Durante los dos últimas décadas, las diferentes propuestas legislativas presentadas por la Comisión Europea ha supuesto una clara reducción del número y tipo de soluciones fitosanitarias, reducción que no sólo no viene acompañada de un respaldo científico, sino que además no significa un uso más sostenible de dichos productos y de la misma agricultura.

A pesar de esta situación, y gracias a la investigación llevada a cabo por las empresas del sector, los productos fitosanitarios son la herramienta útil y segura que necesitan nuestros agricultores para proteger sus cultivos de plagas y enfermedades.

Se trata de verdaderas medicinas para las plantas.

Por ello, PHYTOMA-España, dentro de la celebración de su 20 aniversario, ha querido realizar un pequeño sondeo para conocer cuál es la opinión sobre algunas de estas cuestiones entre las empresas del sector.

1. ¿Cuál ha sido la evolución de las moléculas de productos fitosanitarios a lo largo de estas dos décadas?

2. ¿Cómo cree que va a repercutir en el sector agrario la reducción de productos fitosanitarios?

3. ¿Qué características van a tener las moléculas en un futuro más o menos inmediato?

 

Francisco Camacho Ferre

Profesor de Horticultura. Universidad de Almería Consejero de MIP System Agro (Empresa de Base Tecnológica).

 

1. Los análisis multiresiduos que se han venido aplicando en la última década a las frutas y hortalizas, cada vez más completos, más fiables, más rápidos y sobre todo más económicos, han marcado la evolución de los productos fitosanitarios empleados, ya que las fabricadoras de fitosanitarios han buscado que el plazo de seguridad en ellos fuese menor, con el objeto de conseguir una aplicación más continuada en el tiempo de los mismos, en especial en la lucha contra ciertas plagas que se han manifestado como polífagas y con gran potencial de reproducción en amplios rango de clima.

 

2. La repercusión por ahora se hace imprevisible, ya que son muchos los intereses en juego por parte de las fabricadoras de fitosanitarios, distribuidoras, etc. y pueden ser ilógicos los criterios para retirar ciertas moléculas, pero si se realiza la selección de moléculas a retirar, desde el punto de vista del impacto sobre el medio ambiente y la salud del consumidor, quedarán en el mercado las suficientes como para poder defender a los cultivos de las plagas y enfermedades que normalmente le están afectando, de hecho, en la horticultura de alto rendimiento, no llegan al 15% de la moléculas autorizadas las que se emplean de modo consistente.

 

3. La exigencias sociales sobre las mismas serán de inocuidad, lo que nos llevará a moléculas muy específicas sobre el patógeno que deben de combatir, de poca persistencia en la parte del vegetal que se consume. A ese tipo de molécula le exigirá el productor que afecte lo mínimo posible a la fauna auxiliar que esté empleando para el control de plagas, ya que la entrada de organismos vivos, tales como insectos polinizadores, depredadores, parásitos, parasitoides, etc, como ayuda al mantenimiento del equilibrio en los sistemas de cultivo será mayor.

 

Jaime Costa

Monsanto Agricultura España, S.L.

 

1. La tendencia al aumento en el número de moléculas de productos fitosanitarios que se observaba hace veinte años ha cambiado hacia una importante reducción durante el último lustro, en ocasiones por razones distintas a la seguridad de las mismas. Las moléculas de los nuevos productos fitosanitarios y las que consiguen superar los estrictos controles actuales sin duda son más controladas y mucho mejor conocidas que en el pasado, pero estos hechos no han contribuido a mejorar su imagen.

 

2. Veo tres efectos perversos en la sistemática reducción de materias activas.

Uno es el aumento del riesgo de resistencias facilitado por un empleo repetido del mismo producto. El segundo es una mayor probabilidad de detectar en aguas trazas que no son biológicamente relevantes, pero que no son permitidas por la legislación europea. Y el tercer efecto es que los cultivos con poca superficie, como la mayoría de los hortícolas, se deslocalicen hacia países con mayores facilidades.

