La Comunidad Autónoma de Andalucía ha sido pionera en la aplicación de técnicas de Protección Integrada de cultivos, desde que a finales de los años setenta desarrollara la lucha integrada de plagas mediante la puesta en marcha de las Agrupaciones de Tratamiento Integrado en el Algodón (ATRIAS), modelo que posteriormente se adoptó en el resto del territorio nacional extendiéndose a la mayoría de los cultivos.
La experiencia acumulada durante dos décadas dio lugar a la implantación, a mediados de los noventa, del modelo de agricultura razonada conocido por Producción Integrada, siguiendo las directrices marcadas por la Organización Internacional de Lucha Biológica (OILB) para la aplicación de estos programas.
Siguiendo estas pautas, se redactaron los Reglamentos Específicos de los cultivos de fresa, olivar, cítricos, arroz y cultivos hortícolas protegidos, con una buena acogida tanto por parte del sector productor como del mercado, especialmente en productos destinados a mercados exteriores como la fresa o las hortalizas.
Posteriormente se han ido elaborado Reglamentos para la mayoría de los cultivos predominantes en la agricultura andaluza, así como para los procesos de transformación de los mismos en la industria agroalimentaria; y, como novedad, a partir del año 2005 se están elaborando los reglamentos para las distintas producciones ganaderas extensivas.
Los Reglamentos de Producción Integrada de Andalucía se han elaborado con la participación activa del sector productor, a través de convenios de colaboración que han permitido generar el conocimiento suficiente para adecuar las prácticas agrícolas, orientándolas bajo el prisma de la sostenibilidad económica y ambiental, sin olvidar la obtención de productos de calidad.
La implantación de estas técnicas, se ha impulsado desde la administración autonómica a través de ayudas destinadas a la constitución de agrupaciones de productores (APIs), que asumen los compromisos del cumplimiento de los Reglamentos y son controladas por un técnico competente, que les asesora en la adopción de este sistema de calidad, y por una entidad de certificación, que como auditor externo verifica el cumplimiento de la norma y otorga (en su caso) el distintivo de garantía de Producción Integrada de Andalucía.
No obstante, a pesar de que el sistema de Producción Integrada tuvo una gran acogida en cultivos con altas demandas de input agrícolas (arroz, algodón, frutas y hortalizas); aquellos, cuyo destino final son los mercados centroeuropeos, han tenido que adaptarse al cumplimiento de las exigencias de calidad fijadas por las cadenas de distribución, que han impuesto a los productores sus propios protocolos de calidad (EUREPGAP, BRC...). Esta situación ha venido a ralentizar la expansión de la Producción Integrada; aunque también ha contribuido de manera notable:
- La falta de una norma comunitaria o al menos nacional que permitiera acceder a los mercados remotos con una identificación única, evitando la multiplicidad de logos y normas de las distintas Comunidades Autónomas,
- La falta de agilidad para adaptarse a las demandas del sector productor, para disponer de una norma propia homologable a las exigencias de los distribuidores centroeuropeos,
- La escasa divulgación y promoción de las garantías y beneficios ante los consumidores, y los distribuidores, que en el caso de Andalucía ha hecho que la Producción Integrada no haya tenido la expansión esperada en tales cultivos.
La evolución de la superficie en Producción Integrada en la comunidad autónoma de Andalucía, se puede apreciar en las Figuras 1, 2, 3 y 4.
Como puede observarse, la superficie de olivar es la más importante, aportando el 66% de la superficie total; aunque son el algodón, la fresa y la remolacha, los cultivos en los que la PI tiene mayor implantación ocupando mas del 50% de la superficie de producción en Andalucía. Asimismo, la superficie de cultivos hortícolas bajo abrigo ha experimentado un importante desarrollo, alcanzando en la campaña 2006/2007 cerca del 25% de la superficie del cultivo.
La Producción Integrada en los cultivos hortícolas de Almería: la revolución verde
Durante los últimos años, los trabajos desarrollados por investigadores y técnicos de organismos públicos de la Junta de Andalucía, en colaboración con el sector productor, así como de empresas especializadas, han permitido la protocolización del control biológico de plagas en la producción hortícola andaluza.
Las alertas sanitarias provocadas por la utilización de productos fitosanitarios no autorizados procedentes de mercados clandestinos de distribución, justificados en argumentos como la ineficacia para el control de determinadas plagas de los productos existentes (resistencias) y en la dificultad de aprobación de nuevos productos de control fitosanitario para invernaderos, llevaron al sector hortícola almeriense a sufrir una gran crisis en el comienzo de la campaña de producción 2007/2008, lo que tuvo una gran repercusión mediática, comercial y de precios, que el sector más potente de la agricultura andaluza no podía permitirse.
