Desde la puesta en marcha del Campo de Experiencias de la actual Fundación Ruralcaja, que de eso hace algo más de 20 años, uno de los objetivos marcados por esta Fundación, dentro de un convenio de colaboración establecido con la Consellería de Agricultura Pesca y Alimentación de la Generalitat Valenciana, y para el que en su desarrollo venimos contando con la colaboración del IVIA y de la Universidad Politécnica de Valencia, ha sido analizar diferentes aspectos tecnológicos, tanto en cultivo al aire libre como bajo invernadero en horticultura, desarrollando en esa línea una de las principales actividades de nuestra investigación.
En lo que respecta al riego, siempre hemos considerado el agua como un bien escaso: los primeros trabajos en horticultura se basaron en comparar la técnica de riego por surcos, frente al riego localizado (por goteo), con diferentes dosis de nutrientes. Los primeros resultados hicieron que nos centrásemos en el manejo del riego por goteo, aunque aprendimos que para hacerlo eficiente requería de una atención especial y de conocimientos agronómicos para aprovechar al máximo su potencial. En esa línea y durante todo ese tiempo también se han analizado diferentes dosis de riego, calculadas a partir de necesidades teóricas con fórmulas más o menos complejas, que tienen en cuenta la evapotranspiración potencial, el desarrollo del cultivo y su manejo agronómico.
Actualmente se mantiene dicha experiencia, pero las tres dosis de riego estudiadas se deciden en función de la lectura de sondas capacitivas. Los resultados han sido muy satisfactorios, obteniendo una batería de resultados, permitiéndonos a nivel de divulgación aconsejar dosificación de riego en algunos cultivos hortícolas más importantes.
Son varios los grupos de trabajo en España que estudian nuevas tecnologías en invernaderos, dando lugar a lo que alguno de ellos han pasado a denominar "diferentes paquetes tecnológicos", estudios que han permitido analizar el comportamiento de diferentes estructuras, vertientes de cubierta, materiales de cobertura, sistemas de calefacción, ventilaciones, pantallas térmicas, de sombreo y oscurecimiento, sistemas de enfriamiento, luz artificial, equipamiento para control de enfermedades, manejo biológico de control de plagas, fertilización ambiental con gas carbónico. Sistemas de cultivo sin suelo, con sus sustratos, sistemas de recirculación y desinfección del agua de drenaje, manejo del riego en función de la lectura de solarímetros, bandejas de demanda o en función del nivel de humedad del sustrato con humidímetros y laptómetros. Todo un conjunto de sensores, cuadros eléctricos, red de cableado, máquinas de control de riego y de control de clima, con sus programas informáticos que nos permiten manejar los invernaderos como el que gestiona un edificio inteligente.
Esas diferentes tecnologías, estructuras y equipamientos, vienen siendo analizadas en el Campo de Experiencias de Fundación Ruralcaja, para dar respuesta a las diferentes necesidades que nos plantean nuestros agricultores y empresas productoras.
Uno de los aspectos de mayor importancia y al que mayor esfuerzo dedica el equipo técnico de Fundación Ruralcaja, es el de evaluar, analizar y adecuar el nuevo material vegetal a las necesidades del mercado, estudiando nuevos tipos y variedades de tomate, pimiento, berenjenas, calabacines, etc... con resistencia virosis y enfermedades fúngicas, para su cultivo en invernadero como al aire libre.
Como ejemplo hemos vivido la evolución del cultivo de sandía: iniciando el de la sandía sin pepitas, determinando el porcentaje y disposición adecuados de su polinizador, densidades de plantación, técnicas de forzado y semiforzado, portainjertos, nuevas variedades de pulpa amarilla, naranja, calibres mini y calibres medianos, que junto con los estudios expuestos en el segundo párrafo de este escrito, nos han llevado a proponer al productor un paquete tecnológico completo, en función de sus necesidades particulares.
Se han expuesto algunos ejemplos de los estudios desarrollados en Fundación Ruralcaja, relacionados con la mejora tecnológica. Podemos concluir, que conocidas las necesidades, obtenida y analizada la información, el siguiente paso es adecuar la tecnología existente a las necesidades particulares, con el objeto de racionalizar los métodos de producción, para acercarnos a la calidad y rentabilidad deseada.
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