Cada vez más estamos presenciando que las enfermedades en general, y las virales en particular, muestran aspectos más complejos en su etiología, lo que plantea su estudio, para un mejor conocimiento de su epidemiología y posible control o prevención, desde puntos de vista interdisciplinares.
Lejos quedan los años en que un virus conocido como el virus del mosaico del tomate (Tomato mosaic virus, ToMV) causaba estragos en los campos de esta hortícola, corría la década de los setenta. Las variedades resistentes fueron la solución al problema planteado por esta enfermedad durante un largo periodo de tiempo y no es hasta el pasado año 2005 (ARAMBURU J. et al., 2005) cuando se detecta una nueva cepa del virus que es capaz de superar la resistencia que le confiere el gen Tm22 que durante tanto tiempo había tranquilizado a los productores, casi treinta años.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, siguen llegando al laboratorio plantas afectadas por este virus procedentes de cultivos de variedades autóctonas o en tomates de tipo "cherry". En 1979 aparece una sintomatología que los agricultores valencianos bautizan con el descriptivo nombre de "goma" del tomate por su gran parecido con la llamada goma de los frutos de los cítricos, aspecto muy familiar para estos agricultores. Síndrome de discutida etiología entre fisiológica y/o vírica, concluyendo que el aspecto puede corresponder a ambas situaciones (JORDÁ et al., 1979), y en ambos casos las condiciones de luminosidad y nutrición juegan un papel muy importante en su manifestación. Un mismo aspecto sintomatológico denuncia dos realidades diferentes.
Durante estos años se han ido detectando y diagnosticando diferentes entidades virales afectando a los cultivos hortícolas, de las cuales vamos a entresacar y hacer alusión a algunas de ellas a modo de ejemplos, que quizás por su incidencia o por la gravedad de su manifestación, nos parece destacarlas sin que por ello pensemos que las demás no sean tanto o más importantes que estas.
La aparición del denominado "Carna-5" en 1988 (JORDÁ C., et al., 1992), coincidiendo con la catástrofe de Chernobil, planteó a los productores que veían sus plantas de tomate totalmente necrosadas la posibilidad de que la radiación había llegado desde aquel país tan lejano a nuestras tierras. Hubo que determinar que el variable virus del mosaico del pepino (Cucumber mosaic virus, CMV) acompañado de un quinto ARN satélite, que le daba nombre, nos mostraba su aspecto más agresivo en tomate y no los ambientes radioactivos. Lo mismo que hizo su aparición manifestó su retirada, en dos años desapareció de la misma forma que años anteriores (1975) lo hizo en Francia, de forma repentina. ¿Cuál fue la causa de su aparición? ¿Cuál la de su desaparición?
La retirada del "Carna-5" y la entrada de una nueva entidad, como fue la del virus del Bronceado del tomate (JORDÁ C., et al., 1989) cambia de nuevo la panorámica y desvía el objetivo de las preocupaciones a esta nueva entidad de características casi tropicales y que vino precedido en su extensión en nuestro país por su vector Frankliniella occidentalis (LACASA A., et al., 1993). La relación virus-vector es tan específica que permite la multiplicación del virus en el interior del insecto. Virus incluido en un género, los Tospovirus, único grupo que recoge virus que afectan a plantas dentro de una familia, los Bunyaviridae, donde se incluyen virus que afectan a animales e incluso al hombre. Virus de compleja composición y comportamiento extraordinariamente variable y con gran capacidad de superar la resistencia. Virus extremadamente polífago lo que complica la búsqueda de cultivos no sensibles que permitieran el establecimiento de una rotación de cultivos. Vector de difícil control debido a su localización en el interior de las flores, situación de difícil acceso.
La problemática generada con la introducción de esta enfermedad y los daños causados fueron tan importantes que el propio Ministerio de Agricultura planteó la necesidad de abordar su estudio de forma interdisciplinar, ofreciendo a los diferentes grupos de investigación en virología, entomología y expertos en mejora vegetal, que quisieran trabajar en el tema la posibilidad de hacerlo desde dos grandes proyectos de investigación. El control integrado y la utilización de variedades resistentes ha sido la estrategia seguida para hacer frente a este devastador patógeno, sin embargo se ha podido comprobar como las variedades resistentes con facilidad son superadas en su resistencia en breve tiempo, e incluso sin mostrar síntomas de enfermedad en las hojas, manchan el fruto con los típicos anillos. Han transcurrido casi 20 años desde su detección y aún hoy sigue causando importantes pérdidas este original virus. Que diferente comportamiento frente a la resistencia de este virus comparado con el ToMV descrito anteriormente.
A finales de la década de los ochenta y comienzos de los noventa las plantaciones de melón de los invernaderos de Almería se tiñen sus hojas de un fuerte color amarillo manteniendo los nervios verdes, amarilleo que afectaba prácticamente a todas las plantas del invernadero pudiéndose observar como paredes de plantas totalmente amarillas. Se asocia a la transmisión por la mosca blanca Trialeurodes vaporariorum (SORIA et al., 1990) y posteriormente se determina como agente causal el virus del falso amarilleo de la remolacha (Beet pseudo-yellows virus, BPYV) (JORDÁ C., et al., 1993). Las acciones llevadas a cabo para controlar el vector cambiaron de nuevo la panorámica, sustituyéndose T. vaporariorum por Bemisia tabaci, una nueva mosca blanca, pero los amarilleos en melón siguen presentándose, en esta ocasión como una nueva entidad, el virus del amarilleo enanizante de las cucurbitáceas, Cucurbit yellow stunting disorder virus (CYSDV) (LÓPEZ-SESÉ A., et al., 1994), cuyo vector es B. tabaci, posteriormente una nueva cita de otro virus que causa amarilleo en las Cucurbitáceas, Cucurbit aphid-borne yellows virus (CABYV), transmitido en esta ocasión por pulgones (JUÁREZ M., et al., 2004). Sintomatologías similares pero transmitidas por diferentes vectores.