En este momento crucial, el sector tuvo claro que el único camino a seguir pasaba por incorporar el control biológico de plagas y las buenas prácticas en el uso de los fitosanitarios, lo que podía ser proporcionado con garantía suficiente con la aplicación del control integrado de plagas.
La Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, sensible a las dificultades que afectaban a la producción hortícola bajo abrigo, puso en marcha una serie de actuaciones para el fomento de la adopción de las técnicas de control integrado, entre las que destacan:
- La modificación de los reglamentos específicos de Producción Integrada de cultivos hortícolas, en vigor desde el año 2000, que habían quedado claramente desfasados en relación con las necesidades del sector productor y de las demandas de los mercados. El nuevo reglamento publicado, modifica la estructura tradicional de un reglamento por cultivo (con una parte general y otra específica), reuniendo en un solo texto los requisitos generales para todos los cultivos hortícolas protegidos y en anexos, los requerimientos concretos para cada uno de los cultivos. Además en este nuevo reglamento, se ha incluido el control biológico como requisito obligatorio dentro del control integrado de plagas, recogiendo así la experiencia acumulada durante varios años de trabajo.
- La vinculación de las ayudas destinadas al control de insectos vectores de virus en los cultivos hortícolas a la ejecución de las mismas en el ámbito de una API, lo que ha reforzado el papel de la Producción Integrada como sistema de producción sostenible y respetuoso con el medio ambiente y la salud de los consumidores.
- La renovación del distintivo de garantía "Producción Integrada de Andalucía", cuya imagen había quedado obsoleta y no trasmitía bien los objetivos y valores de este sistema de producción.
- El desarrollo de una campaña promocional, con el lema "Compromiso Verde", que une la producción de calidad al respeto medioambiental como compromiso de los productores con la sociedad, que está promocionando la Producción Integrada entre los agricultores, distribuidores y consumidores finales, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.
- Los trabajos de convergencia de la norma de PI con otros protocolos de calidad implantados en la producción hortícola (Producción Controlada AENOR, Naturane, Globalgap), que están permitiendo ofrecer al sector productor un instrumento normativo único que cumple con las exigencias de las cadenas de distribución centroeuropeas, así como con los requisitos necesarios para obtener los beneficios de las ayudas a la Producción Integrada y las del control biológico de las plagas.
Todas estas medidas han dado un gran impulso a la Producción Integrada en los cultivos hortícolas en Almería, lo que demuestra que este sistema de producción da respuesta a las nuevas necesidades del sector hortícola intensivo andaluz en cuanto a la defensa de la calidad de las producciones y al cumplimiento de las demandas en materia de seguridad alimentaria y respeto al medio ambiente, que les hacen llegar sus clientes. Así lo demuestran los siguientes datos:
- En estos momentos se encuentran inscritas 77 Agrupaciones de Producción Integrada (APIs) de cultivos hortícolas protegidos en el Registro de Producción Integrada de Andalucía, que agrupan una superficie total cercana a las 20.000 ha. Si comparamos estas cifras con las del año 2006, en las que solamente existían 8 APIs de cultivos hortícolas inscritas con una superficie de 536 ha, podemos ver el incremento tan importante que ha tenido lugar en tan solo dos campañas (Cuadro 1).
- La aplicación de las técnicas de control biológico han sido un completo éxito durante la campaña de producción 2007/08, pasando de una superficie de unas 250 ha en la Campaña 2005/2006, hasta las 20.000 ha previstas en la Campaña 2008/2009 (Cuadro 2).
Por lo tanto, entendemos que se ha iniciado un camino sin retorno en la producción hortícola bajo abrigo, que se está consolidando en la mayor superficie de producción de hortícolas en Producción Integrada del mundo, apoyadas en el uso del control biológico y la posibilidad de aplicación subsidiaria de tratamientos fitosanitarios compatibles con la implantación de los artrópodos auxiliares, bajo las directrices del control integrado, en esta REVOLUCIÓN VERDE de la producción andaluza, sólo posible gracias al espíritu emprendedor y dinámico de un sector que produce mirando a los mercados centroeuropeos de consumidores, y al apoyo cercano de los organismos de la Junta de Andalucía.
Resumen
La producción agrícola andaluza se encuentra ante el reto de proporcionar productos de calidad y seguros a los consumidores; que además, en su proceso productivo garanticen el respeto al medio ambiente en el que se desarrolla esta actividad productiva, cumpliendo con el papel multifuncional que la política comunitaria le otorga. Esta orientación ha sido canalizada, en el caso de la horticultura intensiva, a través del compromiso de los productores con una Producción Integrada que se ha fundamentado en la implantación del control biológico de las plagas como referente productivo, camino al que se irán agregando otras producciones agrícolas.
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