Viene este comentario, con el título que puedes leer, en razón de la imperiosa necesidad de proteger los productos agrícolas en el momento en que se recogen del árbol o de la mata. Pero antes, para situarse realmente en el caso, piensa qué haces cuando vas al supermercado o tu tienda favorita a comprar cualquier producto agrícola.
Si ves tomates, por ejemplo, en los que observas uno que comienza a pudrirse, ¿adquieres los que necesitas para la comida del día?. Esto es válido para otro producto agrícola, sea hortaliza o fruta. ¿Y cómo podrían llegar en condiciones normales desde las zonas de producción en buenas condiciones de maduros, sanidad, y en condiciones físicas normales a no ser porque se les ha ayudado a ello?. Es exactamente lo mismo que se hace cuando tienes un resfriado o te duele la cabeza. Porque la realidad es que si tu haces una compra de cualquiera de dichos productos agrícolas, los llevas a casa y al día siguiente están descompuestos, cuál es el problema.
En mi vida profesional he conocido casos de que una persona, como tú o yo mismo, hemos visto una naranja o una manzana sin un color normal que indica estar en sazón, no la hemos comprado. La semejanza con una contumaz palidez en una persona, ¿no delata que algo falla en su organismo?. Y el médico será el que ordenará un tratamiento químico.
Esto es lo que sucede con el uso de los fitosanitarios y protectores del campo. Porque sería imposible que en Alemania pudieran comer cualquier producto agrícola, dado su clima, si no los recibiera de los países que tienen un clima más favorable para evitar no contar con un régimen alimenticio de lo más sano: la agricultura.
Es normal, y además una obligación, el velar y exigir que se sepa lo que se usa para mantener dichos productos en perfectas condiciones de salubridad y que las autoridades sepan el nombre comercial del producto usado y los residuos que puedan quedar en la fruta o hortaliza. De ahí, que en la actualidad se haya llegado a la "desaparición de más de 800 productos fitosanitarios" que se utilizaban en 1993 en un 65%, dando paso a la existencia de una nueva forma en el uso de los que han quedado con la aplicación de "los Límites Máximos de Residuos", lo que eventualmente puede obligar a tener que dejar de producir algunos productos agrícolas.
O sea, que siempre es posible tropezar que algún "listo", pero cada vez menos, en esto que tanto ocupa a todos: campo, comercio nacional e internacional, casas y firmas productoras, y los funcionarios dedicados a su inspección.
Comprar Revista Phytoma 198 - ABRIL 2008