En cuanto a la reducción de las cantidades empleadas, los agricultores son los primeros interesados, y se puede mejorar la eficiencia con buenos equipos de aplicación. En aquellas especies con variedades modificadas genéticamente para resistencia a plagas, las posibilidades de emplear menores cantidades de fitosanitarios son obvias, pero las altas dificultades de aprobación limitan sus posibilidades al maíz y otros pocos cultivos.

 

3. Como en el pasado, la eficacia y rentabilidad del tratamiento serán importantes, pero se exigirán altos niveles de seguridad para aplicadores y consumidores, mayor respeto frente a los artrópodos auxiliares, mayor control y transparencia en su empleo y unas Buenas Prácticas de Aplicación fáciles de seguir por los agricultores. Es decir, va a ser tan importante el empleo correcto como la bondad del fitosanitario.

 

Francesc Barelles

Ingeniero Químico IQS. Licenciado en Ciencias Químicas Universidad de Barcelona. Responsable Productos Fitosanitarios, DAR Generalitat de Catalunya.

 

1. El desarrollo de nuevas sustancias activas ha estado muy influenciado por los extraordinarios avances científicos que han permitido la síntesis de moléculas con unas propiedades y características muy favorables para su aplicación en sanidad vegetal, especialmente en lo que concierne a su perfil toxicológico y eficacia, lo que ha permitido que, al mismo tiempo, se pudiera cumplir con las exigencias legislativas. No hay que perder de vista que se venia de una etapa en la que se busca, prioritariamente, la eficacia del producto; los aspectos de seguridad, medioambientales, etc., si bien se eran tenidos muy en cuenta, no se tenían tan en consideración como en la actualidad.

 

2. Las rigurosas y estrictas exigencias para la inclusión de una sustancia activa en el anejo I de la Directiva 91/414/CE han conducido a una drástica reducción en el número de las mismas. Cuando termine el periodo de reevaluación a finales del presente año 2008 las consecuencias pueden ser muy negativas pues algunos cultivos tan importantes como cítricos, perales, manzanos, viña, arroz, etc., por no citar a los cultivos menores pueden quedar desprotegidos frente algunas plagas. La agricultura mediterránea puede quedar seriamente afectada si no se toman medidas racionales, basadas en criterios científicos. La demagogia barata puede llegar a hacer mucho daño.

Añadir que la propuesta de reglamento que sustituirá a la Directiva 91/414/CE, de acuerdo con las exigencias que quiere imponer el Parlamento europeo ("cut off criteria") los criterios de evaluación aún serán más restrictivos.

 

3. Las exigencias legislativas obligaran a desarrollar productos con un perfil toxicológico y ecotoxicológico muy favorables. Serán productos específicos con mínimo impacto medioambiental, en cuya aplicación se tendrá muy en cuenta tanto al aplicador, como al consumidor de productos vegetales tratados y a la población potencialmente vulnerable.

Ante este panorama el concurso de la bioquímica y la bioingeniería será, de hecho ya lo esta siendo, un imperativo. También está por ver, aunque no sean productos fitosanitarios, el papel que los OGM pueden llegar a jugar en el futuro.

 

José Luis Collar Urquijo

Doctor Ingeniero Agrónomo, Director General de Aragonesas Agro, S.A.

 

1. Desde la publicación de la Directiva 91/414/CE, la evolución ha sido ciertamente preocupante: de las 900 sustancias activas registradas en Europa en el año 1993, 600 de ellas han sido ya retiradas, y únicamente unas 100 han sido evaluadas favorablemente. Por contra, en todo este periodo, sólo se han registrado 80 nuevas sustancias.

 

2. Posiblemente, para los países del Norte de Europa, donde la agricultura es básicamente extensiva, con empleo mayoritario de herbicidas y fungicidas, esta reducción sea llevadera. Para países del Sur de Europa, el impacto está siendo y será muy serio. El dato de insecticidas es bien significativo: se han retirado unas 140 sustancias, y únicamente se han registrado 10 nuevas. Esto está provocando en España gravísimos problemas de control de plagas, especialmente en los cultivos más intensivos.

