Tras doce años de creciente aceptación por los agricultores y satisfacción por los usuarios, la aplicación a la mejora de plantas de los conocimientos sobre la moderna biotecnología ha aportado importantes beneficios que incluyen 1) mayor eficiencia productiva, 2) maíz de mayor calidad en zonas con problemas de taladros, y 3) mayor sostenibilidad al reducir el impacto de cada Tm de grano producido. Las posibilidades de que los agricultores españoles puedan optar a nuevas oportunidades con estas tecnologías pasan por el cumplimiento responsable de las Buenas Prácticas recomendadas.

12 años de conocimientos y sostenibilidad

Las plantas modificadas genéticamente (MG o transgénicas) puestas en el mercado durante los últimos 12 años son mucho mejor conocidas ?en aspectos como el ADN introducido, la composición de la planta, su seguridad, o su valor nutritivo- que otras variedades domesticadas y mejoradas por el hombre usando cruces, mutaciones u otras técnicas. Sin embargo, los recelos de ciertos grupos con más influencia en los medios que interés en presentar nuevas alternativas, han creado una imagen de desconfianza frente a ellas que no se corresponde con la realidad de sus resultados.

Un frío análisis de esta tecnología, cuyo empleo ha pasado de 2 millones de ha en 1996 a unos 110 millones de ha en 2007 ?y ninguna cosecha se ha quedado sin vender- debería concluir con resultados positivos, especialmente cuando el mayor número de agricultores que compran las nuevas variedades MG se encuentra en países como India y China. Durante los primeros 10 años, el empleo de variedades MG protegidas contra insectos ha reducido la aplicación de insecticidas en 224 millones de kg, reduciendo la huella ambiental asociada con los pesticidas en > 15% (BROOKES y BARFOOT, 2006). Ya en 2005, el uso de variedades MG tolerantes a herbicidas de amplio espectro había facilitado las operaciones de cultivo, reduciendo el consumo de energía y las emisiones de CO2 en unos 8 millones de Tm, equivalentes al consumo de casi 4 millones de coches durante un año (BROOKES y BARFOOT, 2006). Estas mejoras en eficiencia y respeto al medio ambiente son realmente sostenibles, pues aunque en la mayoría de los casos las variedades transgénicas se han desarrollado por el sector privado, los beneficios han sido ampliamente distribuidos entre la industria, los agricultores y los consumidores (FAO, 2004).

En el caso de España, el empleo de las nuevas variedades MG se ha limitado hasta ahora al cultivo de maíces-Bt, protegidos contra las plagas de taladros, cuyo cultivo ha pasado de 22.317 ha en 1998 a más de 60.000 ha en 2007, obviamente concentradas en zonas con ataques de estas plagas, donde ofrecen una mayor eficiencia productiva y un menor riesgo de contaminación con fumonisinas (GENVCE, 2007) Figura 1.

Los resultados positivos en España durante estos 10 años de desarrollo han sido el resultado del buen hacer de la industria de semillas (primero Ciba-Syngenta con Bt176 y luego Monsanto, Pioneer Hi-Bred, Limagrain, Semillas Fitó, Maisadour y otras empresas con variedades derivadas de MON810), pues la comercialización está condicionada a unos Planes de Seguimiento. La compatibilidad con la producción integrada de las variedades MG protegidas contra plagas, basada en el empleo de un insecticida natural cuya expresión está confinada a los tejidos de la planta, merece un mayor respaldo de instituciones y asociaciones preocupadas por la conservación del medio ambiente. Precisamente las plantas MG que se usan o cultivan han sido evaluadas positivamente por las autoridades competentes europeas (ahora EFSA o Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria).

 

Novedades en tutela de las semillas

A pesar de los resultados positivos durante los últimos 12 años, la Unión Europea ha adoptado una estricta y compleja regulación, que discrimina a las variedades MG mejoradas con las tecnologías más avanzadas, y que podría reducir severamente los beneficios potenciales de las nuevas variedades, como se muestra en el Cuadro 1.

En este nuevo marco, tanto las empresas implicadas en el desarrollo de las modificaciones genéticas como las que incorporan las MG entre las opciones de sus catálogos de semillas tienen que adoptar mayores medidas de tutela que con las técnicas tradicionales para que su empleo sea completamente satisfactorio para sus clientes. De forma resumida, nos referimos a:

 

- Tutela en la fase de introducción, pues aunque las autoridades de países desarrollados (EE UU, Canadá, Japón, etc.) hayan aprobado la comercialización y consumo de las cosechas de una planta MG, la alta sensibilidad de los métodos de detección -consecuencia del mayor conocimiento sobre el ADN introducido- obliga a una introducción cuidadosa para que el comercio internacional no se vea perjudicado.

- Tutela en las fases de cultivo, promoviendo el respeto a las medidas indicadas en los Planes de Seguimiento, para que las Buenas Prácticas de Cultivo (refugios para retrasar el desarrollo de resistencias, coexistencia, trazabilidad y etiquetado) sean preferibles a normas de control administrativo más costosas.

- Tutela en la fase final de sustitución de una MG por otros productos, bien porque son sustituidos por otros mejores, o porque deja de interesar su renovación. Como los permisos europeos de comercialización contemplados por la Directiva 2001/18 o por el Reglamento 1829/2003 se limitan a un período de 10 años, es previsible en estos casos ?como ya ha ocurrido con Bt176?, que después de discontinuar la comercialización de semillas de una MG desaparezcan las tolerancias tras una fase transitoria de permisividad hasta un 0,9% para la presencia adventicia.

