INTRODUCCIÓN

El desarrollo de estrategias de control integrado de plagas (IPM) en espacios verdes urbanos y periurbanos tiene como finalidad establecer un equilibrio de las poblaciones plagas con el medio y con los enemigos naturales, disminuyendo al máximo la utilización de materias activas químicas de síntesis perjudiciales para el medio ambiente y para los usuarios de dichas zonas. En los últimos años se han desarrollado eficazmente una serie de estrategias de lucha contra las plagas en estos medios que ahora están siendo aplicadas en numerosas ciudades españolas y extranjeras.

El entorno urbano proporciona unas condiciones que dificultan en la mayoría de los casos un correcto desarrollo de las especies vegetales allí presentes (falta de espacio, suelos de baja calidad, etc.).

Cualquier situación de stress fisiológico es aprovechada por numerosos agentes patógenos de las plantas para el desarrollo de sus poblaciones en el medio vegetal.

El control integrado de plagas (IPM) es un sistema de control de estos organismos nocivos principalmente basado en la combinación de tres elementos, el uso racional de materias activas de síntesis o de extractos vegetales, el correcto manejo de los sistemas vegetales, y la utilización de OCB, organismos de control biológico, (depredadores, parasitoides y/o entomopatógenos).

 

Principales plagas en espacios verdes urbanos

Las principales plagas en sistemas urbanos vegetales se refieren a insectos y ácaros defoliadores, perforadores, roedores y picadores-chupadores, siendo este último grupo el más importante por su abundancia numérica (pulgones, cochinillas, moscas blancas, ácaros, etc.) y el que más eficazmente se combate con el uso de enemigos naturales siguiendo programas de IPM.

Los artrópodos con aparato bucal picador-chupador insertan su pieza bucal en el interior de las hojas, tallos, ramilletes, flores, etc., y se alimentan succionando sus líquidos internos y/o la sabia elaborada.

Las consecuencias de estas picaduras incluyen la decoloración de la zona afectada, el curvado de las hojas y brotes expuestos a las picaduras, secado de hojas y brotes, malformación de brotes y flores, etc., hasta poder llegar a mermar el desarrollo general de la planta.

Los enemigos naturales usados en estas estrategias de control integrado pueden ser divididos en tres grandes grupos atendiendo a su modo de acción sobre el organismo que combaten.

 

Depredadores

Los depredadores son insectos y ácaros que basan su eficacia en la capacidad que tienen de ingerir o succionar parte o todo el cuerpo del individuo plaga.

Muchos de estos organismos depredadores son muy polífagos, por lo que no muestran afinidad por una clase específica de presa, sino que son capaces de alimentarse de plagas pertenecientes a diversos órdenes, y otros en cambio son muy específicos, teniendo exclusivamente afinidad por una clase de organismos.

Los organismos depredadores suelen tener gran capacidad de búsqueda de presa, ya que son muy móviles y raras veces optan por el sedentarismo.

De este modo, suelen ser introducidos en determinados puntos, generalmente donde exista el mayor índice de plaga, para que poco a poco vayan colonizando el resto de la superficie.

Entre los casos más comunes de introducciones de depredadores se puede citar el de los ácaros fitoseidos Neoseiulus californicus o Phytoseiulus persimilis, ampliamente usados en numerosas zonas verdes de ciudades españolas para el control de ácaros tetraníquidos en general, como Tetranychus urticae o Eutetranychus tiliarum, especies presentes un multitud de formaciones arbustivas o arbóreas.

Igualmente podemos hacer referencia al control de pulgones mediante introducciones de numerosos depredadores, como Adalia bipunctata o Chrysoperla carnea, dos de los OCB más usados en este sector.

 

Parasitoides

Son insectos que pasan parte de su ciclo vital viviendo a expensas de otro insecto (huésped), bien sea en el interior de ellos (endoparasitoides) o adheridos a su superficie cuticular (ectoparasitoides).

Suelen tener gran capacidad de búsqueda ya que generalmente son buenos voladores (himenópteros y dípteros), y baja especificidad (parasitan un único género o especie de insectos).

Los más introducidos en zonas ajardinadas y en plantas ornamentales son los parasitoides de pulgones, uno de los grupos de insectos que más daños ocasionan en este tipo de enclaves.

La avispa Aphidius colemani ponen sus huevos en el interior del cuerpo de numerosas especies de pulgones. Una vez parasitado el pulgón, la larva del parasitoide se desarrolla en su interior y acaba formando un cuerpo quitinoso llamado momia, del que emerge el himenóptero ya adulto. Debido a su gran capacidad de búsqueda de huéspedes, pueden acabar con colonias de pulgones alejadas de su zona de introducción.

 

Nematodos entomopatógenos

Son organismos que han desarrollado la característica de poseer bacterias simbiontes a ellos que introducen en los insectos plaga entrando en el hemocele de su huésped. Al liberar las bacterias en la hemolinfa, el insecto plaga muere por intoxicación, y se produce la multiplicación de los nematodos en su interior.

El uso del nematodo Steinernema carpocapsae está mostrando altos niveles de eficacia en el control del picudo rojo de las palmeras, Rhynchophorus ferrugineus, si es aplicado regularmente a las dosis recomendadas (20 millones de nematodos por palmera). Los nematodos, una vez aplicados sobre la corona de la palmera, se introducen en el interior tanto de las larvas, pupas y adultos del curculiónido, produciendo su muerte en tan sólo unos días.

 

Resultados en España

Desde hace varios años, Biobest Sistemas Biológicos está aplicando con gran éxito una serie de estrategias de control integrado de plagas en parques, jardines y grandes viveros de planta ornamental más importantes y emblemáticos de diversas ciudades españolas, como Madrid o Sevilla, en donde además de haber desarrollado estrategias de IPM en el parque de El Alhamillo, uno de los más grandes de la comunidad andaluza, se realizó un inventario entomológico para determinar todas las especies de artrópodos presentes.

En la capital española, los Viveros Municipales del Retiro y Casa de Campo, el Real Jardín Botánico, perteneciente al CSIC, o el Parque del Oeste, son escenarios donde estas estrategias se llevan aplicando desde hace años con éxito por Biobest. Los enemigos naturales que se han introducido durante estos años han sido diversos géneros de parasitoides, como Aphidius spp, en combinación con varios organismos depredadores, como Amblyseius californicus, ácaro polífago depredador de distintos artrópodos; dípteros del género Feltiella spp, cuyas larvas son voraces depredadoras de tetraníquidos o coleópteros como Cryptolaemus montrouzieri, que en combinación del himenóptero parasitoide Leptomastix dactylopii logra el control de poblaciones de Planoccocus citri.

En primavera y otoño los nematodos entomopatógenos Heterorhabditis megidis o Steinernema krausseri han mantenido bajo control las poblaciones del coleóptero Otiorrynchus sulcatus, cuyas larvas y adultos atacan a raíces y hojas de diversas especies vegetales.

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