 

3. Cada vez será más difícil registrar nuevos productos, y las compañías estarán menos dispuestas a realizar las inversiones necesarias en Europa. Los pocos que consigan pasar la prueba serán sin duda productos con baja toxicidad y con un bajo impacto medioambiental, pero es muy probable que su eficacia tienda a ser menor que la de los productos "clásicos".

 

Ximo Nieto

ISK Biosciences Europe, S.A.

 

1. El desarrollo de nuevas moléculas está marcado por dos factores críticos, las necesidades de los agricultores (aparición de nuevas plagas, modificación de técnicas culturales, cambios en los cultivos, etc.) y la imprescindible adaptación a un marco legislativo en evolución (nuevas regulaciones, implantación de requisitos y criterios más estrictos, mayor relevancia de los aspectos medioambientales, etc.).

El control satisfactorio de la mayoría de los problemas fitosanitarios ha reducido la necesidad de aparición de soluciones. Al combinarlo con el incremento de los requisitos para su homologación en Europa se produce el fenómeno observado de una explotación intensiva de las familias o grupos de productos con perfiles similares.

Podemos citar entre los herbicidas a las sulfonilureas, a las estrobilurinas entre los fungicidas y a los productos con modos de acción relaciona dos con la regulación del crecimiento entre los insecticidas. Dicho de otra forma, se desarrollan menos novedades por parte de la industria al existir factores limitantes muy significativos (mercado en reducción y mayores requisitos para su homologación).

 

2. Deberíamos considerar por un lado al usuario final, el agricultor. La disminución de productos fitosanitarios que la reglamentación europea supone obliga a modificar determinadas prácticas culturales, como selección de variedades, ciclos de cultivo o incluso la decisión de sembrar un cultivo o no. Los requisitos tecnológicos de los nuevos productos, como se ha indicado anteriormente, obligan a una mayor capacitación de los usuarios, tanto en las fases de diagnóstico como de utilización propiamente dicha de los fitosanitarios.

El segundo actor es el sector de fabricación y distribución que inició hace más de una década una transformación muy importante para adaptarse a los cambios.

Un número menor de productos fitosanitarios implica una reducción en el número de compañías, tanto de síntesis y fabricación como de comercialización y distribución. De una forma global se puede indicar que el número de personas trabajando en el sector se ha venido reduciendo desde principios de los años 90. Sin embargo se han creado también un número relevante de empleos en sectores asociados directamente a las modificaciones expuestas, por ejemplo la aparición de consultores de registro o de empresas acreditadas para la realización de ensayos con productos fitosanitarios.

 

3. Una de las formas de responder a esta cuestión es indicar que hemos pasado de contemplar la puesta en el mercado de productos con amplio espectro de acción, elevada persistencia en el medio ambiente y toxicología moderadamente favorable a una nueva generación de fitosanitarios con modos de acción específicos, baja persistencia medioambiental y favorable clasificación toxicológica. Como resultado se utilizan menores cantidades de materia activa por hectárea y se necesita una mejora cualitativa en las técnicas de aplicación y seguimiento de plagas y enfermedades para obtener el máximo rendimiento de los mismos.

 

Pedro Fuchs

Jefe de Desarrollo de Kenogard, S.A.

 

1. Hay un cambio de productos de amplio espectro (hablando de fungicidas e insecticidas) a productos más específicos. También se puede apreciar que las moléculas nuevas suelen ser eficaces a menor cantidad de materia activa. También se han logrado mejorar sustancias existentes, especialmente el aislamiento de los isómeros activos.

Evitar el impacto sobre organismos no diana juega un papel más decisivo hoy, que hace veinte años.