En esta misma etapa (1993) hace su aparición el conocido virus de la hoja cuchara o del rizado amarillo (Tomato yellow leaf curl virus, TYLCV) (MORIONES E., et al., 1993), sus características sintomatológicas eran coincidentes con un virus que estaba afectando a los cultivos de tomate en Israel, sin embargo el aislado español difería del encontrado allí. El aislado español era especie Sardinia, y fue más tarde, en 1997, cuando entró la especie Israel (NAVAS-CASTILLO J., et al., 1997). Esta nueva especie amplia su lista de plantas hospedantes con respecto a otra especie, resulta más agresiva y entre ambas se crean recombinantes con características mezcladas de las especies que les dan lugar. Dos tipos distintos dentro de una misma entidad viral, idéntica sintomatología pero tan diferentes que merecen ser clasificados como dos especies. Aspectos sintomatológicos que podemos encontrar en la bibliografía atribuibles a otras entidades virales, e incluso se llega a establecer diferencias entre el Nuevo y Viejo Mundo.
En 1998 se detecta en Europa una nueva entidad viral afectando a tomate, el mosaico del pepino dulce, Pepino mosaic virus (PepMV) (VAN DER VLUGT R.A.A., et al., 2000). Entidad descrita en 1974 en Perú afectando a Solanum muricatum, pepino dulce o pera melón (JONES R.A.C., et al., 1980), de donde toma el nombre. ¿Cómo viene a Europa 23 años después?, ¿Cómo se adapta a producir daños en tomate? Quizás la primera pregunta queda resuelta y se explica cuando se conoce su transmisión por semilla, aunque hay un largo periodo de tiempo entre su primera detección y su viaje a través del océano e instalación en Europa, aunque podría ser debido a ese proceso de adaptación a una nueva especie vegetal, objeto de la segunda pregunta. A partir de la primera cita se extiende por toda Europa y plantea serios problemas en la producción de esta hortícola, preocupación que ha llevado a la unión de grupos de investigación de 17 países y al abordaje de su estudio dentro de un Proyecto Europeo. La variabilidad del virus es grande con una pluralidad de sintomatologías, no conociéndose hasta el momento resistencia genética a este virus. Uno de los aspectos originales de esta entidad es la aparición del denominado "Colapso" del tomate, donde el PepMV unido a presencia de Olpidium virulentus/brassicae en raíz y una bajada brusca de temperatura con posterior recuperación de la misma ocasiona un marchitamiento de la planta pudiendo llegar a la muerte de la misma.
En el año 2000 se detecta el amarilleo del tomate causado por el virus de la clorosis del tomate, Tomato chlorosis virus (ToCV) (NAVAS-CASTILLO J., et al., 2000) y en el 2003 un nuevo amarilleo, de características similares al anterior, se diagnostica en este hortícola, se trata del virus de la clorosis infecciosa del tomate, Tomato infectious chlorosis virus (TICV). Transmitido por la mosca blanca T. vaporariorum y B.tabaci el primero y por T. vaporariorum el segundo.
El ToCV se extiende con facilidad en los campos de producción ocasionando importantes perdidas, mientras que el TICV, a pesar de tener una lista de hospedantes un poco mas amplia que su antecesor, no se ha extendido y resulta difícil de encontrar en la actualidad. De nuevo se plantea una reflexión sobre cual es la razón de esta diferencia de comportamiento entre ambas entidades virales siendo tan similares.
En pepino se presenta un amarilleo a lo largo de los nervios de las hojas no conocido con anterioridad, se trataba del virus de las venas amarillas de pepino, Cucumber vein yellowing virus (CVYV) (CUADRADO I.M., et al., 2001), transmitido por la mosca blanca B. tabaci . La incidencia fue muy importante sobre todo en la zona Sur-Este de nuestro país, habiendo sido señalado con anterioridad en el Mediterráneo oriental, Israel, Valle del Jordán y Turquía. De nuevo cabe plantearse cual es el origen de su introducción en España.
Una de las últimas introducciones ha sido el conocido con el descriptivo nombre del "Torrao" del tomate, nombre puesto por los agricultores murcianos que define claramente el síntoma que presenta la planta con la enfermedad. Se atribuye a la infección de una nueva entidad viral, el denominado Tomato torrado virus (TToV), perteneciente así mismo a un nuevo grupo de virus, los Torradovirus, aunque en las plantas se encuentra casi siempre acompañado del ya citado Pepino mosaic virus.
Podríamos seguir añadiendo citas de nuevas enfermedades introducidas en nuestros campos y reflexiones sobre las mismas pero quizás como muestra basten las expuestas
Cada año podemos decir que de una a dos virosis nuevas podemos denunciar su presencia en nuestro país a pesar que nuestras capacidades de detección han mejorado considerablemente en cuanto a sensibilidad, o algunos pensaran que precisamente por ello somos capaces de encontrarlas. Sin embargo hay que plantearse que si esto cierto lo que no hemos conseguido mejorar es nuestra capacidad de parar su instalación y expansión, al menos de alguna de ellas.
BIBLIOGRAFÍA
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