 

Buenas Prácticas para todos

Una modificación genética tiene que realizar un largo camino desde su desarrollo hasta llegar al consumidor final. Un ejemplo de cadena de valor podría ser el siguiente:

MG ? empresa de semillas ? distribuidor de semillas ? agricultor ? almacenista o comerciante de granos ? transportista ? empresa de alimentos para personas o para animales ? alimento o pienso MG ? consumidor final (personas a animales).

A pesar de que las plantas MG son hoy probablemente las mejor conocidas y más estrictamente evaluadas, es obligatorio en la Unión Europea un riguroso sistema de trazabilidad documental ?cada operador tiene la obligación de informar por escrito sobre la presencia de MG al operador siguiente que adquiere el producto?, y etiquetado para que los consumidores finales puedan elegir.

El etiquetado MG se requiere siempre que en una determinada fracción se supere el 0,9% de presencia adventicia de MG. Este umbral de etiquetado para otros parámetros que tampoco tienen que ver con la seguridad del producto, se definía de acuerdo con las prácticas normales de manejo; es el caso de la producción ecológica, que tolera hasta un 5 % de productos obtenidos con la agricultura convencional. Pero en este caso se invierte el proceso, y ha habido que ajustar las Buenas Prácticas de Cultivo, difundidas por las empresas de semillas en un texto único incluido en los sacos de las variedades afectadas, al umbral del 0,9%.

La exigencia del etiquetado MG para alimentos ha cumplido ya 10 años y se van a cumplir cuatro años de la obligatoriedad del etiquetado MG también para piensos o para fracciones alimentarias analíticamente idénticas. Es discutible si el sistema ha facilitado su objetivo de la libertad de elección para los consumidores, pero la convivencia de las dos formas de mejora de semillas ?la que permite el empleo de la moderna biotecnología y la que la excluye- puede calificarse de satisfactoria para las MG autorizadas, como los maíces-Bt que se han cultivado en España durante los últimos 10 años, pues no tenemos noticia de conflictos legales por problemas de coexistencia. Las razones más importantes para este éxito pueden ser que en las zonas de siembra de los maíces-Bt el uso más importante de la cosecha es la elaboración de piensos con etiqueta MG (prácticamente obligatoria si también incluye fracciones de soja), y que las empresas que han querido evitar el etiquetado MG han tomado iniciativas para reducir la presencia adventicia muy por debajo del umbral del 0,9%, estableciendo acuerdos específicos con grandes explotaciones o agrupaciones de agricultores.

La Comisión Europea publicó en 2003 una serie de opciones aplicables tanto a agricultores como para algunos operadores con el fin de que las producciones conteniendo MG, o sin ellas, puedan coexistir. Algunos estados miembros han publicado posteriormente normas obligatorias para el cultivo de variedades MG, que suelen ser mucho más caras y estrictas para los agricultores que para los operadores que almacenan, transportan o transforman los productos de las cosechas MG. Puesto que no hay evidencia en España de conflictos legales entre agricultores o entre operadores, achacables a problemas de coexistencia con las MG autorizadas, las Buenas Prácticas que de forma eficiente aplican los operadores que trabajan con los productos de las cosechas MG deberían ser suficientes para no penalizar más a los agricultores de nuestro país.

 

Oportunidades para mejorar la sostenibilidad

En un contexto de demandas crecientes para granos de maíz y otros cultivos, para satisfacer las demandas de la alimentación humana, alimentos para animales y uso para obtener biocombustibles, la sostenibilidad pasa por reducir elimpacto global de cada Tm de grano producido.

Las variedades MG autorizadas deben contribuir a este objetivo, pues no hay evidencia de que causen efectos adversos sobre la salud humana o el medio ambiente (EFSA1), y pueden:

 

- reducir las aplicaciones insecticidas, con variedades MG resistentes a plagas.

- mitigar las emisiones de CO2, al facilitar la agricultura de conservación con variedades MG tolerantes a herbicidas sin efecto residual.

- mejorar la eficiencia productiva con las opciones anteriores y otras que están en desarrollo como tolerancia a sequía, que reducen la superficie y otros recursos necesarios para obtener cada tonelada de grano.

 

BIBLIOGRAFÍA

BROOKES, G. y P. BARFOOT, 2006. Global Impact of Biotech Crops: Socio-Economic and Environmental Effects in the First Ten years of Commercial Use. AgBioForum, 9: 139-151.

FAO, 2004. El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2003-2004. La biotecnología agrícola: ¿una respuesta a las necesidades de los pobres?. FAO, Roma, 227 p.

GENVCE, 2007. Resultados de nuevas variedades de maíz para grano en España. Vida Rural, 245: 70-75.

GÓMEZ BARBERO, M., J. BERBEL y E. RODRÍGUEZ CEREZO, 2006. Estudio empírico de la adopción y el rendimiento agronómico/económico del primer cultivo transgénico en la Unión Europea (Maíz Bt en España). Actas BIOSPAIN/BIOTEC 2006: 130.

NOVILLO, C., F.J. FERNÁNDEZ-ANERO y J. COSTA, 2003. Resultados en España con variedades de maíz derivadas de la línea MON 810, protegidas genéticamente contra taladros. Boletín de Sanidad Vegetal Plagas, 29: 427-439.

NOVILLO, C. y J. COSTA, 2006. Seguridad del maíz MON 810, genéticamente protegido contra taladros. Cuaderno Técnico nº 2 (Edición 10º aniversario). Monsanto Agricultura España, S.L., Madrid 51 p.

SERRA, J., A. LÓPEZ y J. SALVA, 2006. Varietats de blat de moro genèticament modificades (GM), amb resistència al barrinadors: Productivitat i altres paràmetres agronòmics. Dossier Tècnic del DARP, Generalitat de Catalunya nº 10: 13-18.

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