 

2. Los agroquímicos ya no son una herramienta exclusiva para combatir organismos no deseados. El uso de fitosanitarios debe planearse dentro de estrategias que incluyen barreras físicas, rotación de cultivos, uso de cultivares menos sensibles a enfermedades o menos apetecibles a las plagas. Las intervenciones con productos fitosanitarios se deben hacer basándose en umbrales de daño para poder aprovechar al máximo los productos existentes. Es imprescindible la existencia de buenos profesionales en éste sector.

 

3. Serán moléculas cada vez más específicas en su rango de aplicación. Van a ser aún más compatibles con el medio ambiente y tendrán el menor impacto negativo posible. También se reducirá al máximo el riesgo para el personal que debe manipular los agroquímicos. Para poder aprovechar estas mejorías, se hará más importante el uso correcto como es el momento de intervención y la dosificación.

 

Felipe Ortega

Du Pont Ibérica, S.L.

 

1. A finales de los 70 y principios de los 80 se descubrieron las grandes familias herbicidas, fungicidas e insecticidas (p. ej. Sulfonilureas, IBS y Neonicotinoides). Su desarrollo pleno ha revolucionado desde entonces el mercado de productos fitosanitarios por su especificidad, dosis diminutas y reducida huella medioambiental y muchas de estas moléculas siguen utilizándose hoy en día. Al mismo tiempo en esta época comienzan a sentarse las bases para un cambio de estrategia en la agricultura en la UE desde el enfoque tradicional de potenciar la producción hacia un enfoque de sostenibilidad y respeto hacia el medio ambiente. Debido al bienestar y a la garantía alimentaria, logro de medio siglo de evolución tecnológica en la agricultura, la sensibilidad de la población se inclina hacia una producción en sintonía con el medio ambiente.

Este cambio de tendencia en la sociedad y la propia agricultura así como la evolución tecnológica vivida en el mundo de los agroquímicos permitió que se establecieran las bases para la Dir. 91/414, cuyo desarrollo y transposición en los años 90 cambiaría completamente el procedimiento para el registro de las sustancias fitosanitarias, tanto desde el punto de vista del nivel de exigencia en cuanto a su perfil toxicológico, como de la evaluación de impacto medioambiental.

El resultado ha sido el establecimiento y evolución de unos requerimientos de registro que, sin entrar en ningún juicio de valor sobre su idoneidad, han encarecido notablemente el mantenimiento del registro de las sustancias antiguas y el desarrollo de nuevas sustancias (directiva 91/414 y su transposición). Ello ha provocado que la mayor parte de las empresas que comercializan productos agroquímicos hayan invertido una elevada cantidad de recursos de I+D al mantenimiento, es decir re-registro de las sustancias llamadas antiguas.

El severo filtro regulatorio impuesto y el encarecimiento para el mantenimiento del registro de las sustancias, que a su vez ha provocado que solamente se defiendan las moléculas más rentables, ha tenido como resultado una drástica reducción en el número de materias activas antiguas. De forma paralela y por el mismo motivo se dificulta a su vez el descubrimiento de nuevas moléculas adecuadas y encarece en extremo el desarrollo de las nuevas moléculas cuyo coste se estima actualmente en unos 200 a 250 millones de $ por molécula. El resultado de ambas evoluciones ha sido una drástica reducción del número de materias activas de tipo fitosanitario disponibles a los agricultores y por ende a la sociedad (desde aprox. 850 en el año 1999 a aprox. 250 en el 2008). Muy preocupante para la agricultura del sur de Europa y para la española en particular es que esta desaparición de moléculas está afectando principalmente a las de tipo insecticidas y herbicidas de cultivos especiales.

