Hasta la fecha actual el uso de insecticidas ha sido la técnica de control de plagas fundamental en los cultivos hortícolas protegidos. En los últimos años se han producido una serie de hechos que están condicionando seriamente la disponibilidad y uso de estos productos. Podríamos agrupar estos factores en dos grandes apartados: los relacionados a la evolución de los registros (proceso de re-registro según Directiva 91/414/CEE, con subsiguiente desaparición de productos y ajustes restrictivos en las indicaciones así como falta de incorporación de nuevas sustancias) y los asociados a protocolos de Producción Integrada (fundamentalmente limitaciones de uso de productos basados en aspectos de selectividad respecto a organismos de control biológico -OCBs-). La interacción de estos dos grupos de factores hace que la oferta de insecticidas en los sistemas de control integrado de plagas sea muy limitado, aspecto que puede condicionar su gestión y su futura utilidad al implicar reiteraciones que fomenten problemáticas de resistencia.

 

El desarrollo de sistemas de control integrado basados en la utilización de organismos de OCBs en cultivos hortícolas intensivos ha dado un salto cualitativo esta campaña 2007 con la incorporación masiva de los productores almerienses, especialmente en el cultivo de pimiento. Bayer CropScience hace ya tiempo que define los nuevos desarrollos de productos fitosanitarios en cultivo dentro de un marco asociado a control integrado de plagas (CIP). En este marco la evaluación de la selectividad de los nuevos formulados es un aspecto fundamental en el desarrollo del producto y su posicionamiento en el mercado.

Las técnicas de evaluación de la selectividad de productos fitosanitarios son complejas y requieren una interpretación cuidadosa. Existen numerosos tipos de ensayos que nos ofrecerán una cierta información y normalmente será necesaria una serie de ensayos para definir el perfil del producto. Una división clásica de los ensayos es en: ensayos de laboratorio, laboratorio extendido-semicampo y campo. Cada uno de ellos nos da informaciones interesantes que deberán ser interpretadas e integradas adecuadamente. No se pretende realizar una descripción pormenorizada de estos métodos, existe mucha documentación al respecto, pero si que me gustaría realizar una serie de puntualizaciones. Los ensayos de laboratorio son la primera fase en la evaluación de la selectividad. Los protocolos de estos ensayos suelen estar bien definidos, existen numerosos trabajos de estandarización (CANDOLFI et al, 2000) y plantean una situación extrema de exposición del OCB. El proceso de estandarización de estos métodos está ligado en numerosos casos al uso de este tipo de ensayos en el apartado de ecotoxicología de los dossieres de registro en el punto de evaluación de artrópodos no objetivo (?Non target arthopods, NTA). Es importante diferenciar estos estudios que tienen como objetivo la evaluación del riesgo ambiental (BARRET et al., 1994, CANDOLFI et al., 2001, EPPO, 2003) del uso de los productos en base a especies indicadoras y que deben realizarse mediante normas de buenas prácticas de laboratorio, de los relacionados con la evaluación de selectividad del producto sobre OCBs y su encaje en programas CIP que no son requerimientos actualmente en el proceso de registro de productos fitosanitarios. Otro aspecto a destacar en los ensayos de laboratorio es que su definición se ha basado en productos fitosanitarios clásicos, p.e insecticidas neurotóxicos, con actividad por contacto.

Este punto resulta preocupante cuando se desea evaluar nuevas sustancias con modos de acción novedosos y diferentes interacciones específicas planta/plaga.

Este comentario está ligado a casos donde resultados positivos en laboratorio se tornaban claramente negativos al ser evaluados en condiciones más reales (p.e. sustrato vegetal en semicampo) y ponían en cuestión el esquema secuencial de evaluación propuesto por la OILB (Organización Internacional para el Control Biológico e Integrado de animales y plantas nocivos) .

 

Los ensayos de laboratorio extendido-semicampo, permiten aproximarnos a situaciones más próximas a la realidad (aplicaciones sobre el cultivo, exposición del residuo sobre el cultivo a condiciones ambientales naturales, etc.) pero manteniendo un alto nivel de control del ensayo (poblaciones de artrópodos normalmente procedentes de cría y homogéneos en edad). Este tipo de ensayos son fundamentales en la evaluación de la persistencia de los efectos nocivos de los productos fitosanitarios. La pregunta "¿cuanto tiempo tengo que esperar después de la aplicación de un producto hasta la introducción de un OCB?" es clave en numerosos casos.

Por último, la evaluación en condiciones de campo es imprescindible a nivel de ajuste de estrategias locales. Son del todo evidentes las peculiaridades que implican distintas fechas de siembra en la presión de una plaga y la estrategia de uso de OCBs, por lo que la interacción con productos fitosanitarios también está condicionada. Un ejemplo claro son las estrategias de CIP en pimientos en Almería y Murcia, diferenciadas por transplantes de verano o de otoño.

