seguridad, social) y/o la previsión indican su necesidad. El uso de plaguicidas se encuentra, pues, reducido al mínimo, pero sin comprometer las funciones del espacio verde. Escoger los pesticidas de acuerdo a la efectividad y patrones de uso ya probados, la incidencia de resistencias y el impacto sobre el hombre, el ambiente y los enemigos naturales.

 

Métodos alternativos de Control en los Espacios Verdes

La aparición de las patologías ornamentales se debe a la simple presencia o combinación de factores de predisposición y desencadenantes.

Como factores de predisposición deben considerarse el abuso de especies exóticas o de especies autóctonas fuera de su límite geográfico y/o de sus necesidades vitales, el uso de plantas susceptibles a patologías, las variables climáticas y geológicas extremas, la contaminación del suelo y del aire, la pavimentación, los alcorques y la compactación implicada, así como el uso inadecuado del riego y abono, son algunos de los ejemplos más significativos.

Como factores desencadenantes destacan los daños a los sistemas radiculares, las cubiertas de césped o abuso de plantas tapizantes, las heridas mecánicas y podas, vandalismos, etc.

Debido a la frecuente mala gestión de los espacios verdes, y desde su concepto integral, tal y como se ha detallado en los factores que constituyen el origen de las plagas y enfermedades, la presencia de patologías ornamentales en el arbolado, palmeras y arbustiva, es hoy en día inevitable. En muchas ocasiones, el origen real se encuentra en razones puramente económicas, pero en otras son decisiones sociales, técnicas y políticas incorrectas las más influyentes.

Para prevenir el problema o luchar contra la patología una vez se ha presentado, surge la idea de aplicar un programa CIP. Pero, una vez más, y por las mismas razones económicas, el cumplimiento del protocolo de actuación necesario en el CIP, con las diferentes tácticas de control a utilizar, hacen que el coste sea prohibitivo o en todo caso, no asumible técnicamente.

Entonces, ¿qué alternativas de control hay disponibles?

De todas ellas, destacan el control mediante la aplicación convencional aérea de fitosanitarios (AÉREA), el control biológico (CBIO) y la endoterapia (ENDOT), las cuales se comparan a continuación, teniendo en cuenta sus principales características, ventajas e inconvenientes.

 

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