Desgraciadamente la evolución no queda ahí. Este elemento de sensibilidad y presión, positivo en un inicio ya que todos deseamos unos alimentos más seguros y una producción agrícola más en sintonía con la naturaleza, ha sido utilizado demagógicamente como medio de presión de diferentes organizaciones de orientación ecologista hacia los gobiernos y las cadenas de distribución. De esta forma se ha desarrollado una carrera de aumento de las restricciones tanto de tipo regulatorio como restricciones de tipo comercial impuestos por las cadenas de distribución sin una base técnica ni criterio toxicológico serio. Actualmente se está en proceso de revisión de la Directiva 91/414. El borrador aprobado por el Parlamento Europeo en primera instancia establece unas restricciones de consecuencias muy graves que trascienden en mucho el sector de los agroquímicos para afectar directamente a la productividad de la agricultura en el ámbito europeo. De aprobarse la propuesta en su actual versión se estima que se perderían entre un 83 a 94% de las materias activas insecticidas, un 70-85% de fungicidas y un 52-80% de herbicidas que queden una vez concluida la evaluación según los principios uniformes impuestos por la actual Directiva 91/414 (estimaciones publicadas por ECPA, documento nº 16976).

 

2. e puede establecer que la reducción de productos fitosanitarios disponibles en los distintos cultivos no se ha visto compensada por la aparición de otros métodos alternativos de protección de las plantas.

La escasez de herramientas de protección vegetal disponibles puede tener consecuencias más o menos trascendentes en función de la importancia del cultivo.

En general la disponibilidad de sustancias agroquímicas en un cultivo será proporcional al mercado que este representa. Por ello las consecuencias pueden ir desde su abandono inmediato por falta de las condiciones adecuadas para su producción rentable en los casos de cultivos menores, a una concentración de uso de las herramientas disponibles en los casos más comunes y normales. Esta concentración de uso se traducirá en toda una serie de problemas que se harán aparentes a medio y largo plazo y que también tendrán una repercusión clara sobre la productividad, la calidad de las cosechas y por ende sobre la rentabilidad de los agricultores y en consecuencia sobre la viabilidad económica de la agricultura en ciertas zonas. El efecto más obvio, a parte del encarecimiento de los medios de producción, será una drástica aceleración del desarrollo de resistencias, ya que la concentración de uso de unas pocas sustancias activas con modos de acción muchas veces similares incrementará la presión de selección en las plagas, agentes patógenos y malas hierbas adventicias.

Otro efecto de la concentración de medios de producción será el aumento de la frecuencia de uso de las distintas materias activas que queden, lo que a su vez se podrá traducir en algunos casos en un incremento de su problemática ecotoxicológica asociada. A modo de ejemplo se pueden dar mayores tasas de acumulación de sus efectos ambientales o producirse una mayor acumulación de residuos que los productos dejan sobre los cultivos. En el caso de los cultivos menores estos problemas que surgirán por culpa de la concentración de uso de las herramientas fitosanitarias que queden puede ocasionar su abandono a medio plazo o en muchos casos su traslado a países con un nivel de exigencia en términos exotoxicológicos muy inferior, evidentemente exteriores pero cercanos a la UE, o aquellos países más eficaces a la hora de registrar los nuevos productos dentro de la UE. Esta tendencia es especialmente preocupante para un país como España donde los cultivos menores tienen una importancia socioeconómica de gran envergadura.

Un factor que sin duda contribuye a la gran preocupación que suscita en medios agrícolas la pérdida de materias antiguas con un perfil ecotoxicológico más o menos problemático o una baja rentabilidad es que al mismo tiempo estamos viendo que se dificulta, encarece y retrasa cada vez más la autorización de las nuevas materias activas con un perfil más adaptado a las nuevas exigencias. El motivo es la complicación creciente de los procedimientos de aprobación, pero también una creciente reducción en la eficacia de las agencias de registro de los distintos países miembros. Con ello el problema se ve agravado grandemente, de forma que actualmente se están viendo incluso afectados cultivos de mayor superficie desarrollada, que a priori no debieran verse impactados significativamente como ya se ha comentado.