Otra pregunta común en este entorno de evaluación de selectividad es "¿Cuáles son los organismos más relevantes?" La respuesta suele ser otra pregunta: ¿en que cultivo? Somos conscientes que los OCBs relevantes varían según cultivos, e incluso según las estrategias locales. Por otro lado, hemos sufrido una evolución notable de especies; así, podríamos señalar a modo de ejemplo, los cambios de Encarsia formosa por Eretmocerus mundus, el de Macrolophus caliginosus por Nesidiocoris tenuis y el de Amblyseius cucumeris por A. swirskii.

Todo ello es un indicador de la complejidad del sistema y su evolución. Y siguiendo con las preguntas, ¿podemos extrapolar datos de uno a otro? La respuesta es difícil ya que no existen estudios sistemáticos al respecto; mi opinión es que en algunos casos es posible, pero en otros claramente no. En este último apartado podríamos citar el caso de los ácaros fitoseidos donde se pueden encontrar diferencias notables de selectividad según especie.

Esto implica que un producto fitosanitario puede ser adecuado, o no, a programas CIP dependiendo de los diferentes protocolos definidos en zonas españolas.

Estas diferencias entre OCB, estrategia de aplicación y evolución hacen muy difícil de entender que la autorización de productos fitosanitarios dependa de una "adapatación" de estos a sistemas de control integrado de plagas. En el proceso de registro se centra en la definición del riesgo sobre artrópodos no objetivo en el cultivo y en zonas próximas y es no plantearse una dinámica continuada de ajuste a condiciones locales de sistemas de control basados en OCBs.

Después del registro de un producto, y como una fase independiente este debe ser evaluado de que manera puede adaptarse a los diversos sistemas CIP locales definidos y su inclusión en listas y recomendaciones.

 

La expresión de la selectividad es otro punto crítico. Los valores propuestos por la OILB están ampliamente reconocidos y son utilizados de forma generalizada en numerosos foros. La escala clásica se basa en un rango de 4 valores, pero en publicaciones recientes (BOLLER et al., 2005) se utiliza una escala de 3 valores ?ver Figura 3-. En diversas fuentes la definición de un producto se resume en un valor de estas escalas. Esta valoración tiene la virtud de la claridad pero en numerosos casos el defecto de la excesiva simplificación. Intentaré explicarme: el uso de OCBs en cultivos hortícolas intensivos se basa en metodologías inoculativas donde se diferencian 3 (ó 4) fases: pre-introducción, introducción, crecimiento poblacional y equilibrio. Cada fase tiene sus peculiaridades que permiten la utilización selectiva, ó no, de un fitosanitario (selectividad temporal). En el periodo de pre-introdución nos encontramos en un periodo especialmente crítico debido a que no existen OCBs en el sistema, la planta está recién transplantada y un ataque de ciertas plagas o la difusión de una enfermedad o virus- transmitidos por un insecto, puede condicionar seriamente el futuro del cultivo. En este periodo el control de plagas deberá centrase en otros métodos y entre ellos los productos fitosanitarios siguen jugando un papel importante.

En este periodo el aspecto fundamental a valorar en un fitosanitario es su posible efecto sobre el establecimiento de futuras poblaciones de OCB que serán introducidas las próximas semanas. La palabra persistencia del producto es la palabra clave. El periodo de introducción-crecimiento es la fase más delicada de todas. La interferencia negativa de un producto fitosanitario puede condicionar el establecimiento de una población inicialmente pequeña y puede llevar el sistema al traste. Aun así, hemos de ser conscientes que no todas las plagas tienen en la actualidad un control económicamente viable basado en OCBs (caso de Spodoptera exigua) por lo que productos fitosanitarios de alta selectividad pueden ser necesarios en este periodo. Por último, en periodos de equilibrio, la población de OCBs esta bien establecida presentándose una mezcla de todos los estadios de desarrollo. En estas condiciones es posible utilizar productos con un cierto impacto negativo sobre los OCBs p.e. buscando el control de una plaga secundaria, conociendo que su población se recuperará rápidamente. En este apartado podríamos citar diversos ejemplos, pero me gustaría centrarme en el caso de los piretroides. Esta familia química parece "maldita" en las listas de selectividad de productos de origen IOBC (HASSAN et al., 1983, 1987, 1988) y de las compañías de enemigos naturales. Esto conduce a una "marginación" de una de las pocas familias de insecticidas que están consiguiendo, en general, llegar al anexo I en el proceso de registro. Existe diversa documentación donde se constatan las diferencias entre componentes de esta familia. Es bastante ejemplarizante el caso del sistema de control integrado de plagas en tomate al aire libre en Cataluña donde los piretroides pueden ser utilizados con un doble objetivo: el control de heliotis y paralelamente para la regulación de las poblaciones de míridos con potencial fitófago. Así, tenemos publicación de Castañé et al., 1996 donde los diversos piretroides evaluados sobre el mírido Dyciphus tamaninii se situaron entre valores de selectividad IOBC 1 (?Inocuo?) y 3 (?Moderadamente tóxico?) o la de Solans & Izquierdo (1997) en la misma línea. Otro ejemplo sobre la recuperación de poblaciones establecidas se ha generado en los ensayos realizados por la Universidad de Cartagena con Decis® (deltametrin EC 025) en pimiento (datos no publicados) y su impacto sobre las poblaciones de Orius laevigatus.

