Desde su introducción, hace más de 30 años, la versatilidad y el favorable perfil toxicológico del glifosato han favorecido la diversificación de usos y su papel crucial en el manejo de malas hierbas en la agricultura actual. Conscientes del papel que esta materia activa tiene en una producción agrícola sostenible y para garantizar que sus beneficios perduren en el tiempo, las empresas que han respaldado su inclusión en el Anexo I de la Dir 91/414/CEE están llevando a cabo diferentes acciones para:
1 Promover un buen uso por los agricultores de las formulaciones herbicidas con esta materia activa.
2 Facilitar la creación de grupos de expertos que proporcionen nuevos inputs para el desarrollo
y ajuste de mejores prácticas en la aplicación.
3 Vigilar y atender la selección de malas hierbas resistentes tan pronto como se detecten.
4 Desarrollar nuevas formulaciones con un favorable perfil ecotoxicológico.
El papel del herbicida glifosato en la agricultura actual
La producción agrícola mundial y el manejo de malas hierbas de los cultivos tienen ante si nuevos desafíos, pues el incremento previsto de población y su consiguiente demanda de alimentos, fibras, y combustibles tiene que ser satisfecho con una buena gestión y respeto hacia los limitados recursos de nuestro planeta.
Pero con frecuencia se olvida que el concepto de agricultura sostenible, no sólo significa que la agricultura actual y de futuro sea respetuosa con el medio ambiente y socialmente justa, sino que como cualquier otra actividad productiva, debe ser también económicamente rentable.
La producción agrícola europea y el manejo de las malas hierbas en los cultivos se encuentra además ante un desafío adicional, pues la reducción progresiva de materias activas herbicidas autorizadas, tras su revisión de acuerdo con la Directiva 91/414/CEE, está limitando las herramientas disponibles para un control efectivo y competitivo con otras geografías, donde los productores disponen de un mayor número de moléculas herbicidas autorizadas.
Desde su introducción, hace más de 30 años, la versatilidad, inactivación en contacto con el suelo y favorable perfil toxicológico y medioambiental del glifosato (WHO, 1994; GIESY et al., 2000) han favorecido la diversificación de usos, hasta convertirse en una de las moléculas de mayor relevancia para el manejo de las malas hierbas en zonas agrícolas y no agrícolas. Su inclusión en el Anexo I de la Directiva 91/414/CEE (Directiva 2001/99/CE) implica un reconocimiento europeo de que las aplicaciones propuestas no van a comprometer la seguridad de las personas ni del medio ambiente, y en el contexto descrito anteriormente, sitúa a esta molécula en un papel crucial para el manejo de malas hierbas en los cultivos europeos.
Conscientes del papel que esta materia activa tiene en una producción sostenible de alimentos, las empresas que han respaldado su inclusión el Anexo I están llevando a cabo diferentes acciones para:
Promover un buen uso de las formulaciones herbicidas con esta materia activa por los agricultores, con la elaboración y distribución de materiales sobre Buenas Prácticas.
Facilitar a nivel europeo la creación de grupos de expertos que revisen y analicen en detalle el comportamiento del glifosato en el medio ambiente, proporcionando así nuevos inputs para el desarrollo y ajuste de mejores prácticas en la aplicación.
Vigilar y atender la selección de malas hierbas resistentes tan pronto como se detecten y que permitan la puesta en marcha de medidas de mitigación eficaces.
Desarrollar nuevas formulaciones con un favorable perfil ecotoxicológico.
Un buen uso es la mejor garantía de que los beneficios perduren en el tiempo
Como para cualquier otro sistema de manejo de malas hierbas, existe el riesgo inherente de que el control basado únicamente y/o continuado de una molécula seleccione algunas especies de malas hierbas mejor adaptadas, más recalcitrantes, o ecotipos resistentes al herbicida.
A pesar de la creciente diversificación de usos del herbicida glifosato, la aparición de biotipos resistentes se reduce a un número limitado de especies (HEAP, 2007, www.weedscience.org) distribuidas fundamentalmente en sistemas de uso continuado de glifosato y baja rotación de cultivos. Las razones que pueden justificar este bajo número de casos, poniendo en perspectiva la superficie tratada mundialmente, pueden estar fundadas en el modo de acción único de esta molécula. Aunque los mecanismos varían según los casos (POWLES and PRESTON, 2006), los estudios realizados sugieren que los biotipos resistentes se encontraban en pequeñas proporciones en las poblaciones de malas hierbas y han sido seleccionados por la presión selectiva, tras continuadas aplicaciones de glifosato.
Conscientes del valor que esta molécula herbicida aporta y para mantener el bajo riesgo de desarrollo de resistencias, las empresas que han respaldado su inclusión en el Anejo I están promoviendo un empleo sostenible de sus formulaciones, recomendando buenas prácticas en el empleo, rotaciones y mezclas con otros productos, y atendiendo los casos donde la pérdida de eficacia pueda alertar sobre un incipiente desarrollo biotipos resistentes, para desarrollar recomendaciones técnicas que limiten la dispersión de las plantas seleccionadas (Un ejemplo es el portal http://www.weedresistancemanagement.com).
Otra consecuencia de un uso inadecuado de esta molécula es la presencia de trazas en el medio ambiente, que podrían superar los rigurosos umbrales fijados por la legislación Europea. Estos umbrales deben ser respetados, aunque se hayan establecido de forma común para todos los productos fitosanitarios, sin relación con su toxicidad, y en el caso del glifosato se encuentren muy por debajo de los umbrales considerados seguros para el hombre, o el medio ambiente.