 

3. A pesar del notable incremento en el coste de desarrollo y registro de nuevas moléculas, las empresas de la industria de fitosanitarios dedicadas a la investigación están realizando actualmente un notable esfuerzo para cubrir los preocupantes huecos que han dejado y dejarán los productos que se han caído en el proceso de re-registro y aquellos a los que el desarrollo de resistencias en las poblaciones de insectos plaga, agentes patógenos y malas hierbas están dejando sin eficacia. Sin embargo dada la escasez de herramientas disponibles y la gran inversión que supone el desarrollo de estas sustancias es preciso implementar sistemas que garanticen un uso sostenible y una larga vida comercial de las mismas. El presente y el futuro de la protección de los vegetales y por ende de la agricultura pasa por la integración de todas las herramientas de protección disponibles al agricultor. Hoy en día es posible y necesario compatibilizar y combinar el uso de productos fitosanitarios con estrategias de control integrado y biológico de las plagas, como p.ej. el uso de insectos auxiliares, resistencia varietal, etc. para garantizar la sostenibilidad de las moléculas y para garantizar una protección de los vegetales equilibrada y aceptable para los agricultores y consumidores. Cualquier enfoque excluyente del proceso productivo en agricultura está avocado a la marginalidad porque incrementa notablemente los costes de producción, reduce el potencial productivo o la calidad de la alimentación o genera desequilibrios en el ecosistema agrícola. Por ello uno de los retos de la investigación en el sector de agroquímicos es precisamente descubrir y desarrollar nuevas moléculas que contribuyan a enriquecer el arsenal de aquellos productos fitosanitarios que posibilitan la implantación técnica y económicamente viable de los sistemas de control integrado de las plagas, enfermedades y hierbas adventicias.

Para ello las moléculas del futuro, en especial los insecticidas y fungicidas, ofrecerán modos de acción innovadores y combinarán una excelente eficacia sobre las plagas, patógenos o hierbas objetivo con un perfil adaptado a las estrategias IPM, especialmente en criterios como la compatibilidad con los insectos y otros agentes auxiliares, pilares del control biológico.

Hoy en día no se concibe un producto que no cumpla los estándares eco-toxicológicos que impone la muy exigente reglamentación europea. Por ello las moléculas nuevas se caracterizarán por un gran espectro de actividad a dosis muy reducidas además de por dejar una huella débil o incluso no dejar huella en términos de impacto medio ambiental. Por otro lado deberán tener un perfil toxicológico muy favorable, lo que, junto a sus dosis cada vez más bajas, entre otras cosas, contribuirá a dejar plazos de seguridad cortos que a su vez contribuirá a la calidad, almacenaje y transporte de las cosechas.

Este esfuerzo reafirma el compromiso de futuro de las empresas I+D del sector de fitosanitarios con la agricultura, persiguiéndose el objetivo común de garantizar la producción de una alimentación abundante, sana y de calidad a medio y largo plazo siempre en equilibrio con el medio ambiente.

 

Antonio López Rui Delgado

Syngenta Agro, S.A.

 

1. Durante estas dos últimas décadas, las sustancias activas de los productos fitosanitarios han sufrido una gran evolución en las tres áreas siguientes: Efectividad, Especificidad y Seguridad.

Los niveles de eficacia intrínseca y práctica de las sustancias activas han aumentado, traduciéndose en un mayor nivel de protección contra el problema objetivo y una reducción de las dosis empleadas.

En general, se ha pasado de productos "generalistas" a productos "específicos" contra un determinado objetivo. Aunque durante los últimos años se están desarrollando productos que aportan un amplio espectro sin incidir negativamente sobre organismos no objetivo.

Las nuevas sustancias activas presentan un perfil mucho más favorable en el campo de la seguridad, tanto para el aplicador, como para el consumidor y el medio ambiente.

 

2. Por un lado, la reducción que ha supuesto la directiva 91/414 en el número de sustancias activas incluidas o para ser incluidas en el Anejo I ha implicado una selección de aquellas con un perfil de Seguridad más favorable. Esto es sin duda positivo para el sector agrario porque incide directamente sobre la calidad y la Seguridad Alimentaria.

Por otro lado, el impacto que puede tener la aplicación de la Revisión de esta Directiva, con medidas como la sustitución y la equivalencia, puede conducir a una reducción tan drástica de las sustancias activas que impactaría muy negativamente sobre el sector agrario con reducciones dramáticas de la producción de cultivos esenciales y un aumento consecuente de los precios (según el informe reciente del instituto Numisma).