En la Figura 4 se puede observar que el impacto de la aplicación de Decis® fue ligero y transitorio y no condicionó sensiblemente la población presente de O. laevigatus. A pesar de ciertas visiones puramente biológicas el uso de insecticidas se plantea como una herramienta que permite dar solidez a un sistema integrado basado en OCBs. Para acabar de consolidar este concepto, un sistema integrado no es un sistema biológico y solo cabe recordar que el control de enfermedades en horticultura intensiva sigue estando centrado en el uso de fungicidas, mayoritariamente de síntesis.

Esta presentación no pretende ser un monográfico sobre las estrategias de integración de productos fitosanitarios en programas con OCBs; el tema es suficientemente complicado como para ocupar diversos monográficos. Aspectos como la formulación de los productos fitosanitarios (espolvoreos vs pulverizaciones, adyuvantes), sistemas de aplicación (pulverización foliar vs aplicación al agua de riego, presión de pulverización), dosis y número de aplicaciones, mezclas en tanque, etc. son ejemplos de una larga lista de aspectos a considerar al analizar esta temática. La búsqueda de una integración requiere de una equilibrada síntesis de conocimientos sobre OCBs y productos fitosanitarios. Este ejercicio es básico en la evolución de nuevos sistemas de control de plagas en cultivos hortícolas intensivos donde el objetivo es localizar, si es posible, los ?usos seguros? de un producto respecto a OCBs. Dada la diversidad de protocolos locales, estos usos pueden diferir entre cultivos y zonas, por lo que resulta complejo dar referencias generales. Aun así ciertos insecticidas "clásicos" tienen pocas oportunidades de adaptarse a estos sistemas basados en OCBs por lo que el desarrollo de nuevas materias activas con características diferentes, debe jugar un papel importante en un futuro próximo. La apuesta por parte de empresas con capacidad de investigación y desarrollo y la agilidad de los procesos de registro, se convierten en aspectos fundamentales en este proceso de innovación tecnológica.

Bayer Cropscience ha realizado una firme apuesta por el desarrollo de insecticidas selectivos en cultivos hortícolas intensivos. La realización de ensayos para verificar esta selectividad pasa por una fase interna, para posteriormente realizar colaboraciones externas. Estas últimas se centran en dos grandes grupos: empresas de comercialización de OCBs y Organismos /Institutos expertos de la administración. Ciertas empresas de comercialización de OCBs han jugado un papel importantísimo en el desarrollo y ajuste de sistemas integrados basados en OCBs en los cultivos hortícolas intensivos del sudeste español.

 

Empresas líderes como Koppert, Biobest y Bioline desarrollan programas donde el uso de productos fitosanitarios es una parte de la estrategia global y su participación es considerada como un componente de consolidación del sistema. Estas empresas disponen de información específica sobre sus recomendaciones de selectividad de productos fácilmente disponible mediante páginas web y que es una referencia a tener en consideración. Debido a las diferentes aproximaciones a este tema que pueden realizan las empresas de fitosanitarios respecto a las empresas de comercialización de OCBs, pueden generarse mensajes contradictorios que producen cierta confusión en el sector. La búsqueda de una visión consensuada y ajustada a los protocolos desarrollados en los sistemas hortícolas intensivos del sudeste español, ha sido uno de los objetivos de Bayer en el desarrollo de nuevos insecticidas durante los últimos años. La realización de ensayos conjuntos, con un acuerdo en la definición de protocolo, colaboración a nivel de ejecución de campo y análisis de los datos, permite consensuar las conclusiones y, por tanto, dar un mensaje común.

Por ejemplo, en el caso del insecticida Runner® (metoxifenocide SC 240) contra Spodoptera exigua, los ensayos se plantearon en la peor de las situaciones, conociendo de partida unas referencias excelentes de selectividad, con una doble aplicación separada 7 días en el periodo de introducción de los OCBs.

