Desde que en el año 1991 viera la luz el reglamento europeo sobre la producción agrícola ecológica y su indicación en los productos agrarios y alimenticios, la agricultura ecológica ha experimentado avances muy sustanciales.
Las herramientas con las que contaban los agricultores ecológicos para conseguir que sus producciones tuvieran un mínimo de calidad eran escasas y los métodos para obtenerlas muy artesanales, ya que no había muchas empresas dedicadas a la producción de insumos para agricultura ecológica.
Diecisiete años después y sobre todo en los últimos cinco años los avances han sido muy grandes. Se han desarrollado productos fitosanitarios y nutricionales de buena calidad, la obtención de variedades resistentes, el control biológico con insectos?, pero lo más importante es que se ha adquirido conciencia por parte de agricultores y profesionales de la agricultura que pensaban que la agricultura ecológica era cosa de unos pocos hippies y locos.
Se ha demostrado que técnicamente es posible, solo que el concepto es diferente.
La prevención es la mejor arma y para ello tenemos que tener un gran conocimiento del desarrollo de los ciclos biológicos de las plantas y de su entorno, no basta con buscar soluciones a los problemas, hay que evitarlos. Claro que evidentemente no siempre se pueden evitar, pero incluso en estas ocasiones hay que tener la suficiente templanza para elegir la solución que menos problemas ocasionará.
Aunque el mayor problema al que nos enfrentamos no es una plaga o enfermedad, si no a las exigencias del mercado en cuanto a calidad y continuidad.
No existe ninguna normativa específica de calidad en los productos bio, con lo que para conseguir un producto comercializable el productor ha de ser capaz de obtener la misma calidad que un producto convencional pero con métodos de producción completamente diferentes.
Pero a pesar de los problemas, hemos pasado de una agricultura ecológica marginal, a una agricultura ecológica industrial. Antes solo se comercializaba el "bio" a través de productores y exportadores especializados en agricultura ecológica.
A día de hoy, además, las grandes cooperativas, los productores y exportadores convencionales, tienen una línea de productos ecológicos, y si no la tienen operativa la tienen proyectada, porque es el futuro, porque lo demanda el mercado, porque hay que ser competitivos en un mercado donde de la globalización es cada vez más fuerte y para competir con otros países hay que darle valor al producto y la agricultura ecológica se lo da.
Desde luego la agricultura convencional tiende a desaparecer, dejando paso a la producción integrada y a la agricultura ecológica. Las grandes cadenas de supermercados exigen a sus proveedores el cumplimiento en algunos casos, de protocolos mucho más estrictos que cualquier normativa de producción integrada, porque al no existir un reglamento a nivel europeo, son las mismas cadenas las que establecen el suyo propio sobre todo en lo referente a materias activas a utilizar y los LMR?s autorizados.
Estas medidas se han tomado en cierta medida por la presión ejercida por medios de comunicación y grupos ecologistas que publicando informes periódicos han conseguido que los consumidores europeos se escandalicen y se desencadene una lucha entre supermercados para ofrecer los alimentos más sanos y controlados.
La demanda de productos ecológicos sigue creciendo en todos los países europeos. Quien podía pensar hace cinco años que a día de hoy encontraríamos en Alemania productos "bio" en supermercados de descuento. Este tipo de supermercados han incluido en su política de ventas los productos "bio" no tanto por rentabilidad directa como por imagen, demostrando que usando canales de distribución eficaces pueden ofrecer este tipo de productos a un bajo precio.
España es el único país de Europa donde siendo un gran productor (el segundo después de Italia) es muy difícil encontrar frutas y hortalizas ecológicas en los canales habituales de comercialización. Y esto ¿a que se debe? Si comparamos España con Italia encontramos multitud de similitudes, parecido nivel de renta, producción con variedad, cantidad y continuidad, hábitos de consumo similares, etc?, sin embargo en Italia existe un mercado ecológico en continua expansión desde el año 1999, pero fue a raíz del escándalo alimenticio provocado por la enfermedad de "las vacas locas", cuando los consumidores italianos se interesaron por los métodos de producción de los alimentos y encontraron en la agricultura ecológica una solución para quienes buscaban alimentos alternativos y con una garantía. Además la administración informó y promocionó la agricultura ecológica con lo que provocó un crecimiento exponencial en su consumo y los supermercados e hipermercados, comenzaron a ofrecerlos. Dejaron de ser productos difíciles de encontrar (solamente se vendían en tiendas especializadas) para convertirse en una opción al alcance de cualquiera y a un precio razonable un (30-40% más que los convencionales).
Y mientras, en España ¿que sucedió? La administración hizo una campaña muy fuerte para que no se viera afectada la demanda de ternera gallega, una campaña completamente razonable teniendo en cuenta como estaba la situación, pero se desaprovechó la oportunidad de informar a los consumidores que existía otra forma producir alimentos. Además, España era el único país de la unión europea donde no estaba protegido el termino Bio con lo que la confusión y la desinformación era absoluta. Si se le preguntaba a cualquier consumidor si sabia que era un "bio" respondía que era un tipo de yogurt (falsos bio). No se hacían campañas institucionales de información sobre agricultura ecológica.
Todo esto nos ha llevado a un retraso respecto al resto de Europa en la comercialización y venta de productos ecológicos, donde es difícil encontrarlos y el precio en algunos casos supera el 200% respecto al convencional. Afortunadamente parece que el mercado puede despegar en poco tiempo. No será exponencial pero si un crecimiento continuo.
Desde Julio de 2006 esta protegido el termino "bio" y solamente se puede usar para alimentos procedentes de la agricultura ecológica y se han iniciado campañas de promoción e información a los consumidores.
¿Que falta entonces? La cooperación de las cadenas de supermercados es el último paso para hacer llegar el producto a los consumidores, tienen que arriesgar un poco y apostar por un mercado que generará beneficios para todos en un futuro cercano. Pero esto no es fácil ¿Quién quiere arriesgar para que otros se beneficien?
De todas formas es evidente cual es el camino a seguir. La apuesta del sector agrícola es por una agricultura respetuosa con el medio ambiente y con los consumidores.
Comprar Revista Phytoma 198 - ABRIL 2008