Desde el punto de vista técnico, ésta reducción puede implicar una falta de soluciones para el control de determinados problemas y casos generalizados de resistencia, con la consecuente falta de eficacia de los medios al alcance del productor.

Sobre el sector fitosanitario, significaría una presión excesiva sobre los costes de I+D, reduciendo los retornos de inversión drásticamente y haciendo inviable las inversiones en muchos de los casos.

 

3. El desarrollo de las moléculas del futuro se hará principalmente en base a su seguridad y a la solución de problemas emergentes. El avance de la biotecnología en los cultivos, la importancia de organismos beneficiosos y otros factores como la limitación de la química orgánica clásica y el mayor conocimiento sobre la relación planta-patógeno, modelarán la orientación de la investigación.

Las nuevas técnicas de formulación y aplicación que facilitan la limitación del impacto medioambiental y la efectividad de la molécula deberán también tenerse en cuenta para desarrollos futuros.

Podemos vislumbrar un panorama con productos fitosanitarios muy seguros y muy selectivos, con gran influencia de proyectos de origen natural, otros adaptados y ligados a la biotecnología (semioquímicos, etc.) y con formulaciones sofisticadas que potenciarán los beneficios de la sustancia activa.

 

David Recio

Industrias Afrasa, S.A.

 

1. La gran mayoría de las moléculas que han ido apareciendo en el mercado estos últimos años han buscado parecerse lo más posible a la naturaleza, como ya se empezó anteriormente con los piretroides que nacieron en los 70, por ejemplo.

Muchas tienen su origen en plantas, o bacterias, copiando su acción fitosanitaria de autodefensa o de eliminación de competidores, caso de la azadiractina o las estrobilurinas. Son moléculas que intentan ser eficaces a bajas dosis disminuyendo así su posible efecto dañino contra el medioambiente y las personas.

 

2. La Política Agraria Común pretende tener en Europa una Agricultura sostenible.

Esto que es en principio una loable postura, y que todos apoyamos, está generando una pérdida de materias activas que ya son ampliamente conocidas por la ciencia, que ya han demostrado su perfecta adaptación al medio ambiente y la salud humana y que usadas eficazmente contribuyen a un sostenimiento de la agricultura ya que dan soluciones a los problemas fitosanitarios conocidos, causando unos costes de inputs de producción asumibles por la coyuntura agrícola actual. Su pérdida está provocando la aparición de nuevas moléculas, oficialmente y con los conocimientos actuales, más respetuosos con el medio ambiente y la salud, pero, mucho más caras para el agricultor y además, quedándose como únicas alternativas en la lucha de ciertas especies o enfermedades, lo que puede favorecer a muy corto plazo, la aparición de resistencias en el mal a combatir, sin existir ya otras alternativas. De todos es sabida la recomendación en la alternancia de materias activas en la lucha para evitar esas resistencias que se puedan generar.

Eliminemos sí aquellas moléculas que hoy han demostrado ser peligrosas pero, no dejemos al mero criterio de costes empresariales de redesarrollar la molécula, la eliminación de materias que han sido, y son, muy eficaces, necesarias y respetuosas con la agricultura.

 

3. Las nuevas moléculas deberán demostrar previo a su uso, que el beneficio que suponga su aplicación sea muy superior al daño colateral que ello pueda provocar. Seguridad demostrada para el consumidor y el aplicador, primer parámetro a estudiar. Seguridad demostrada en su respeto al medioambiente, es decir, de muy rápida degradación y nulo efecto sobre fauna auxiliar, entre otras. Deben ser copia de la naturaleza, tipo alelosubstancias, que, además sean más estables, principal desventaja de las moléculas estrictamente naturales, para poder ser muy eficaces y eficientes en la agricultura sostenible, presentada como Agricultura integrada en la lucha fitosanitaria.

Comprar Revista Phytoma 197 - MARZO 2008