Así por ejemplo, la presencia tolerada en agua potable o subterránea para cualquier producto fitosanitario se ha limitado a 0,1 ?g/litro (equivalente a un milímetro en una distancia de 10.000 km) de acuerdo con la Directiva de Aguas (Dir 2000/60/EC), umbral que resulta 50.000 veces inferior a la concentración de glifosato considerada segura por la Organización Mundial de la Salud, de 5 mg/l (WHO, 1994).
La fuerte adsorción en el suelo del glifosato limita su arrastre hacia aguas subterráneas pues su elevado coeficiente Koc (884 para un suelo franco arenoso y 60.000 para un suelo franco arcilloso limoso, de acuerdo con los valores aceptados en la monografía europea) es muy superior al umbral de 100, aceptado como indicador de la tendencia de una sustancia a ser lavada a través del suelo. Pero una mala praxis en los procesos de preparación del caldo de aplicación, durante la propia aplicación, o posteriormente, en los lavados de los equipos y gestión de los residuos, podría suponer una fuente de contaminación puntual que origine detecciones en aguas superficiales.
Para prevenir contaminaciones por un uso inadecuado de los fitosanitarios, las Asociaciones Empresariales de Fabricantes de Productos Fitosanitarios en Europa, asociadas en ECPA (European Crop Protection Association) han puesto en marcha el proyecto TOPPS (Train Operators to Prevent Pollution from Point Sources), cofinanciado con fondos de la Unión Europea. En España, el proyecto está siendo liderado por el Departamento de Ingeniería Agroalimentaria de la Universitat Politècnica de Catalunya (wwww.deab.upc.edu), que en colaboración con diferentes agentes interesados en sensibilizar y formar a agricultores y técnicos del sector, ha elaborado diferentes materiales sobre Buenas Prácticas Fitosanitarias, con mensajes claros y sencillos que ilustran las ventajas y necesidad de un adecuado uso y gestión eficaz de los productos fitosanitarios, los equipos de aplicación e infraestructuras que intervienen en el proceso (BERNAT et al., 2008).
Además de colaborar en la difusión de los mensajes y materiales sobre Buenas Prácticas que el proyecto TOPPS viene gestando, las empresas fabricantes de glifosato, que respaldaron su inclusión en el Anexo I de la Dir 91/414/CEE están comprometidas con el impulso y soporte a grupos de expertos europeos que proporcionen nuevos inputs para desarrollar y ajustar las prácticas en la aplicación de glifosato. Así, en el portal electrónico de Egeis (European Glyphosate Environmental Information Source) se facilita información actualizada a las autoridades, científicos, técnicos y otras asociaciones, o particulares, interesados sobre el comportamiento del glifosato en el medio ambiente, y se revisan las recomendaciones para un empleo sostenible de esta molécula herbicida en el manejo de malas hierbas (www.egeis.org). Por último, pero no menos importante, los departamentos técnicos de nuestras empresas siguen participando en el desarrollo de técnicas de manejo de cultivo, como la agricultura de conservación (www.aeac-sv.org, www.humedales.org) y técnicas de aplicación (equipos de aplicación de producto puro, boquillas antideriva, etc) que reduzcan el arrastre o la deriva fuera del espacio donde se ubican las malas hierbas a controlar.
La gestión responsable, un trabajo de todos
La gestión responsable de glifosato no acaba en las iniciativas que las compañías fabricantes están llevando acabo para innovar y desarrollar nuevas formulaciones, mejores técnicas de aplicación, o materiales de comunicación que acompañan la comercialización, sino que cobra especial relevancia cuando el usuario final emplea el producto, donde una actitud cuidadosa resulta clave para preservar los beneficios de esta molécula y evitar trazas superiores a los umbrales permitidos en el medio ambiente. Por ello invitamos a todas las partes interesadas a que en su ámbito de trabajo asuman una gestión responsable de las formulaciones con glifosato (distribuidores, técnicos oficiales o privados, y usuarios) y/o se sumen a las iniciativas de formación y educación (autoridades, asociaciones empresariales, técnicos, etc), pues los desafíos que plantea la producción de alimentos, fibras y combustibles a nivel mundial requieren un uso sostenible de todas las herramientas disponibles, sin discriminación hacia las moléculas de síntesis que cuenten con un vasto aval de seguridad y beneficios, como el herbicida glifosato.
BIBLIOGRAFÍA
BERNAT, C., ESCOLA A., LLOP J., LLORENS J, QUERALTO M. y GIL E. 2008. Buenas Prácticas Fitosanitarias para una mejor calidad del agua. Editada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
EGEIS. European Glyphosate Environmental Information Source. www.egeis.org.
GIESY, J.P.; DOBSON, S.; SOLOMON, K.R. 2000. Ecotoxicological risk assessment for Roundup herbicide. Reviews of Environmental Contamination and Toxicology 167: 35-120.
HEAP, I.M. 2007. The international survey of herbicide resistant weeds. http://www.weedscience.com
WHO. 1994. Glyphosate. World Health Organization (WHO), International Programme of Chemical Safety (IPCS), Geneva. Environmental Health Criteria No. 159.
POWLES, S.B. and PRESTON, C. 2006. Evolved Glyphosate Resistance in Plants: Biochemical and Genetic Basis of Resistance.Weed Technology. 20:282-289.
TOPPS. Train Operators to prevent Pollution from Poing Sources. www.topps-life.org.
Comprar Revista Phytoma 203 - NOVIEMBRE 2008