En la Figura 5 se muestran los resultados de un ensayo realizado con Koppert BS en pimiento, donde se puede apreciar que la aplicación de Runner® no afectó la dinámica de establecimiento de O. laevigatus y A. swirskii. Estos resultados nos permiten ajustar la valoración del producto (IOBC 1 ?Inofensivo? respecto O. laevigatus y A. swirskii), descartando otros valores generados en condiciones de laboratorio (menos realistas). En este caso es relativamente sencillo el análisis de los datos al tratarse de un producto que no interfiere en las poblaciones de las plagas huésped-presa de los OCBs analizados. La situación se complica cuando el producto analizado afecta la plaga que es alimento de un OCB. Esta situación es fuente de numerosas interpretaciones erróneas de ensayos, cuando se realiza una evaluación exclusivamente basada en la presencia de OCBs. Por ejemplo, al evaluar la población de sírfidos en plantas con pulgones, la posibilidad de encontrar más individuos en testigos sin tratar que en plantas tratadas con productos que maten los pulgones, que son la fuente de alimento del OCB, es evidentemente más alta. Una posible solución es el análisis de la relación presa-huésped/depredador-parasitoide. En el estudio de selectividad del insecticida-acaricida Oberon® (espiromesifen SC 240) se generaron datos interesantes en esta línea. Por ejemplo, en un ensayo en pimiento realizado con Koppert BS con aplicaciones en preinstalación e introducción de OCBs se observó al analizar la evolución de las poblaciones de A. swirskii una tendencia similar en su dinámica, pero unas magnitudes diferentes durante las evaluaciones posteriores a los tratamientos de Oberon®. La interpretación de esta situación está muy ligada a la dinámica de una de las presas de A. swirkii: la mosca blanca. En la Figura 6 se puede observar que la población de mosca blanca (ninfas de B. tabaci) en las parcelas de Oberon® no siguió la tendencia de incremento que se observa en la zona control (tratada con productos comerciales) hasta que la actividad de los OCBs fue capaz de reducir significativamente la población de la plaga. Esta mayor eficacia es un aspecto importante desde el punto de vista agronómico, pero puede afectar la dinámica de especies que se alimenten de esta plaga como A. swirskii. Es bien conocido por trabajos previos, que la respuesta funcional de A. swirskii está muy influida por la disponibilidad de presa (BELDA & CALVO, 2006). En la Figura 6 se presenta también la evolución de las poblaciones de este fitoseido depredador. Las tendencias de crecimiento en las dos zonas son bastante similares, siendo en magnitud absoluta menor el número de fitoseidos en las evaluaciones durante la fase de crecimiento igualándose los valores sobre el 20 de septiembre. El comportamiento en las parcelas de Oberon® puede justificarse por diversas vías; en primer lugar se podría suponer un cierto efecto negativo de los tratamientos de Oberon® sobre el desarrollo de las poblaciones de A. swirskii. Bajo esta suposición, en los momentos en que se observa una mayor diferencia entre las poblaciones (días posteriores al segundo bloque de tratamientos de Oberon®) se observa una reducción del 30-32% que implicaría una clasificación del producto como ?Ligeramente Tóxico, 2? según la clasificación de la OILB. Si tenemos en consideración la relación presa (ninfas mosca blanca)-depredador, los valores que se obtienen son francamente más favorables a las parcelas de Oberon® (pe. 1,04 en control vs. 0,5 en Oberon® el 6 de septiembre), de lo que debe desestimarse una valoración negativa del efecto de Oberon®. Según estos resultados y prescindiendo de clasificaciones toxicológicas, se puede considerar que los efectos de Oberon® sobre A. swirskii no merman el potencial de éste para eliminar las poblaciones de mosca blanca en una situación real de control biológico en campo.

Por último me gustaría destacar la actividad de Institutos, universidades y centros expertos de tipo oficial. Estos centros pueden desarrollan líneas de investigación y desarrollo en el entorno de la protección de cultivos desde una posición neutral (no ligada a parámetros empresariales). Su colaboración en el desarrollo de información sobre la selectividad de productos fitosanitarios en sistemas con presencia de OCBs debe jugar un papel destacado. Esta actividad queda condicionada a las prioridades de los proyectos desarrollados por estos centros y la visión general de la protección de cultivos de las personas que forman parte de estos centros. La innovación en el entorno local requiere un esfuerzo de todos en el establecimiento de puentes de aproximación y colaboración más estrechos.

El control de plagas y enfermedades en cultivos intensivos es un proceso con un alto dinamismo y los requerimientos técnicos son cada día son más altos.

Creemos que los productos fitosanitarios seguirán teniendo un papel destacado en estos sistemas de control pero diferente al pasado. Su selectividad y definición de uso seguro respecto a los OCBs es un aspecto clave. Bayer Crop-Science apuesta por la innovación y el desarrollo de soluciones de control sostenibles de futuro en el sector de la horticultura intensiva.

 

BIBLIOGRAFÍA

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